2012-10-10 De Pegalajar por Serrezuela de Mancha Real (S.ª Malpica) a S.ª Peña del Águila y Morrón
near Pegalajar, Andalucía (España)
Viewed 2634 times, downloaded 55 times
Trail photos
Itinerary description
Esta ruta admite variantes e incluso recortarla: el ocho de la ruta se puede convertir en dos rutas más cortas partiendo de la Ermita. La Serrezuela de Mancha Real o Sierra de Malpica estaba en mi mente hace tiempo. El diseño definitivo se hizo con las indicaciones y reportaje de Juan José Frías Mora (Autor del libro Senderismo Familiar), que me dio a conocer el antiguo camino del Corregidor (asesinado en el Portichuelo del Cajigal)y también la subida desde la Ermita hasta la curva de la carretera que lleva al mirador de Peña del Águila. La bajada desde la caseta de vigilancia en el Morrón se hizo sin sendero hasta enlazar a unos 400 m con una pista que se encontraba dentro de una valla, que saltamos. Al terminar la pista nos encontramos con el dueño de la finca que nos facilitó amablemente la salida.
EL PORTICHUELO DEL CAJIGAL.
Pegalajar no ha estado exento de sucesos violentos significativos en su historia. Algunos de ellos fueron relevantes en su época y dejaron huella en la documentación escrita, no así en la memoria que no suele llegar mucho más allá de dos o tres generaciones. Uno de estos sucesos sangrientos aconteció al corregidor de Jaén don Antonio de las Infantas y Córdoba, el 19 de octubre de 1662, cuando con un grupo armado se dirigía a Pegalajar a apresar a varios vecinos.
El hecho tuvo lugar abajo del "Portichuelo de Cajigal", término de Mancha Real, en el antiguo camino que, faldeando el monte de Malpica, comunicaba esta población con Pegalajar. Es el paso natural para caballerías entre Mancha Real y Pegalajar. La construcción de la carretera en la década de 1910 dejó de lado este pequeño puerto o portichuelo, buscó un mejor paso para vehículos y carruajes superando con obras de ingeniería la orografía del terreno.
El trazado del antiguo camino, antes de llegar al Puerto de las Siete Pilillas, iba un poco más arriba de la actual carretera. Subía al Portichuelo desde la curva que hay junto al “Agujero del Aire”, donde se encuentra un sondeo hidrológico. Desde esta curva el camino asciende el antiguo Portichuelo del Cajigal, conocido hoy por las Heladas o las Heladillas. El camino seguía por las Heladas y tras pasar junto a la Fuente de las Siete Pilillas tomaba el camino del Chorreadero hasta Pegalajar. En el mapa cartográfico 1:50.000 editado por el Instituto Geográfico y Estadístico en 1907 se puede observar este camino, del que aún quedan restos.
El lugar del antiguo Portichuelo del Cajigal está formado por una estrecha y larga meseta junto a una gran pared caliza con vegetación arbustiva. La altitud del macizo y la ubicación de la meseta al noroeste le dejan pocas horas de sol, permitiéndole mantener mayor humedad al terreno.
El topónimo Cajigal indica una vegetación arbórea con abundancia de quejigos (Quercus faginea), un tipo de árbol autóctono que suele encontrarse junta a la encina; es de hoja caduca con dientes poco profundos en su borde, que da como fruto bellotas cuya cúpula está recubierta con escamas aovadas. Su madera se ha empleado como combustible y sus hojas y frutos son aprovechados por el ganado. Suele ubicarse en lugares frescos. Es resistente a los rigores climáticos de frío, sequedad y contrastes térmicos.
En el pasado, el lugar debió albergar un bosque de encinas y quejigos, pero su desforestación y posterior roturación y cultivo acabó con casi todo el arbolado. El abandono del cultivo en la zona hace varias décadas ha permitido una lenta recuperación de la vegetación arbórea autóctona. Hoy presenta chaparros, encinas, algunos quejigos, junto con enebros y retamas en las zonas antes roturadas.
El Asesinato del Corregidor de Jaén en 1662.
El año 1662 se enmarca en el final del reinado de Felipe IV, que estuvo dominado por las campañas militares contra Francia, que concluyeron en 1659 con la Paz de los Pirineos, y contra Inglaterra y Portugal. Se le exigió un gran esfuerzo fiscal a los reinos peninsulares, en particular a Castilla. No obstante se produce la quiebra del sistema económico y financiero de la monarquía en diversas ocasiones, como en 1660 y 1662. Los servicios o impuestos extraordinarios provocaron disturbios en muchos lugares de la Corona. Ya en el invierno de 1652 hubo un inicio de alborotos en Pegalajar que fueron atajados por el corregidor de Jaén que envió a don Antonio Fernández de Viedma con guardas para mantener el orden[1]. La paciencia del exhausto pueblo de Pegalajar no pudo aguantar más cuando se decretó un nuevo servicio de 600.000 escudos de vellón en 1661 y otro más ese mismo año, unido a la devaluación de la moneda, y los vecinos se rebelaron cuando el juez don Manuel Méndez Correo acudió para cobrar la cuota de las rentas reales que correspondía a la población, con el que tuvieron "malos tratamientos". El juez denunció los hechos al Corregidor de Jaén, que acudió a Pegalajar con un grupo armado para apresar a los culpables. El Corregidor debió dirigirse primero a Mancha Real y allí pernoctar, por lo que no utilizó el camino principal que a través de las Coberteras comunicaba Jaén con Pegalajar y tomó el sendero que por el Portichuelo del Cajigal y el puerto de Letraña (las Siete Pilillas) enlaza Mancha Real y Pegalajar. Sin embargo, en el pueblo se tuvo conocimiento de su llegada y un grupo de rebeldes decidió cortarle el paso.
La emboscada tuvo lugar en la mañana del 19 de octubre de 1662, cuando el grupo del Corregidor iniciaba el ascenso al Portichuelo del Cajigal. Podría corresponder al poyo de las Heladas, por ser puerto pequeño o Portichuelo, pero posterior documentación ubican dicho puerto y emboscada en el camino real que a través del puerto alto comunica Mancha Real y Pegalajar. En el lado izquierdo de la subida, emboscados entre la vegetación, los rebeldes dispararon sus arcabuces y mataron al corregidor Antonio de las Infantas y a los guardas Antonio Gabuceo y Agustín de Herrera, e hirieron al guarda Juan Calderón. Aunque toda la nobleza de Jaén, ese mismo día salió en busca de los culpables, no pudieron hallarlos.
Por las investigaciones realizadas posteriormente se consideraron culpables directos de la emboscada a los vecinos de Pegalajar, Pedro de Valenzuela, Antonio Vacas Valenzuela, Pedro Vacas Catena, Pedro del Rio, Juan de Morales, Diego Mendo y Diego de Contreras; don Juan López de Mendoza, vecino de Jaén; y Teodoro de Tovar y Felipe de Bretones, vecinos del reino de Valencia y residentes en Pegalajar. A nueve de los implicados se les condenó a la horca y a degüello a Juan López de Mendoza, cuando los capturaran.
Las sentencias de la época iban acompañadas de un ritual para escarmiento. Una vez que se apresaran debían ser llevados a la cárcel real de la ciudad de Jaén, de donde se sacarían en mula, cubiertos de luto y en voz de pregonero delante se vocearía su delito a través de las calles acostumbradas hasta la plaza pública de Jaén, donde estaba el cadalso. Una vez ejecutados, sus cabezas serían cortadas y colgadas en un palo de una escarpia en la parte baja del Portichuelo del Cajigal, donde se dio muerte al corregidor Antonio de las Infantas y Córdoba. Además a los reos se les incautaban todos sus bienes.
Hubo muchos más implicados en los sucesos de rebelión, que desencadenaron el asesinato del corregidor, los cuales recibieron penas diversas: 15 vecinos fueron condenados a nueve años de pena en galeras; 2 al presidio de Orán o al Peñón en África entre cuatro y seis años; y 4 vecinos más a destierro mayor de veinte leguas de contorno durante cuatro años. El temor a las duras penas provocó la huida de muchos de los condenados. Algunos de los cuales formaron una partida armada dirigida por Pedro de Valenzuela.
https://www.pegalajar.org/articulos/el_portichuelo_del_cajigal.htm
EL PORTICHUELO DEL CAJIGAL.
Pegalajar no ha estado exento de sucesos violentos significativos en su historia. Algunos de ellos fueron relevantes en su época y dejaron huella en la documentación escrita, no así en la memoria que no suele llegar mucho más allá de dos o tres generaciones. Uno de estos sucesos sangrientos aconteció al corregidor de Jaén don Antonio de las Infantas y Córdoba, el 19 de octubre de 1662, cuando con un grupo armado se dirigía a Pegalajar a apresar a varios vecinos.
El hecho tuvo lugar abajo del "Portichuelo de Cajigal", término de Mancha Real, en el antiguo camino que, faldeando el monte de Malpica, comunicaba esta población con Pegalajar. Es el paso natural para caballerías entre Mancha Real y Pegalajar. La construcción de la carretera en la década de 1910 dejó de lado este pequeño puerto o portichuelo, buscó un mejor paso para vehículos y carruajes superando con obras de ingeniería la orografía del terreno.
El trazado del antiguo camino, antes de llegar al Puerto de las Siete Pilillas, iba un poco más arriba de la actual carretera. Subía al Portichuelo desde la curva que hay junto al “Agujero del Aire”, donde se encuentra un sondeo hidrológico. Desde esta curva el camino asciende el antiguo Portichuelo del Cajigal, conocido hoy por las Heladas o las Heladillas. El camino seguía por las Heladas y tras pasar junto a la Fuente de las Siete Pilillas tomaba el camino del Chorreadero hasta Pegalajar. En el mapa cartográfico 1:50.000 editado por el Instituto Geográfico y Estadístico en 1907 se puede observar este camino, del que aún quedan restos.
El lugar del antiguo Portichuelo del Cajigal está formado por una estrecha y larga meseta junto a una gran pared caliza con vegetación arbustiva. La altitud del macizo y la ubicación de la meseta al noroeste le dejan pocas horas de sol, permitiéndole mantener mayor humedad al terreno.
El topónimo Cajigal indica una vegetación arbórea con abundancia de quejigos (Quercus faginea), un tipo de árbol autóctono que suele encontrarse junta a la encina; es de hoja caduca con dientes poco profundos en su borde, que da como fruto bellotas cuya cúpula está recubierta con escamas aovadas. Su madera se ha empleado como combustible y sus hojas y frutos son aprovechados por el ganado. Suele ubicarse en lugares frescos. Es resistente a los rigores climáticos de frío, sequedad y contrastes térmicos.
En el pasado, el lugar debió albergar un bosque de encinas y quejigos, pero su desforestación y posterior roturación y cultivo acabó con casi todo el arbolado. El abandono del cultivo en la zona hace varias décadas ha permitido una lenta recuperación de la vegetación arbórea autóctona. Hoy presenta chaparros, encinas, algunos quejigos, junto con enebros y retamas en las zonas antes roturadas.
El Asesinato del Corregidor de Jaén en 1662.
El año 1662 se enmarca en el final del reinado de Felipe IV, que estuvo dominado por las campañas militares contra Francia, que concluyeron en 1659 con la Paz de los Pirineos, y contra Inglaterra y Portugal. Se le exigió un gran esfuerzo fiscal a los reinos peninsulares, en particular a Castilla. No obstante se produce la quiebra del sistema económico y financiero de la monarquía en diversas ocasiones, como en 1660 y 1662. Los servicios o impuestos extraordinarios provocaron disturbios en muchos lugares de la Corona. Ya en el invierno de 1652 hubo un inicio de alborotos en Pegalajar que fueron atajados por el corregidor de Jaén que envió a don Antonio Fernández de Viedma con guardas para mantener el orden[1]. La paciencia del exhausto pueblo de Pegalajar no pudo aguantar más cuando se decretó un nuevo servicio de 600.000 escudos de vellón en 1661 y otro más ese mismo año, unido a la devaluación de la moneda, y los vecinos se rebelaron cuando el juez don Manuel Méndez Correo acudió para cobrar la cuota de las rentas reales que correspondía a la población, con el que tuvieron "malos tratamientos". El juez denunció los hechos al Corregidor de Jaén, que acudió a Pegalajar con un grupo armado para apresar a los culpables. El Corregidor debió dirigirse primero a Mancha Real y allí pernoctar, por lo que no utilizó el camino principal que a través de las Coberteras comunicaba Jaén con Pegalajar y tomó el sendero que por el Portichuelo del Cajigal y el puerto de Letraña (las Siete Pilillas) enlaza Mancha Real y Pegalajar. Sin embargo, en el pueblo se tuvo conocimiento de su llegada y un grupo de rebeldes decidió cortarle el paso.
La emboscada tuvo lugar en la mañana del 19 de octubre de 1662, cuando el grupo del Corregidor iniciaba el ascenso al Portichuelo del Cajigal. Podría corresponder al poyo de las Heladas, por ser puerto pequeño o Portichuelo, pero posterior documentación ubican dicho puerto y emboscada en el camino real que a través del puerto alto comunica Mancha Real y Pegalajar. En el lado izquierdo de la subida, emboscados entre la vegetación, los rebeldes dispararon sus arcabuces y mataron al corregidor Antonio de las Infantas y a los guardas Antonio Gabuceo y Agustín de Herrera, e hirieron al guarda Juan Calderón. Aunque toda la nobleza de Jaén, ese mismo día salió en busca de los culpables, no pudieron hallarlos.
Por las investigaciones realizadas posteriormente se consideraron culpables directos de la emboscada a los vecinos de Pegalajar, Pedro de Valenzuela, Antonio Vacas Valenzuela, Pedro Vacas Catena, Pedro del Rio, Juan de Morales, Diego Mendo y Diego de Contreras; don Juan López de Mendoza, vecino de Jaén; y Teodoro de Tovar y Felipe de Bretones, vecinos del reino de Valencia y residentes en Pegalajar. A nueve de los implicados se les condenó a la horca y a degüello a Juan López de Mendoza, cuando los capturaran.
Las sentencias de la época iban acompañadas de un ritual para escarmiento. Una vez que se apresaran debían ser llevados a la cárcel real de la ciudad de Jaén, de donde se sacarían en mula, cubiertos de luto y en voz de pregonero delante se vocearía su delito a través de las calles acostumbradas hasta la plaza pública de Jaén, donde estaba el cadalso. Una vez ejecutados, sus cabezas serían cortadas y colgadas en un palo de una escarpia en la parte baja del Portichuelo del Cajigal, donde se dio muerte al corregidor Antonio de las Infantas y Córdoba. Además a los reos se les incautaban todos sus bienes.
Hubo muchos más implicados en los sucesos de rebelión, que desencadenaron el asesinato del corregidor, los cuales recibieron penas diversas: 15 vecinos fueron condenados a nueve años de pena en galeras; 2 al presidio de Orán o al Peñón en África entre cuatro y seis años; y 4 vecinos más a destierro mayor de veinte leguas de contorno durante cuatro años. El temor a las duras penas provocó la huida de muchos de los condenados. Algunos de los cuales formaron una partida armada dirigida por Pedro de Valenzuela.
https://www.pegalajar.org/articulos/el_portichuelo_del_cajigal.htm
Waypoints
Waypoint
0 ft
Corral
Waypoint
0 ft
Choza y corral
Waypoint
3,308 ft
Choza de la Francia
Waypoint
3,334 ft
Corral Serrezuela
Waypoint
3,382 ft
Muro Cortado
Waypoint
3,474 ft
Cuello del Puerto
Waypoint
3,762 ft
Fuente de la Teja
Waypoint
3,141 ft
Cerro del Matutero
Waypoint
3,468 ft
Paraje de la Francia
Waypoint
2,690 ft
sima
Waypoint
3,868 ft
Alto de la Malpica
Waypoint
0 ft
Cortijo Peña Grajera
Waypoint
3,164 ft
Peña Grajera
Waypoint
4,145 ft
Valla 1
Waypoint
3,600 ft
Puerta-valla 1
Waypoint
3,456 ft
Puerta-valla 2
Comments (5)
You can add a comment or review this trail
Para mi el diseño de rutas como esta tiene más mérito que en zona mucho más pateadas... enhorabuena.
Ciertamente me ha supuesto muchas horas de trabajo, porque no había ningún track. En estos casos, el ordenador con los mapas y ortofotografías son muy útiles y aún más si conoces a alguien que haya pateado esa zona, como es el caso de Juan José, que a su vez ha hablado con pastores y ganaderos de la zona. Ya tenemos otra ruta nueva en nuestra provincia y en sierra Mágina en particujlar. Saludos
Hola, me gustaría saber como ponerme en contacto con ustedes para poder participar con ustedes en la medida de mis posibilidades en sus rutas, ya que soy gran amante de la naturaleza.
Mi correo es mirabuenos@gmail.com y mi twitter @pealcaide
Soy vecino de Mancha Real y desconozco si tienen algun club de senderismo o algo parecido.
Saludos.
Preciosa descripción, sólo posible para quien posee unos conocimientos sobresalientes del entorno.
Por otra parte, me ha encantado el relato histórico.
¡Enhorabuena por esta magnífica ruta!
Gracias, Vicerruiz. Es una ruta sin senderos señalizados, por lo que requiere buen manejo del GPS y andar con cuidado por un terreno de lapiaz calizo con veredas que a veces se pierden. Saludos