2021-02-20 08:20 Del Neveral a la cascada de arroyo de la Cueva
near Caño Quebrado, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta que transcurre íntegramente por pistas y senderos entre los términos municipales de Jaén y Torredelcampo, para acceder al arroyo de la Cueva, visitar su cascada y regresar.
Partimos del área recreativa del Neveral, tomando el sendero PR-A 126, que nos hará ir entrando poco a poco en calor, mientras nos acerca a contemplar en la distancia los restos del Cortijo de la Fuente de la Zarza. Su visión inspira el pensamiento sobre la fragilidad de las cosas cuando el avance de los tiempos cambia el sistema de producción.
Entre caminos y senderillos, casi sin darte cuenta nuestra ruta empieza a inclinarse hacia arriba, para hacer una primera parada en la Casa del Vicario. Aunque no habitada, mantiene el aspecto de bien conservada. A partir de aquí seguiremos el mismo carril, que sigue subiendo para hacerte romper a sudar, si no lo habías hecho ya, hasta encontrar una intersección que a la derecha se abre hacia la vereda de los Seis. Es este un camino estrecho que asciende entre arbolado y maleza, pero que se sigue bien y además brinda sombra. Da mucha alegría cuando culminas la subida y empiezas a descender, para encontrar los restos de un antiguo cortijo, con un abrevadero de dos cuerpos de bañera, más adelante.
A partir de aquí el sendero cuesta abajo se volverá más sinuoso y en pendiente, mientras nos adentramos en un bosque que volverá todo más impermeable a la luz del sol.
Tras esa bajada vertiginosa, llegaremos al arroyo de la Cueva, donde se muestra un sendero que seguiremos a nuestra izquierda para remontarlo en dirección a la cascada, sin cruzar en ningún momento el cauce. Poco antes de llegar a esta, observaremos que un sendero cruza el arroyo. Por el margen de la derecha lleva al Megatín, y hemos de olvidarnos de él. Por el margen de la izquierda, que es por donde caminamos nosotros, nos servirá para emprender el regreso cuando hayamos terminado la visita a la catarata.
Todo el entorno es un gran bosque de galería que te sorprende y te lleva a imaginar que estás muy lejos del punto desde el que partimos. El verdor es casi insultante a la vista. Un pequeño oasis en la inmensidad de olivos.
La cascada no siempre está en su esplendor. En nuestro caso, hacía tan solo dos días que se veía caer abundante agua, pero hoy ya no. Así pues, se trata de un fenómeno estacional que depende de las lluvias. Aun así, las paredes lucen un musgo verdoso que indica humedad y hay pozos de agua en el cauce. Hay que tener cuidado con los resbalones sobre la piedra mojada, cuando nos acercamos a ver la catarata.
Tras la visita a nuestro objetivo, regresamos sobre nuestros pasos para, como digo, subir por el sendero que vimos al pasar hacia la caída de agua. Este nos lleva a ascender por otra cuestecilla de las que requieren tranquilidad para llegar arriba. Se suavizará cuando por fin confluye en una intersección con un camino hecho por rodadas de vehículos. Lo seguiremos hacia la izquierda, para adentrarnos otra vez en el bosquecillo junto al cual se halla el cortijo en ruinas por donde pasamos anteriormente. Desde aquí toca recorrer el mismo sendero de la ida, en principio cuesta arriba, hasta que alcanzamos la otra ladera y la inercia de la cuesta abajo te exige poner a prueba tus cuádriceps. Al llegar a la nueva intersección, seguiremos el carril a la derecha, puesto que por la izquierda volveríamos a la Casa del Vicario.
Así rodearemos un gran olivar que es como una extraña isla en medio de los pinares. En este carril nos toparemos con un paso con cadena para impedir que lleguen vehículos, pero en su lado derecho se ha habilitado un acceso peatonal.
Aunque llevamos ya unos minutos en subida, el verdadero cuestarrón llega después, cuando el cansancio en las piernas empieza a hacer mella. Se trata de otra subida que hay que tomarse con calma, pues al final alcancemos la pista forestal donde todo se volverá ligero.
No hay más que seguir en dirección al Neveral y al área recreativa. Pero antes, al llegar al primer merendero, escogeremos entre continuar por la misma pista o por el sendero que hay junto a los depósitos de agua.
Aunque en los datos no se muestra, nosotros hicimos la ruta en 4 horas y 31 minutos, de los cuales 3 horas y 29 minutos fueron en movimiento.
Partimos del área recreativa del Neveral, tomando el sendero PR-A 126, que nos hará ir entrando poco a poco en calor, mientras nos acerca a contemplar en la distancia los restos del Cortijo de la Fuente de la Zarza. Su visión inspira el pensamiento sobre la fragilidad de las cosas cuando el avance de los tiempos cambia el sistema de producción.
Entre caminos y senderillos, casi sin darte cuenta nuestra ruta empieza a inclinarse hacia arriba, para hacer una primera parada en la Casa del Vicario. Aunque no habitada, mantiene el aspecto de bien conservada. A partir de aquí seguiremos el mismo carril, que sigue subiendo para hacerte romper a sudar, si no lo habías hecho ya, hasta encontrar una intersección que a la derecha se abre hacia la vereda de los Seis. Es este un camino estrecho que asciende entre arbolado y maleza, pero que se sigue bien y además brinda sombra. Da mucha alegría cuando culminas la subida y empiezas a descender, para encontrar los restos de un antiguo cortijo, con un abrevadero de dos cuerpos de bañera, más adelante.
A partir de aquí el sendero cuesta abajo se volverá más sinuoso y en pendiente, mientras nos adentramos en un bosque que volverá todo más impermeable a la luz del sol.
Tras esa bajada vertiginosa, llegaremos al arroyo de la Cueva, donde se muestra un sendero que seguiremos a nuestra izquierda para remontarlo en dirección a la cascada, sin cruzar en ningún momento el cauce. Poco antes de llegar a esta, observaremos que un sendero cruza el arroyo. Por el margen de la derecha lleva al Megatín, y hemos de olvidarnos de él. Por el margen de la izquierda, que es por donde caminamos nosotros, nos servirá para emprender el regreso cuando hayamos terminado la visita a la catarata.
Todo el entorno es un gran bosque de galería que te sorprende y te lleva a imaginar que estás muy lejos del punto desde el que partimos. El verdor es casi insultante a la vista. Un pequeño oasis en la inmensidad de olivos.
La cascada no siempre está en su esplendor. En nuestro caso, hacía tan solo dos días que se veía caer abundante agua, pero hoy ya no. Así pues, se trata de un fenómeno estacional que depende de las lluvias. Aun así, las paredes lucen un musgo verdoso que indica humedad y hay pozos de agua en el cauce. Hay que tener cuidado con los resbalones sobre la piedra mojada, cuando nos acercamos a ver la catarata.
Tras la visita a nuestro objetivo, regresamos sobre nuestros pasos para, como digo, subir por el sendero que vimos al pasar hacia la caída de agua. Este nos lleva a ascender por otra cuestecilla de las que requieren tranquilidad para llegar arriba. Se suavizará cuando por fin confluye en una intersección con un camino hecho por rodadas de vehículos. Lo seguiremos hacia la izquierda, para adentrarnos otra vez en el bosquecillo junto al cual se halla el cortijo en ruinas por donde pasamos anteriormente. Desde aquí toca recorrer el mismo sendero de la ida, en principio cuesta arriba, hasta que alcanzamos la otra ladera y la inercia de la cuesta abajo te exige poner a prueba tus cuádriceps. Al llegar a la nueva intersección, seguiremos el carril a la derecha, puesto que por la izquierda volveríamos a la Casa del Vicario.
Así rodearemos un gran olivar que es como una extraña isla en medio de los pinares. En este carril nos toparemos con un paso con cadena para impedir que lleguen vehículos, pero en su lado derecho se ha habilitado un acceso peatonal.
Aunque llevamos ya unos minutos en subida, el verdadero cuestarrón llega después, cuando el cansancio en las piernas empieza a hacer mella. Se trata de otra subida que hay que tomarse con calma, pues al final alcancemos la pista forestal donde todo se volverá ligero.
No hay más que seguir en dirección al Neveral y al área recreativa. Pero antes, al llegar al primer merendero, escogeremos entre continuar por la misma pista o por el sendero que hay junto a los depósitos de agua.
Aunque en los datos no se muestra, nosotros hicimos la ruta en 4 horas y 31 minutos, de los cuales 3 horas y 29 minutos fueron en movimiento.
Waypoints
Waypoint
2,778 ft
intersección arriba a la derecha
Waypoint
2,936 ft
intersección a la derecha
entramos en la vereda de los Seis.
Waypoint
2,611 ft
sendero del arroyo de la Cueva
siempre en el marquen izquierdo, según sentido de nuestra marcha
Waypoint
2,376 ft
intersección a la derecha
Waypoint
3,063 ft
intersección con pista. Izq.
Waypoint
3,141 ft
sendero sin pérdida
Waypoint
3,205 ft
pista forestal
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