2018-10-03 El Encinarejo (Sierra de Andújar)

Esta ruta atraviesa la finca privada del Encinarejo aprovechando el recorrido tanto del Cordel de Mestanza como de algún otro camino que discurre paralelo al río Jándula, más o menos coincidente con la Colada del Puente de la Virgen, que nos permite realizar un trayecto circular para la observación de fauna. Debemos guardar silencio, evitar molestias a la fauna silvestre y respetar la propiedad, dejando las puertas cerradas y pidiendo los permisos oportunos.
Calurosa tarde de "veroño" en la Sierra de Andújar, con 31º al inicio de ruta, hemos realizado nuestra ya clásica excursión de berrea por el entorno del Encinarejo, en esta ocasión con la participación de Toñi, María José, Lola, Francisco, Quique, Juan, José Ignacio, Rubén y los Pacos. Nada más llegar nos encontramos con los rabilargos, arrendajos, urracas, mirlos, pinzones y palomas torcaces. Cruzamos el río Jándula para asomarnos al pantano del Encinarejo, la presa desembalsa alguna cantidad de agua. Tras hacernos las fotos de grupo nos asomamos al poblado del Encinarejo donde encontramos la ya conocida manada de ciervos recintada tras la ermita, enseguida llega su cuidador para darles de comer, es fácil entender porqué los animales permanecen aquí, donde además disfrutan de agua, sombra y tranquilidad. Hay que respetar la propiedad y no acercarnos a los animales para no asustarlos.
Entramos en la finca del Encinarejo a través del cordel de Mestanza y cogiendo el camino que discurre entre fresnedas paralelo al río, abrimos y cerramos las puertas que encontramos a nuestro paso, por un camino que al parecer pertenece a Ferrocarriles Españoles, posiblemente en relación al antiguo proyecto ferroviario que no llegó a realizarse, aunque sí se ejecutaron algunas obras y expropiaciones.
Al sur de la finca damos vista a la casa del Encinarejo Alto y detrás nuestro divisamos el Santuario de la Virgen de la Cabeza, mientras, cruzamos una estupenda dehesa de encinas densamente poblada de ciervos y gamos. Los abrevaderos y comederos dispuestos por toda la dehesa contribuyen a mantener una gran población de animales. También abundan los conejos, a los que se les han construido vivares artificiales para favorecer su establecimiento, esto sin duda contribuirá a que los linces campeen por esta zona al acecho de sus presas. Mientras se acerca el ocaso los ciervos braman reclamando su arena y su harén. Sorprendemos el bando de perdiz roja que enseguida levanta el vuelo.Cae la noche y algunas de las torcaces que ya habían elegido su dormidero en la copa de las encinas levantan el vuelo asustadas por nuestra presencia. Las últimas luces del ocaso se reflejan en las aguas del Jándula.