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18/09/2015 - VALDENEGRILLOS Y PICO ALCARAMA DESDE NAVAJUN

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Author

Trail stats

Distance
9.64 mi
Elevation gain
2,605 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
2,605 ft
Max elevation
5,020 ft
TrailRank 
35 1
Min elevation
3,004 ft
Trail type
Loop
Time
4 hours one minute
Coordinates
1028
Uploaded
August 29, 2020
Recorded
September 2015
  • Rating

  •   1 1 review
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near Navajún, La Rioja (España)

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Itinerary description

DATOS

- La ascensión a esta cumbre no la recordare por el punto de partida, la localidad de Navajún, ni por las minas de pirita que rebase, ni por el sonido de la berrea que rompía el silencio que me acompañaba, ni tan siquiera por las esplendidas vistas que me ofreció la cumbre, sino que la recordare, por el pueblo de Valdenegrillos y su único habitante, la señora Romana, la cual tuve el honor de conocer, y de mantener una amena conversación con esta audaz mujer, humildemente vestida, con chaqueta y falda cosidas con diversos pedazos que intentan disimular la mella de los años en la ropa, con la cabeza cubierta con un viejo y recio pañuelo y con botas desgatadas que piden un cambio inmediato.

- El Pico Alcarama constituye la máxima elevación de la comarca del Alto Alhama-Linares, así, como de la sierra homónima en la que se encuentra, estando ubicado en el límite entre Soria y La Rioja.

- En sus laderas se encuentran las minas Victoria de pirita que han sido explotadas desde tiempos inmemorables. La pirita, cristalizada en una regular forma cúbica, es la meta principal de estos yacimientos, accesibles por una pista de tierra desde la localidad de Navajún.

LA ROMANA DE VALDENEGRILLOS

- Valdenegrillos, esa aldea acurrucada en la falda de la Alcarama, que parecía definitivamente vacía, convertida en un cantarral, amortajada de hiedra y donde crecen zarzales, ortigas, malvas y saúcos, entre las piedras caídas de las humildes casas con las paredes abiertas en canal mostrando camas, enseres y otras intimidades. O sea, un pueblo muerto y bien muerto, vacío como las cuencas de los ojos de los muertos antiguos en su abandonado cementerio, cubierto de maleza y de hierbajos. Cuando llegó la noticia de que dejaban, por fin, el pueblo sus dos últimos vecinos, el Zacarías y la Romana, obligados por los achaques del hombre, al que sus hijos y el cura de San Pedro encaminaron al hospital de Soria cuando se echaba el invierno encima. Los dos ancianos habían resistido hasta el límite de lo razonable en su rincón solitario, con su burro, su huerto, su lumbre y sus gallinas. Merecieron por mi parte el título de últimos resistentes de las Tierras Altas.

- Así que tuvieron que desprenderse de las gallinas, vender el burro, con el que la Romana recorría cada semana el largo camino pedregoso hasta San Pedro Manrique en busca de suministros, olvidarse del huerto y cerrar la casa sin tiempo para apagar siquiera del todo las brasas del hogar. Me quedé entonces con la estampa valerosa de esta diminuta mujer vestida de negro, subida a su burro con la cabeza cubierta por un pañuelo oscuro o un mantón cuando apretaba el relente o el cierzo, recorriendo los caminos, sin cruzarse con un alma, hiciera calor, se le helara la moquilla o cayeran chuzos de punta. Me llegaron después noticias de la difícil adaptación del matrimonio a la vida en la capital, de su deambular de casa en casa de los hijos, supe de las entradas y salidas del hombre en el hospital y un día que había ido yo a Soria a una celebración familiar vi en la puerta de la catedral una llamativa esquela necrológica. Había muerto un tal don Zacarías. No me percaté de que era él hasta que, a la salida del templo, me dijeron: Mira, ha muerto el Zacarías de Valdenegrillos. La noticia me revolvió por dentro. Entonces indagué algo más. Supe que la Romana, su viuda, quería a todo trance que lo llevaran a enterrar al camposanto del pueblo, pero que al fin el Zacarías, el último vecino, descansaría en el cementerio del Espino en Soria, a la sombra del cerro de Santa Ana.

- Hace unos días vino a verme a casa un muchacho vasco, Mikel, cargado de talento y de curiosidades, que anda buscando y guardando voces, sonidos y paisajes de las Tierras Altas. ¿Por qué?, le pregunté. Mi abuelo era de Valdenegrillos, me respondió. Desde ese momento nos hicimos amigos. Y fue entonces cuando me dio la noticia: ¡La Romana ha vuelto!. ¡No, no puede ser; tiene que ser un malentendido!. Ante mi incredulidad, me aseguró que él acababa de estar en el pueblo. ¡Mira!, me dijo. Y me enseñó un vídeo que acababa de hacer allí. Entre las ruinas de las casas, emergía una chimenea de la que salía un penacho de humo. “Es la casa de la Romana”. Después me lo ha confirmado Toño, el cura de San Pedro: Sí, sí, ha vuelto; está allí ella sola. Ya ni siquiera le queda el burro para ir a buscar los suministros. Le he dado vueltas a la cabeza. ¿Qué va a ser de la Romana, perdida entre las ruinas de las casas, rodeada de sabinos y alimañas, cuando se le eche encima el duro invierno? Ni siquiera puede hablar con nadie ni pedir auxilio en caso de necesidad. Hace tiempo que la mujer pasó de los ochenta. Le flaquearán las fuerzas. Sola, en su rincón, con la lumbre encendida, ¿en qué pensará? ¡Echará en falta al Zacarías! Vivirá de los recuerdos y seguramente volverá a cavar el huerto.

- Quedan pocas dudas de que estamos ante una mujer bragada. La fuerte querencia de su corazón al pueblo se impone a las consideraciones sociales y racionales. Estamos ante una demostración extrema del desgarro interior que supone cerrar la casa y abandonar el pueblo.

- Así, durante años, este matrimonio se convirtió en un caso único, en un símbolo. Representaban los últimos resistentes de las Tierras Altas, pobladas de pueblos muertos. El fenómeno despertó curiosidad. Acudieron periodistas y televisiones a Valdenegrillos, una aldea en el monte, que perteneció al Ayuntamiento de Sarnago, en la que vivían, cuando yo era niño, más de cuarenta familias, gentes humildes y de carácter, labradores pobres, cabreros, pastores, leñadores y cazadores furtivos. Pero el Zacarías despedía a todos airadamente. No quería propaganda ni que alteraran su vida.

VALDENEGRILLOS EL SILENCIO EN SOLEDAD

- Este pueblo guarda en sus habitaciones vacías una forma de vida milenaria que nunca más volverá. El volver es el acto de regresar, que no de progresar. El progreso, dicen algunos, fue el responsable de que estos pueblos se abandonaran y de que sus gentes se marcharan de estos paisajes dejando que sus calles fueran engullidas por las zarzas.

- Nadie sabe cuál de todas las historias que se cuentan son verdad y me temo que tampoco importa ya. Lo cierto es que los pueblos abandonados son los nidos del recuerdo, lugares donde se juntan parte de nuestro conocimiento, de nuestra memoria y de la historia que hoy no llegamos a escuchar. Un camino de sordera sin vuelta atrás.

- Hoy son los animales quienes pueblan estos abandonos produciendo una sinfonía con variaciones estacionales. La berrea es uno de esos sonidos que todavía generan interés por ser escuchados, a la espera de ser cazados. Gritos que inundan un espacio lleno de vida y de muerte.

- La muerte del paisaje es hoy un lugar sin interés turístico ni productividad. La maquinaría del silencio comenzará pronto a rendirse a los nuevos urbanitas. Un silencio que nos incomodará porque la ausencia de una transición entre dos generaciones se hace presente. El ocaso de nuestras raíces llegará pronto, bien lo sabe la última mujer que, sin sufrir compañía, goza del silencio en soledad.

- El paso del tiempo se abre paso por todos los huecos que encuentra. Las personas que vivían en esta zona ya no están aquí, exceptuando excepciones. Las casas sin sus tejados están desprotegidas, abiertas a los visitantes y al tiempo. Caen como fichas de dominó, lentamente, volviendo a su estado natural: piedra sobre piedra.

- Las chimeneas se han silenciado y los sonidos que en esas cocinas se podían escuchar han desaparecido. Ahora las ranas se preguntarán dónde están todas esas personas que se acercaban cada día al río para recoger agua y labrar las tierras. Estos sonidos nunca más serán escuchados con la misma atención. Son paisajes sin orejas nativas.

- Ahora los nuevos pobladores son invasores vegetales que todo lo desmenuzan o, en algunos casos, invasores bovinos como es el caso de este pueblo, cercano al valle de Vea, donde todos sus habitantes tienen dos cuernos y un rabo. No son diablos, sino vacas que pasean con sus cencerros llenando de sonidos las calles del pueblo abandonado.


FICHA TECNICA

PUNTO DE PARTIDA: Localidad de Navajún (La Rioja)

DISTANCIA RECORRIDA: 15,7 km

TIEMPO TOTAL INVERTIDO: 4:00 h

TIEMPO EN MOVIMIENTO: 3:18 h

TIEMPO DETENIDO: 42 min

VELOCIDAD MAXIMA: 7,9 km/h

VELOCIDAD MEDIA MOVIMIENTO: 4,9 km/h

VELOCIDAD MEDIA TOTAL: 4,0 km/h

DESNIVEL ACUMULADO: 913 m

PORCENTAJE MAXIMO SUBIDA: 36,48%

COMPONENTES: Fernando


HORARIOS

08:44 h Navajún
09:12 h Muga provincial (La Rioja – Soria)
09:28 h Corral de Martegil
09:42 h Arroyo Beiro
09:47 h Valdenegrillos
10:15 h Sigo
11:13 h Alcarama
11:31 h Sigo
11:52 h Balsa del Pedregal
12:05 h Minas Victoria
12:44 h Navajún


DESNIVELES

0926 m Navajún
1175 m Muga provincial (La Rioja – Soria)
1133 m Corral de Martegil
1063 m Arroyo Beiro
1121 m Valdenegrillos
1531 m Alcarama
1350 m Balsa del Pedregal
1187 m Minas Victoria


ITINERARIO

- A parte de querer ascender a esta cima, quería conocer la remota aldea de Valdenegrillos, y a ser posible poder conocer a la audaz y octogenaria señora, que había leído que habitaba en la íntima soledad, aunque no sabía si seguiría allí.

- Tras aparcar en el inicio de la calle principal, que da entrada al pueblo, inicio esta ascensión, siguiendo la mencionada calle, por la que me flanquean viejas y deshabitadas viviendas. En breve llego al final de la misma, donde giro a la derecha, para remontar una calle que en escasos metros se divide en dos, donde continuo por la izquierda, para ir dejando atrás, este pequeño núcleo.

- Por una estrecha pista, que en breve se convierte en nítida senda, dejo a la derecha un bajo murete, y a la izquierda unos pequeños frutales, para descender unos escasos metros que me llevan al fondo del Barranco del Pedregal, el cual cruzo entre juncos y zarzas, para continuar a la izquierda, desembocando de esta manera, en un seco rastrojo.

- Con vistas al frente, de una despoblada ladera, donde a la izquierda observo unos pronunciados surcos, me dirijo hacia ellos atravesando el rastrojo, para cuando llego al final del mismo, en la base de los mencionados surcos, girar a la derecha, para tomar a la izquierda una estrecha y nítida senda, en cuyo inicio se encuentra un pequeño hito, a 998 m de altitud (08:57 h).

- En escasos metros la senda gira a la derecha, y entre bajo matorral voy ganando altura, aproximándome a los pronunciados surcos, los cuales dejo a la izquierda, así, como un ruinoso corral, tras el que avanzo entre unos campos de labor, que me llevan a alcanzar un tramo de pedregosa senda, por la cual desemboco poco después en un colladin.

- Continuando a la derecha sigo una difusa traza, por la que en ligero ascenso, alcanzo la muga provincial entre La Rioja y Soria, a 1175 m de altitud, donde se encuentra una señal que prohíbe el paso de coches y motocicletas, excepto a vehículos autorizados, y donde observo la poblada ladera de pinos que cubre la vertiente soriana, mientras que en el lado riojano, contuna la escasa y dispersa vegetación.

- En este punto, sigo a la izquierda, dejando al frente la traza que continúa por el límite provincial. Por estrecha y difusa senda, avanzo entre dispersos pinos de escaso porte, teniendo al fondo la remota aldea de Valdenegrillos, a la cual me dirijo, cruzando poco después una barranquera tras la que giro a la izquierda, para continuar a media ladera, dejando a la izquierda las ruinas del Corral de Martegil, a 1133 m de altitud.

- Continuando entre pinos de escaso porte, rebaso un tramo donde a la derecha dejo un pequeño muro, tras el que el silencio que me acompaña desde el inicio, se ve interrumpido por la berrea de los corzos, que en periodo de celo, los machos que se encuentran en su máximo esplendor al comenzar la temporada, intentan adueñarse del territorio, emitiendo su característico sonido gutural.

- Mientras sigo escuchando la berrea, enseguida alcanzo el Barranco del Beiro, a 1063 m de altitud, por el que atravieso un corto tramo de espesa pero baja vegetación, tras el que aparece su estrecho cauce, por el que discurre un arroyo de escaso caudal. Cruzo sin complicación alguna el mencionado arroyo, y siguiendo una nítida senda entre herboso terreno, alcanzo la remota aldea de Valdenegrillos, a 1121 m de altitud, la cual fue comprada por ICONA, con el pretexto de repoblar extensiones de terreno, para obtener madera de pino, lo que provoco el abandono de la misma.

- Con la mente puesta en si estará aun en esta despoblada aldea, la señora Romana, voy avanzando por una estrecha senda, por la que voy observando las paredes de piedra de las casas deshabitadas que siguen en pie, mientras que otras muestran signos de ruina, en las que la vegetación se va adueñando.

- Cuando rebaso a la derecha una de casas, observo que de su vieja chimenea sale un hilo de humo, lo cual me alegra, pues es señal de que la señora Romana sigue aquí, aunque por otro lado me entristece, pues vive en plena soledad, sin agua y sin luz.

- Así, que retrocedo unos metros hasta llegar a la altura de la entrada de su vivienda, cuando de repente veo que uno de sus dos pequeños ventanucos, se cierra de golpe. Por lo que se ve, la señora me ha visto y quizás recelosa ha cerrado el ventanuco. Mientras sigo ahí, el ventanuco vuelve a abrirse y aparece un pequeño gato y la señora Romana, pero de inmediato vuelve a cerrarse, mientras yo ahí sigo sin moverme. Enseguida vuelve a abrirse el ventanuco y aparece de nuevo la señora, la cual parece ahora más confiada, así, que la saludo y le comento que me dirijo a la sierra, con lo que ella me responde que va a salir.

- Cuando aparece ante mí la señora Romana, observo su rudimentaria vestimenta, de chaqueta y falda cosidas con varios pedazos, así, como sus desgatadas botas con las que sigue haciendo kilómetros en busca del pan, del agua, o de la leña para calentarse en el frio invierno y poder cocinar algunos alimentos que ella haya podido subir desde Navajún, o como pude saber después, todas las semanas suben a verla los del centro social o del ayuntamiento de San Pedro Manrique en labores de administrar alimentos o medicación que puede necesitar y comprobar que está bien, mientras que efectivos de la Guardia Civil y del servicio médico, también realizan sus respectivas visitas.

- Mantengo una amena conversación con esta audaz mujer, en la que me comenta que esta semana se había caído, aunque sin importantes consecuencias, y que ayer mismo, había bajado a Navajún en busca de algunos enseres. Por mi parte le comento que voy al Alcarama, pero antes quiero visitar el pueblo, por lo que ella muy amablemente me comenta que me acompaña hasta la parte alta del pueblo, donde se encuentra la iglesia.

- Así, que siguiendo los cortos pasos de la señora Romana, vamos avanzando por la estrecha senda que se abre paso entre la vegetación que flanquea los muros de las viejas viviendas, que nos dan paso a terreno despejado, por el que en ligero ascenso, llegamos en breve a la pequeña iglesia, que al igual que algunas de las casas, muestra signos de ruina.

- Enseguida, la señora Romana decide regresar a su casa, así, que tras despedirnos, voy observando los restos de la iglesia, cuya estructura aún mantiene un estado aceptable, aunque en su interior, la ruina ha ido haciendo estragos, al igual que las viviendas más próximas a la misma, que muestran un deplorable estado.

- Tras regresar a las proximidades de la vivienda de la señora Romana, donde su chimenea sigue humeante, sigo la senda por la que había entrado a la aldea, por la que salgo de la misma siguiendo junto al Barranco del Beiro, el cual llevo a mi derecha, dejando en breve a la izquierda, una ruinosa cabaña, para ir avanzando sin ningún problema, entre aliagas, zarzas y carrascas.

- Poco después, rebaso un tramo por el que voy flanqueado por unos muros y altivas carrascas, tras el que alcanzo una zona de espesas jaras, donde la senda se difumina, tras la que sigo unos metros junto al barranco, para girar a la izquierda e ir ascendiendo campo a través hacia una visible alambrada, que tras rebasarla, me deposita en una pista de tierra, a 1207 m de altitud (10:27 h), la cual sigo a la derecha.

- Flanqueado por el pinar, sigo en ligero ascenso esta ancha pista, desde la cual obtengo a mi derecha unas interesantes vistas del Barranco del Beiro y de Valdenegrillos, por la que unos minutos después, cuando la pista va a iniciar un descenso, aparece a la izquierda una estrecha senda, señalizada con un pequeño hito, a 1230 m de altitud (10:40 h). Tomo esta mencionada senda, y tras girar en breve a la izquierda, encaro un largo cortafuegos, por el que voy ganando altura moderadamente, avanzando entre numerosas jaras, y flanqueado por un espeso pinar de escaso porte, por el que también rebaso algún que otro mojón, hasta desembocar, en el cordal cimero, a 1425 m de altitud, donde conecto de nuevo, con el límite provincial La Rioja – Soria.

- Ahora, por nítida pista que recorre el cordal, por el que discurre el limite provincial, sigo a la izquierda, avanzando de nuevo entre pinos y jaras, para en ligero ascenso alcanzar una pequeña cota, a 1503 m de altitud (11:06 h), donde la traza gira a la derecha, la cual voy recorriendo en ligera pendiente entre pinos de escaso porte, hasta llegar a un breve resalte rocoso, donde la traza se difumina totalmente, el cual rebaso sin complicación alguna por el centro, depositándome así, en la despejada cumbre del Pico Alcarama, a 1531 m de altitud, la cual se halla designada, por un vértice geodésico y un buzón con su pequeña caseta, en la cual una placa reza: El Cespaño, Monte Alcarama 1531 m, Aguilar 2011.

- La cumbre, me ofrece unas suculentas vistas sobre la Sierra de las Cabezas, el Calderón, Alto de la Paroñera, Alto de la Nevera, Moncayo, así, como de la Comarca del Alto Alhama, con las localidades de Navajún y Aguilar del Río Alhama.

- Tras la sesión fotográfica, y después de depositar en el buzón cimero, una nota recuerdo y una fotografía de mi fiel perro Scooby, fallecido el pasado mes de enero de este 2015, inicio el descenso siguiendo el cordal que continúa por el límite provincial, por el que desciendo unos metros entre dispersos pinos de escaso porte, para enseguida ganar altura ligeramente, alcanzando en breve, entre algún enebro rastrero y alguna sabina, una pequeña cota, a 1518 m de altitud (11:36 h).

- En esta cota sigo a la derecha, abandonando de esta manera el cordal y el límite provincial, que continúan al frente. Con la vista puesta en un cortafuego, al cual me dirijo, desciendo sin traza alguna en moderada pendiente, alcanzando poco después una ancha traza que se interna en el mencionado cortafuego, por el que voy perdiendo altura entre las jaras y el pinar, hasta llegar a un rellano donde giro a la derecha, para en breve, desembocar en una pista que sigo a la derecha, a 1392 m de altitud (11:45 h), la cual abandono por la izquierda, en apenas dos metros.

- Por nítida senda voy perdiendo altura, llegando en breve a la pequeña Balsa del Pedregal, a 1350 m de altitud, en la cual giro a la izquierda, para con vistas a una clara pista, voy desciendo rápidamente entre bajo matorral, hasta llegar a la parte alta de la Mina Victoria, a 1187 m de altitud, de la cual extraen la apreciada pirita.

- Bajo la mina, se encuentra la pista que debo de seguir, pero los cortados de la misma me impiden seguir de frente, así, que por incomodo terreno voy bordeando los mismos por la izquierda, para una vez rebasados, descender unos escasos metros que me depositan en la pista de entrada a la mina, donde se encuentra una pequeña caseta.

- Dejo a la derecha la mencionada caseta, y tras un tramo de ligero ascenso, sigo la ancha pista que ahora comienza a descender entre árido terreno, por la que voy realizando alguna larga lazada, llevando a mi izquierda el Barranco del Carrasconal, tras el que observo unos curiosos y aterrazados campales, que forman un ondulado paisaje.

- Con vistas hacia el punto de partida, la ya cercana población de Navajún, alcanzo enseguida la barroca Ermita de Santa María de Atisca, que data del siglo XVII, la cual ha sido rehabilitada, tras haber estado durante años condenada en el olvido.

- Tras la mencionada ermita, salgo a la asfaltada pista por la que había entrado a la localidad, la cual sigo a la derecha unos escasos metros que me depositan en el punto donde había dejado el coche, finalizando así, una ascensión que no olvidare, en la que siempre recordare a la señora Romana, a la cual espero volver a visitar, y a la que dedico esta humilde descripción.


VA POR TI SEÑORA ROMANA

Waypoints

PictographSummit Altitude 5,016 ft

Alcarama

Alcarama

PictographWaypoint Altitude 3,894 ft

Minas de pirita

Minas de pirita

PictographWaypoint Altitude 3,852 ft

Muga Soria - La Rioja

Muga Soria - La Rioja

PictographWaypoint Altitude 3,678 ft

Valdenegrillos

Valdenegrillos

Comments  (1)

  • raulsesmajimeno Apr 17, 2021

    Está totalmente prohibido entrar o atravesar el recinto minero sin permiso de la empresa. Hay que desviarse a la derecha hacia el cortafuegos en la señal de prohibido el paso.

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