2023-02-24 COLAS DEL QUIEBRAJANO DESDE LOS CORTIJUELOS
near Carchelejo, Andalucía (España)
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Trail photos
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Itinerary description
Esta es una ruta que, por mucho que la repitas, nunca te defrauda.
Incorpora senderos muy claros junto a zonas de cresteo en las que todos los participantes han de colaborar para encontrar el mejor paso, pues se conoce la dirección, pero la abundancia de encinas y matorral salvajes entre farallones rocosos hace complicado el avance.
Desde El Cortijuelo es fácil seguir el sendero hasta los miradores del Quiebrajano. Existe un camino de herradura que mantiene intactas muchas de sus hormas de piedra seca.
Tras retroceder hacia la bifurcación de subida para el cresteo, la marcha se vuelve más lenta, tanto por la pendiente, como por lo intrincado del terreno y la vegetación. Aun así, hay rastros de sendas de animales. Al llegar arriba, observaremos desde las alturas unas primeras panorámicas excepcionales. Para avanzar hacia el vasar, y ante la duda, es preferible seguir siempre por la izquierda, aunque haya que descender de cota un poco, para evitar el precipicio y posibles accidentes.
Poco antes de llegar al vasar encontraremos una zona despejada de maleza en la que hay un hito de piedras. Observaremos que desde aquí parte un camino en ligera bajada que parece invitar a seguirlo. Pero es mejor continuar ladera arriba, que también está despejada, pues en poco tiempo, y sin trepadas, llegaremos a nuestro objetivo.
El vasar es una auténtica atracción por su espectacularidad. Es para caminar por él recreándose en las vistas y en el vuelo de los buitres, que tienen allí sus nidos. Eso sí, nadie que sufra de vértigo debería exponerse a pasarlo, porque no lo disfrutaría. Y tampoco es recomendable atravesarlo sobre piedra resbaladiza en caso de lluvia, hielo o nieve.
Una vez en el collado, seguiremos el sendero que baja por la cañada del Sabinar, recorriendo parte del GR-7. Al llegar al puente del Valdearazo, haremos una incursión en las colas del pantano, que este año tan seco nos permite adentrarnos mucho más de lo habitual en él.
Volveremos sobre nuestros pasos para recorrer la ladera del barranco de Pitillos, a veces por simples senderos, otras, por escalones practicados en la piedra y protegidos por barandillas de cuerda. Hay que estar atentos para no perderse en el otro lado del barranco las figuras de ajedrez, esas enormes formas pétreas que parecen piezas del tablero.
Una vez cruzado de nuevo el río por un puente de hormigón, comienza el ascenso por pista terriza.
Nosotros, para quitarnos kilómetros por esta, atrochamos por una ladera cubierta de pinar y olivos. Requiere de un gran esfuerzo, debido a la pendiente, pero evita el recorrido tedioso por la pista.
Tras una nueva trocha, pero más corta, llegamos al inicio del sendero que nos llevará hacia la Piedra del Palo. Su trazado se ajusta perfectamente al terreno, venciendo los obstáculos que se presentan.
Una vez en el collado, y tras reponer fuerzas, queda subir por otra dura pendiente. Es la última, así que se hace con ganas, ante la certeza de que las vistas panorámicas merecerán la pena. Y así es. Desde la altura observamos de nuevo el pantano y las cimas vecinas.
A partir de aquí el camino se aligera bastante. Entre encinas alcanzamos el collado del Sabinar. Y no hay más que seguir el sendero del GR-7 hasta llegar de nuevo al Cortijuelo.
De vuelta hacia el lugar en el que hemos dejado el coche, resta comentar con nuestros compañeros lo espléndido de la jornada.
Incorpora senderos muy claros junto a zonas de cresteo en las que todos los participantes han de colaborar para encontrar el mejor paso, pues se conoce la dirección, pero la abundancia de encinas y matorral salvajes entre farallones rocosos hace complicado el avance.
Desde El Cortijuelo es fácil seguir el sendero hasta los miradores del Quiebrajano. Existe un camino de herradura que mantiene intactas muchas de sus hormas de piedra seca.
Tras retroceder hacia la bifurcación de subida para el cresteo, la marcha se vuelve más lenta, tanto por la pendiente, como por lo intrincado del terreno y la vegetación. Aun así, hay rastros de sendas de animales. Al llegar arriba, observaremos desde las alturas unas primeras panorámicas excepcionales. Para avanzar hacia el vasar, y ante la duda, es preferible seguir siempre por la izquierda, aunque haya que descender de cota un poco, para evitar el precipicio y posibles accidentes.
Poco antes de llegar al vasar encontraremos una zona despejada de maleza en la que hay un hito de piedras. Observaremos que desde aquí parte un camino en ligera bajada que parece invitar a seguirlo. Pero es mejor continuar ladera arriba, que también está despejada, pues en poco tiempo, y sin trepadas, llegaremos a nuestro objetivo.
El vasar es una auténtica atracción por su espectacularidad. Es para caminar por él recreándose en las vistas y en el vuelo de los buitres, que tienen allí sus nidos. Eso sí, nadie que sufra de vértigo debería exponerse a pasarlo, porque no lo disfrutaría. Y tampoco es recomendable atravesarlo sobre piedra resbaladiza en caso de lluvia, hielo o nieve.
Una vez en el collado, seguiremos el sendero que baja por la cañada del Sabinar, recorriendo parte del GR-7. Al llegar al puente del Valdearazo, haremos una incursión en las colas del pantano, que este año tan seco nos permite adentrarnos mucho más de lo habitual en él.
Volveremos sobre nuestros pasos para recorrer la ladera del barranco de Pitillos, a veces por simples senderos, otras, por escalones practicados en la piedra y protegidos por barandillas de cuerda. Hay que estar atentos para no perderse en el otro lado del barranco las figuras de ajedrez, esas enormes formas pétreas que parecen piezas del tablero.
Una vez cruzado de nuevo el río por un puente de hormigón, comienza el ascenso por pista terriza.
Nosotros, para quitarnos kilómetros por esta, atrochamos por una ladera cubierta de pinar y olivos. Requiere de un gran esfuerzo, debido a la pendiente, pero evita el recorrido tedioso por la pista.
Tras una nueva trocha, pero más corta, llegamos al inicio del sendero que nos llevará hacia la Piedra del Palo. Su trazado se ajusta perfectamente al terreno, venciendo los obstáculos que se presentan.
Una vez en el collado, y tras reponer fuerzas, queda subir por otra dura pendiente. Es la última, así que se hace con ganas, ante la certeza de que las vistas panorámicas merecerán la pena. Y así es. Desde la altura observamos de nuevo el pantano y las cimas vecinas.
A partir de aquí el camino se aligera bastante. Entre encinas alcanzamos el collado del Sabinar. Y no hay más que seguir el sendero del GR-7 hasta llegar de nuevo al Cortijuelo.
De vuelta hacia el lugar en el que hemos dejado el coche, resta comentar con nuestros compañeros lo espléndido de la jornada.
Waypoints
Aparcamiento junto a GR7
BIFURCACIÓN PARA CRESTEO
Cruce en GR-7
PUERTA EN LA VALLA
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