P.A. Alarcos, Alto de Matacrabras, La Posadilla, Volcán de Peñarroya, Puente de las Ovejas y el Martinete

Puedes ver un vídeo 360º aquí: https://www.youtube.com/watch?v=4LLkNbauz8g

Algunos de los motivos por lo que esta actividad me encanta: descubrir nuevos paisajes y posibilidades, abrir mundo, recorrerlo...
He ido con un grupo de conocidos a realizar parte de esta ruta con anterioridad. Como buen rutero, iba descabezado mirando sendas y caminos por mi alrededor. En cuanto llegué a casa, puse en común lo que había visto, con lo que me ofrecía Google Earth y pronto elaboré una ruta con distintas posibilidades, que finalmente ha quedado así. Vallas, puertas y algunos cambios, han hecho imposible hacer realidad la ruta completa, pero lo obtenido, es otra ruta, mejor todavía si cabe. Vamos a ello…
Este día, además, he tenido la posibilidad de probar la grabación continua, sin cambios de batería en mi insta360, con lo cual, he podido grabar las 6 horas a 360º, con las únicas interrupciones, que los cortes propios de la cámara, realiza en los archivos.
Salía sobre las 08:30 de mi localidad, Pozuelo de Calatrava, para recorrer unos kilómetros de preparación y transición, hasta el comienzo de las primeras dificultades. Empezaba la diversión, con la subida a la Ermita de San Isidro, en Poblete, una rampa limpia de vegetación y empinada, que exige lo máximo del biker. Luego me gusta bajar por la senda trasera hasta Poblete.
Nada más salir de esta localidad, atravieso autovía y carretera para encontrarme de sopetón con las sendas que “crestean”, una cadena de cerros, hasta los pies del Parque Arqueológico de Alarcos. Super divertidas, complicadas, exigentes, rápidas, muy rápidas… Las incorporo a mi inventario personal, pues no había venido nunca, a pesar de la cercanía.
Llegando al Parque Arqueológico de Alarcos, nos encontramos dos sendas. No había pasado nunca por ellas, RECOMIENDO darles el uso que hice yo: una de subida y la otra de bajada, pues esta última, tiene una dificultad muy elevada, incluso para el descenso, lo veremos al final de este relato. Salimos de este enclave, como no, por una senda que nos lleva hasta el puente que cruza el Guadiana, una senada de bajada muy rápida, limpia y facilona, para llegar hasta el siguiente sector.
Después de unos 100 metros de cruces y carretera, salimos por la cuneta y accedemos a una Vía Pecuaria, atravesando una puerta de ganado. Una senda nos llevará hasta otra puerta, que nos conduce a la siguiente dificultad, la subida al Matacabras. Esta subida tiene la peculiaridad de tener un firme bastante suelto, por lo que hay que tomar las necesarias precauciones, tanto de subida, como de bajada, que se produce por el mismo sitio. Es un ascenso muy exigente, por su desnivel, pero preciosa, por las vistas que se pueden disfrutar desde arriba.
Tras esta dificultad, nos dirigimos al siguiente enclave, La Laguna de la Posadilla, que visitaremos, en esta ruta, dos veces. Para llegar hasta ella, debemos continuar el camino que traíamos antes de subir Matacabras y cruzar una puerta de ganado más, “sendear” y pronto nos encontramos a los pies de La Posadilla, un entorno único, en medio de tanto arbusto. Hoy pretendía llegar hasta el final del asunto y tratar de rodear el entorno pero… Al llegar arriba, me he tropezado con una valla que me impedía continuar, por lo que, después de subir la senda, he tenido que volver a bajarla muy gustosamente. Esa senda es espectacular y vibrante, más de bajada que de subida. Un par de minutos bastan para completarla, no sin dificultades.
Abandonaba La Posadilla, entorno peculiar donde los haya, dirección Valverde. Al llegar al camino principal, me desvío hacia Alcolea, ahora vamos en busca del Volcán de Peñarroya.
Unos kilómetros nos separan, hasta llegar a las cercanías de este sitio. Hoy me encuentro una expedición guiada en el camino. Mi ADN busca otras formas de llegar. Desde Goolge Earth, vi que existía la posibilidad de subir por una senda y bajar por otra diferente. No me gusta repetir trayectos. ¡Válgame Dios! Que INCREIBLE senda tenía delante, para acceder al punto geodésico: empinada pero accesible, con unas vistas generosas… Increíble, pero no podía compartir mi satisfacción en ese momento con nadie, iba solo. Ya en el punto geodésico, continuo la marcha por la senda que ya conocí la semana anterior. Me preparo para el siguiente sector… Bajaaaaadaaaaaa!!
Sí señores y señoras, bajada. Un descenso rápido y trepidante, que une dos tramos muy largos y divertidos hasta el Puente de las Ovejas, cerca del Martinete. El primer tramo es muy rápido, mucho, solo impiden ir más veloz, las ramas de los arbustos que forman el pasillo de bajada. Finalizado este y tras un corto recorrido por la falda de un cerro, llegamos al inicio del siguiente tramo de bajada, no sin antes, disfrutar de las vistas que nos ofrece la zona… Menudo desfiladero se ve a nuestra izquierda, hasta en el mapa podemos apreciarlo. Abrimos una puertecita y comenzamos enseguida otra bajada, preciosa, divertida, llena de toboganes, de dificultades, de túneles vegetales, saltos, etc. Tras un par de kilómetros y exhaustos, llegamos al Puente de la Ovejas, nuestro siguiente sector.
Este puente cruza el Guadiana y nos lleva, entre otros, al Martinete. Observo tranquilamente que es un lugar muy visitado. Hay gente caminando, descansando en sus bancos, haciendo fotos, etc. Tras unos momentos admirando su belleza, me dirijo al Martinete, con la ilusión de volver a vivir esa magia que tienen los lugares que han sobrevivido al tiempo. Que desilusión, me encuentro el lugar vallado, cerrado y encadenado. Algo triste por ello, me vuelvo por donde vine, hay que continuar la ruta, el tiempo apremia.
Pasado el puente, ya en el camino principal, pongo como objetivo cruzar las montañas de mi izquierda, para bajar después a la carretera y no tener que rutear por asfalto, NO ME GUSTA NADA. Para ello lo hago atravesando una vía pública, con algunas puertas de entrada y salida, hasta la bajada que me llevará rápido, a cruzar la carretera de Corral. Cruzo atravesando una casa muy bonita, al pie de la vía. No está marcado como vía pública, pero subo el cerro, con la certeza de que el camino finaliza arriba. No hay problema… Efectivamente, llego a la cima y me encuentro un par de apicultores trabajando la granja con las protecciones puestas. No me paro a verlos, porque los tengo muy cerca y las abejas no conocen a nadie. Como decía, subo y el camino se acaba, pero conocedor de que un cerro más adelante pasa una vía pública, trazo una línea recta en el mapa y, campo a través, llego hasta ella. No ha sido difícil, el terreno es más bien transitable. Esta vía pública, me lleva a través de una finca hasta, de nuevo, el entorno de la Posadilla, esta vez con sorpresa.
Tras cruzar varias puertas, de las que se pueden abrir y luego cerrar, me encuentro en el entorno de La Posadilla, con la suerte, de haber encontrado un camino de flores preciosas que me da acceso a la misma laguna, donde otras veces se podía pasar. ¡Que bonito! Podéis verlo luego en mis vídeos. Tras esta visita no programada e inesperada, pongo rumbo a Valverde, con el apremio de llegar a tiempo a casa.
Desde Valverde, se llega muy rápido hasta Alarcos, a donde accedo por la senda que bajé la vez anterior, la que sube desde el puente. De subida, esta senda no pone muchos impedimentos, aunque se hace larga en ocasiones dura. Para salir del Parque Arqueológico, me propongo bajar por otra senda diferente, de la que os hable al principio. Suelen usarla senderistas, pero no bikers. Quiero ver cómo es… Os la describo: se trata de una senda complicada, con muchas dificultades, suficientemente estrecha y empinada en varios tramos muy rotos, flanqueada por hiervas, muy larga, con lo que te cansas solo de sujetar la bici. Es rápida sí, pero los constantes sube y baja, sobre todo en la primera mitad, e interrupciones rocosas, complican mucho la continuidad. A duras penas consigo dársela a mi marcha, que se interrumpe un par de veces, debido al desconocimiento del trayecto y la fatiga que acumulo. Vale la pena haber venido y la vale también, haber elegido esta senda de vuelta. Menudo retos hacerla.
Ya en Poblete, el camino de vuelta se torna agónico, dado el cansancio por los kilómetros acumulados, pues dispongo de muy pocas ocasiones para salir y entrenar. Hoy llevo la cámara en el casco y, como el inspector gadget, cables por todos sitios para facilitarme las cosas, eso también cansa y causa fatiga, pero vale la pena, porque después podemos disfrutar de ello todos.
Un placer, poder contarles mis experiencias.