CIRCO DE LESCUN II /Pont de Labrénère desde Lescun

Salida del Camping en subida pero sin estridencias. Ganamos distancias por un vallecito tan coqueto como todo lo demás en este paraíso que es el Circo de Lescun. Más allá se acaba el asfalto y, tras una barrera canadiense, comienza una pista junto a un bravo río que sorteamos montados. Seguimos subiendo y la cosa se endurece y mucho, de forma que nos volvemos y buscamos un paso para bañarnos en el río. El cuerpo lo agradece y la me te se aclara. Todo se para. Que momento! De nuevo al lío deshacemos por un rato y, tras cruzar el río, tomamos un sendero de césped que parece el CampNou😍. Alguna cuesta importante, un barrizal, y salimos a pista bien sentada. Así por un tramo y más adelante una cancela y de nuevo las sendas y el césped... Alguna cuesta de nuevo importante hasta ganar un alto donde el sendero se precipita muy vertical. Toca caminar un rato y entramos en un precioso bosque de hayas! Más adelante la cuesta ya no es tanto y tiraremos un buen tiempo colgados en un sendero maravilloso por dentro del hayedo y con una caída vertical que mejor no mirar jeje...
Le hemos dado la vuelta a la montaña y estamos ahora en el valle de Lhers. Hemos pasado una cancela y la pista se abre en ligera bajada buscando la parte más profunda del valle. Cuando la ganamos, una barrera canadiense, un local para caravanas, caballos y vacas, senderistas..., y una pista alquitranada que se adentra valle arriba con poca pendiente al principio... Estamos en lo que los franceses llaman el Camino de la Libertad, uno de los más utilizados en la Segunda Guerra Mundial por todos aquellos que huían de la barbarie nazi. Llegamos a un paso lleno de carteles. Estamos a las puertas del Parque Nacional de los Pirineos, una zona exclusiva y con muchas prohibiciones, entre ellas la de montar en bici. Así las cosas nos damos media vuelta. Y casi siempre en bajada entramos en los caseríos de Lhers con sus bucólicos paisajes, y una bajada importante con vistas excepcionales de los valles de Lescun y Aspe. Luego, tras una pequeña subida ya solo nos queda embocar al punto de partida.