2015-02-15 BAÑOS DE POPEA Y ARROYO BEJARANO

Desde Córdoba nos desplazamos hasta Santa María de Trassierra, por la Carretera CP-021, y aparcamos en esta misma carretera.
En el recorrido por esta carretera entre Córdoba y Santa María de Trassierra, hay que tener mucho cuidado, pues es una carretera de montaña, frecuentada por numerosos ciclistas, por lo que si no se presta atención podemos vernos involucrados en un accidente, ya que algunos se comportan de forma bastante temeraria.
Iniciamos nuestro recorrido en dicha carretera, la cual abandonamos por la izquierda, en la Calle Poeta Juan Ramón Jimenez, hasta otro camino que nos llevará hacia el Arroyo del Molino denominado así supongo porque cercano a su desembocadura en el río Guadiato, al parecer hay las ruinas de un viejo molino.
Llegamos a un cruce donde un cartel nos indica a la derecha hacia Cerro Muriano, y de frente anuncia los Baños de Popea a 900 m. debemos estar atentos, pues no volveremos a encontrar mas información. Seguimos por el camino ancho, y justo cuando este camino se convierte en sendero hay otro sendero a la izquierda que nos llevará hasta el cauce del Arroyo del Molino, conocido como Baños de Popea, donde podremos disfrutar de una serie de cascadas, algunos vestigios de construcciones antiguas y un bello paraje junto al arroyo. Cerca ya de la desembocadura del Arroyo en el Rio Guadiato, al parecer hay los restos del Molino del Molinillo, el cual no visitamos al estar el dia nublado y tener que atravesar el Arroyo, pero que en otra ocasión puede ser interesante de acercarse a verlo.
Llegamos a la margen derecha del rio Guadiato, la cual seguimos unos 400 m. y llegamos al Arroyo Bejarano, donde cogemos un sendero paralelo a su cauce, el cual atravesamos unos metros mas adelante.
En nuestra ascensión paralelos al Arroyo Bejarano, pronto encontramos un conjunto de simas y cuevas, siendo la mas interesante, una que esta por encima del camino. En este camino hay que tener cuidado pues hay una sima junto al sendero, y no tiene protección. Seguimos el sendero, y llega un punto en que se aparta del Arroyo, para algo mas adelante volverse a aproximar a su cauce, pasamos una cancela y pronto divisamos a nuestra izquierda los restos del Cortijo del Bejarano, y a nuestra derecha, los restos de una antigua fábrica de paños, difícil de ver por estar cubierta de vegetación.
Pasamos otra cancela, y giramos a la derecha por un camino ancho, pasamos una reja y algo mas adelante, nos encontramos con las ruinas de la Casa del Coronel, donde nace el Arroyo del Coronel, poco mas adelante pasamos una cancela y nos dirigimos a la zona de El Caño, y llegamos al Cortijo del mismo nombre, y que esta cercano al Arroyo del Molino, de cuya finca salimos por una cancela, en la que nos espera un viejo mastín que nos saluda cariñosamente.
Continuamos por un camino en dirección oeste, por el que llegamos a la Fuente del Elefante.
Este manantial debe su nombre a una escultura de piedra de un elefante de época califal que al parecer mandó construir el califa Abderramán III, que presidia este lugar, la cual se encuentra actualmente en el Museo Diocesano. Esta fuente formaba parte de una mansión de recreo de los califas cordobeses, quedando todavía restos de las conducciones hidráulicas. Los romanos construyeron el acueducto de Valdepuentes (Aqua Vetus Augusta), para llevar agua desde la fuente del Elefante y el Arroyo Bejarano hasta la ciudad de Corduva. Posteriormente los árabes reutilizaron este acueducto, para abastecer de agua a la ciudad de Medina Azahara. La fuente se encuentra en el paleopolje de la Escarabita, una gran depresión de roca caliza desprovista de vegetación, con una fractura de donde mana el agua que sustenta a la fuente.
Luego de visitar la fuente seguimos por el camino, cruzamos una reja holandesa, y en el siguiente cruce giramos a la izquierda, y algo mas adelante encontramos en camino de ida, el cual cogemos a la izquierda, para regresar a Santa María de Trassierra donde finalizamos nuestra ruta.
Como anécdota de esta ruta, cuando ya casi estábamos terminando, empezó a llover y un coche paró a nuestro lado para preguntarnos si queríamos subir para llevarnos hasta la población. Agradecimos su ofrecimiento, pero seguimos andando, ya que íbamos bien equipados, y no era cuestión de que por ahorrarnos unos metros bajo la lluvia dejarles el coche totalmente mojado, e incluso con algo de barro.