2019-11-30 San Miguel Alto, Abadía del Sacromonte, camino Mozarabe, Jesús del Valle y senderos de las acequias

Bonita ruta otoñal que aúna patrimonio, naturaleza e historia. Partiendo de la ermita de San Miguel Alto, con unas vistas privilegiadas sobre la ciudad de Granada y un fácil aparcamiento, descendemos por preciosas veredas entre colinas plagadas de cuevas, -muchas de ellas habitadas por quienes buscan un modo de vida diferente al que la actual civilización les ofrece- pasando por el impresionante edificio de la abadía del Sacromonte y una bajada por un camino empedrado donde varias cruces de piedra observan nuestro paso hasta la capilla del Santo Sepulcro.
La abadía del Sacromonte actualmente es hoy residencia de canónigos, parroquia y museo eclesiástico, aunque para buscar su origen hay que remontarse al año 1595 cuando en el monte Ilupitano (actualmente el Sacromonte), se encontraron las reliquias de San Cecilio, discípulo del Apóstol Santiago,​ así como unas placas de plomo escritas en árabe, conocidas como los libros plúmbeos, estos se encontraron en unos hornos de época romana. La repercusión que tuvo este hallazgo fue enorme. El extraordinario fermento que siguió culminó con la elevación de numerosas cruces, alrededor de unas 1.200 levantadas por los gremios y artesanos, de las cuales hoy quedan sólo cinco. Muchas de estas cruces fueron donadas a los franciscanos que, en el año 1633, realizaron en el camino que unía la ciudad al Sacromonte, un vía crucis que terminaba en una pequeña capilla dedicada al Santo Sepulcro. El lugar se convirtió en centro de peregrinación. A partir de esa fecha se acometieron las primeras obras con el desenterramiento de las cuevas para posteriormente reforzar y valorar aquellas en donde se tenía constancia de que había sido lugar de martirio. Son las llamadas Santas Cuevas. A comienzos del siglo XVII, sobre estas, se construyó la abadía que tuvo gran importancia como complejo cultural y religioso y cuya sucesiva decadencia provocó también la desaparición del Sacromonte del que se conserva, como único testimonio, la cruz erigida por los franciscanos. https://es.wikipedia.org/wiki/Abad%C3%ADa_del_Sacromonte

Desde aquí, iniciamos el camino Mozarabe, un cómodo paseo por asfalto, entre huertas y casas de campo, y un breve tramo de camino, hasta virar al sur para atravesar un puente sobre el Darro que dará paso a una preciosa vereda entre un bosque de galería. Tras un nuevo paso por otro puente y un vadeo sin mucha complicación, desembocamos en un camino entre olivos y un nuevo vadeo, pero esta vez, el caudal de río obliga a descalzarnos a varios de nosotros para poder cruzar, mientras otros optamos por buscar un camino alternativo al sur, con cierta dificultad por lo embarrado de la pequeña vereda de ascenso hasta enlazar con la que desciende al camino del cortijo de Jesús del Valle.
Este impresionante ruina es lo que queda de una hacienda-cortjijo creada por los jesuitas a partir del siglo XVI, uno de los mejores ejemplos de este tipo de estructuras de la época y clave para el estudio de las explotaciones agrícolas y ganaderas de la Iglesia y del papel económico que jugó la Compañía de Jesús en aquellos siglos. El cortijo consta de un edificio principal, la hacienda propiamente dicha, donde hubo en su día un molino de aceite, otro de harina, lagar y corrales. Y una segunda zona destinada a residencia de los jesuitas. Todo ello rodeado de lo que en su día fueron abundantes tierras de labor.
https://www.20minutos.es/noticia/34283/0/ruinas/Jesus/monumento/

Desde aquí iniciamos la vuelta por la vereda que aparece en los mapas, que aunque existente en un primer momento, luego se difumina hasta obligarnos a volver al camino de ida, y desandarlo hasta donde sabemos existe una senda que asciende hasta la zona de las antiguas acequias de la cara norte del cerro del Sol. Desde aquí intentamos seguir el track que llevábamos como guia
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ermita-de-san-miguel-alto-fuente-del-avellano-jesus-del-valle-dehesa-del-sacromonte-19365142
pero, lo embarrado del terreno y lo poco clara de la vereda que el autor de estre track siguió nos obliga a ir improvisando por esta trama de veredas, coincidentes la mayor parte de ellas con alguna de las 4 acequias que llevaban el agua desde el río hasta la zona palaciega de la Alhambra y el Generalife.
http://alhambrapatronato.es/fileadmin/PAG/conoce_alhambra/pieza_mes/2010_abril_Acequia_Real.pdf

Para terminar por el camino de la fuente del Avellano, breve visita a los jardines del palacio de los Córdoba para, finalmente, ascender hacia el barrio del Albaicin donde poner punto y final a esta interesante y completa ruta, con una cervecita -o dos- con sus respetivas tapas granadinas.

Desde aquí ya solo nos queda escasamente un kilómetro hasta el punto donde iniciamos por la mañana.