Orce - Galera - Huéscar - Ermita de las Santas - Puebla de Don Fadrique
near Orce, Andalucía (España)
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![Photo ofOrce - Galera - Huéscar - Ermita de las Santas - Puebla de Don Fadrique](https://s1.wklcdn.com/image_11/344010/169947857/106192954.400x300.jpg)
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Itinerary description
Indicar que esta actividad para bicicleta de mano he necesitado la ayuda de mis compañeros en algún punto en concreto de la ruta. Por lo que elevo a muy difícil la dificultad técnica y aconsejo no hacerla en solitario con bicicleta de mano.
Camino Espiritual del Sur. Cuarta Etapa:
Dejamos las almenas de Orce atrás, volveré pronto, para saborear con calma lo que este pueblo ofrece. Gracias María del Mar por hacernos sentir como en casa, en tu hotel rural La Morata.
Aquí habitaron los primeros pobladores de Europa, aquellos homínidos vivieron en Orce hace 1,4 millones de años y cuidaban de sus niños y de sus ancianos, eran carroñeros y se disputaban los despojos de los mamuts con hienas de más de 150 kilos y tigres de dientes de sable. Además, vivían en comunidades de varias decenas de personas y tenían la suerte de habitar en el mayor vergel de toda Europa, la zona con el clima más benigno durante todo el año, una especie de Marbella en el Pleistoceno. Impresionante!, me digo a mi mismo mientras pedaleamos por vegas aderezadas de primavera. Con el paso de los días mi bicicleta (La Negra) y yo, somos uno, metal y carne fundidos en la aventura del viajero apasionado.
El equipo de peregrinos nos entendemos casi sin hablar, por ejemplo, hoy llegados a una fuerte subida con terreno suelto, mis cuatro compañeros forman una cordada para empujarme si es necesario, y lo es una vez más. Sin comunicarnos todos sabíamos cómo actuar, es el milagro de la tribu nómada, del peregrino solidario.
Para las características de mi bicicleta, la peregrinación que estamos afrontando es ciclable en un 99 %. Pero el 1% que resta es donde mis amigos tienen que ayudarme, bajar de sus bicis y empujar. Todos, en un momento u otro han colaborado con ganas y entusiasmo. Ese uno por ciento es la diferencia que existe entre un humano y un chimpancé, es la diferencia entre que yo esté aquí o no lo esté.
Cuando vas por caminos, y además son caminos que no conoces, nunca sabes lo que te vas a encontrar. Vas a sufrir, vas a empujar la bici, vas a andar, pero créeme, cuando todo acabe es de lo que te vas a acordar.
No te vas a acordar de aquel camino fácil y bonito. Te acordarás del sendero y del sacrificio.
Y lo mejor: Lo recordarás con cariño. Pensarás vaya aventura!!!. Y te dirás a tí mismo: Tengo que volver a repetirlo.
Así que les envío a mis compañeros mi agradecimiento más profundo y mi amistad eterna, por hacerlo posible.
Así, sin darnos cuenta, con el pedaleo y la armonía de los paisajes que recorremos llegamos a Huescar. Una de las localidades con más patrimonio monumental, gastronómico y natural de la comarca. Comemos y partimos en dirección a la Puebla de Don Fabrique a través del valle formado por el río Bravatas. Miles de cipreses centenarios plantados en la orilla del camino te acompañan durante kilómetros. Doy gracias a las manos que los plantaron y recuerdo el poema de Gerardo Diego:
"Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño."
Nos damos un baño de bosque y al oeste aparece cercana y altiva la cumbre de La Sagra, montaña que he tenido el privilegio de ascender en dos ocasiones. Pirámide formidable, paraíso de roca y viento. Llegamos a la ermita de las Santas donde nos recuperamos y tomamos agua de su manantial que alberga unos moluscos gasterópodos de agua dulce, concretamente se encuentran dos especies de moluscos que son endémicas y exclusivas de esta región, siendo esta una de sus poblaciones mejor conservadas. Están protegidos por la Junta de Andalucía, así que si vienes por aquí, respeta. Unos kilómetros más y llegamos a La Puebla de Don Fabrique donde nos espera la cena, una velada de risas y el merecido descanso. Soñaré con bicicletas.
Besoabrazos Amig@s. Que nunca perdáis las ganas de caminar y pedalear.
Camino Espiritual del Sur. Cuarta Etapa:
Dejamos las almenas de Orce atrás, volveré pronto, para saborear con calma lo que este pueblo ofrece. Gracias María del Mar por hacernos sentir como en casa, en tu hotel rural La Morata.
Aquí habitaron los primeros pobladores de Europa, aquellos homínidos vivieron en Orce hace 1,4 millones de años y cuidaban de sus niños y de sus ancianos, eran carroñeros y se disputaban los despojos de los mamuts con hienas de más de 150 kilos y tigres de dientes de sable. Además, vivían en comunidades de varias decenas de personas y tenían la suerte de habitar en el mayor vergel de toda Europa, la zona con el clima más benigno durante todo el año, una especie de Marbella en el Pleistoceno. Impresionante!, me digo a mi mismo mientras pedaleamos por vegas aderezadas de primavera. Con el paso de los días mi bicicleta (La Negra) y yo, somos uno, metal y carne fundidos en la aventura del viajero apasionado.
El equipo de peregrinos nos entendemos casi sin hablar, por ejemplo, hoy llegados a una fuerte subida con terreno suelto, mis cuatro compañeros forman una cordada para empujarme si es necesario, y lo es una vez más. Sin comunicarnos todos sabíamos cómo actuar, es el milagro de la tribu nómada, del peregrino solidario.
Para las características de mi bicicleta, la peregrinación que estamos afrontando es ciclable en un 99 %. Pero el 1% que resta es donde mis amigos tienen que ayudarme, bajar de sus bicis y empujar. Todos, en un momento u otro han colaborado con ganas y entusiasmo. Ese uno por ciento es la diferencia que existe entre un humano y un chimpancé, es la diferencia entre que yo esté aquí o no lo esté.
Cuando vas por caminos, y además son caminos que no conoces, nunca sabes lo que te vas a encontrar. Vas a sufrir, vas a empujar la bici, vas a andar, pero créeme, cuando todo acabe es de lo que te vas a acordar.
No te vas a acordar de aquel camino fácil y bonito. Te acordarás del sendero y del sacrificio.
Y lo mejor: Lo recordarás con cariño. Pensarás vaya aventura!!!. Y te dirás a tí mismo: Tengo que volver a repetirlo.
Así que les envío a mis compañeros mi agradecimiento más profundo y mi amistad eterna, por hacerlo posible.
Así, sin darnos cuenta, con el pedaleo y la armonía de los paisajes que recorremos llegamos a Huescar. Una de las localidades con más patrimonio monumental, gastronómico y natural de la comarca. Comemos y partimos en dirección a la Puebla de Don Fabrique a través del valle formado por el río Bravatas. Miles de cipreses centenarios plantados en la orilla del camino te acompañan durante kilómetros. Doy gracias a las manos que los plantaron y recuerdo el poema de Gerardo Diego:
"Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño."
Nos damos un baño de bosque y al oeste aparece cercana y altiva la cumbre de La Sagra, montaña que he tenido el privilegio de ascender en dos ocasiones. Pirámide formidable, paraíso de roca y viento. Llegamos a la ermita de las Santas donde nos recuperamos y tomamos agua de su manantial que alberga unos moluscos gasterópodos de agua dulce, concretamente se encuentran dos especies de moluscos que son endémicas y exclusivas de esta región, siendo esta una de sus poblaciones mejor conservadas. Están protegidos por la Junta de Andalucía, así que si vienes por aquí, respeta. Unos kilómetros más y llegamos a La Puebla de Don Fabrique donde nos espera la cena, una velada de risas y el merecido descanso. Soñaré con bicicletas.
Besoabrazos Amig@s. Que nunca perdáis las ganas de caminar y pedalear.
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