Me voy a Paraguay

Jeje. Es broma. No intentes seguirme, forastero, o te ahogarás en la inmensidad del Océano Atlántico.

Esta imagen que ves en el mapa, claramente no es una ruta de bicicleta, pero tampoco es una chufla. ¿Qué por qué la pongo aquí entonces? Sé que es una chominada, pero es que no sólo de bicicleta vive el hombre, y además y como curiosidad, quería que vierais lo que puede hacer un pequeño Garmín XT 310 de muñeca. Si miras bien, incluso podrás ver las evoluciones que hace el avión en el aeropuerto hasta que llega a la pista de despegue. En cada momento el relojito me tenía informado de la velocidad y la altura a la que nos desplazábamos.

Resulta que tengo un pariente que hace algún tiempo decidió probar suerte en Sudamérica, concretamente en Paraguay, y no le ha ido mal. Ya había insistido en multitud de ocasiones en invitarnos a que lo visitáramos, así que hemos cogido las maletas y nos hemos ido a verlo.

Viajar a un país como Paraguay es algo distinto a hacerlo a Roma, París, Londres o cualquier otro país europeo. El choque es tan impactante que es como si fueras a otro planeta. Para empezar, como está en el hemisferio sur, allí es ahora pleno verano, o sea, algo parecido a nuestro Julio o Agosto. En Madrid nos subimos al avión con una temperatura de 5 grados, y allí nos bajamos del mismo a 35, así que urge quitarse los calcetines recios, las botas, los abrigos y hasta la camiseta.

¿Qué cómo es Paraguay? Para empezar es un país que no se puede decir que esté al nivel de cualquier país moderno de Europa, pero tampoco es un país tercermundista, ni mucho menos. Es un país lleno de gente amable que se desvive por servirte y que se levanta muy temprano para comenzar su jornada laboral, en el que se puede obtener de todo lo que el dinero puede comprar, lleno de tiendas, de braserías y de restaurantes por las calles y por las carreteras (nada que ver con el desabastecimiento y las cartillas de racionamiento de Venezuela y otros países del entorno). Las calles de la capital Asunción están formadas en su 99% por casas de dos plantas, muchas de las cuales están a la altura de las mejores que puedas encontrar en Jaén, con su jardincito delante y detrás, si bien muchas calles aún están empedradas. Hay una gran presencia policial, servicio de recogida de basuras y el agua que sale por los grifos es bastante mejor que el de muchas de nuestras ciudades. Los coches que por allí se ven son los mismos que por aquí, sobre todo muchos Toyotas, muchos pick-up, y muchos BMWs y Mercedes.

¿Y el paisaje de Paraguay? ¿Te imaginas el paisaje asturiano o gallego, verde y frondoso, pero con la temperatura de Andalucía?, pues más o menos eso es lo que encuentras, o sea, es un país completamente verde, tanto como nuestra costa Cantábrica, pero a 35º de temperatura. Allí no verás por ningún sitio el paisaje seco y agostado de nuestros veranos. Todo es verde, las carreteras están franqueadas por grandes extensiones de césped, pero realmente es el pasto natural que se mantiene sólo con la humedad y las lluvias. Las zonas arboladas son frondosas y la vegetación crece encima de las mismas piedras e incluso los cables de la luz están forrados de líquenes.

¿Algo más especial? Pues sí, aprovechamos para visitar las Cataratas de Iguazú, que es algo tan espectacular que no es sencillo contarlo en pocas palabras. Probablemente con el agua que cae por ellas en pocos segundos se podría llenar nuestro Quiebrajano. Por otra parte también estuvimos en la Presa de Itaipú o Binacional, como ellos la llaman, que es una de esas obras increíbles que son capaces de hacer los hombres, a la altura de la belleza natural de las cataratas, y que son el orgullo, y con mucha razón, de aquel país, pues la electricidad que produce y vende es capaz de abastecer las necesidades de 40 millones de personas (aquel país tiene unos 7 millones), y supone, ni más ni menos que el 13% del PIB de Paraguay.

En fin, no quiero ni debo extenderme más en este momento. Sólo aprovecho la ocasión para decirte que si puedes, no dudes en visitarlo, porque vendrás encantado de lo que tus ojos podrán contemplar y tu paladar degustar, porque sin duda, allí podrás encontrar la mejor carne del mundo, además de otras suculencias.