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Ledesma (Circular)

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Trail stats

Distance
39.65 mi
Elevation gain
1,621 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
1,621 ft
Max elevation
2,801 ft
TrailRank 
69 5
Min elevation
2,463 ft
Trail type
Loop
Time
5 hours 45 minutes
Coordinates
9729
Uploaded
February 16, 2023
Recorded
February 2023
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near Almenara de Tormes, Castilla y León (España)

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Itinerary description

CONSEJOS:
La ruta no tiene complicaciones técnicas. La única complicación que tiene es el kilometraje. Bueno, hay una bajada y posterior a Juzbado que requiere cierta pericia, pero es un tramo muy corto y si lo ves mal, con bajarse y empujar, todo resuelto. El desnivel tampoco es mucho, véase que en 64 kms. se suben 500 m. lo que hace que no sea una ruta con grandes escaladas. Como siempre es recomendable llevar agua suficiente, aunque al atravesar tantos pueblos, en el caso de no encontrar fuente, siempre se puede llamar a una puerta para que te rellenen el bidón, que la gente por norma general es amable cuando nos dirigimos a ella de la misma forma. Como toda circular, se puede comenzar en cualquier parte de la misma, nosotros decidimos hacerlo desde Almerana de Tormes porque es un punto más cercano a Salamanca, pero allá cada un@.
DESCRIPCIÓN:
Dejamos el coche en la tranquila plaza de Almenara de Tormes y después de un corto tramo tomamos ya una pista de tierra que nos llevará hasta San Pelayo de Guareña, pueblo al que no llegaremos a entrar, pero disfrutaremos de los bonitos meandros de la Ribera del Cañedo. Siguiendo este fértil valle llegamos a Ledesma 20 kms. después de haber salido. Tras una visita a este importante enclave salmantino y casi en vísperas de su tradicional carnaval, continuamos ruta dirección oeste y suroeste disfrutando del paisaje de la Dehesa salmantina, pasajes como Tajurmientos, Fuente Linares, Valdegarcía, Tierras de la Charca, etc. nos descubre este ecosistema único en el mundo, y después de pasar por varias portillas (que siempre hay que dejar cerradas por el ganado que habita dentro), llegamos a Doñinos de Ledesma. En este momento llevamos 35 kms. de recorrido, y otros 3 más nos llevan hasta Zafrón. En estos dos pueblos, así como en los siguientes, paramos en las iglesias, que si bien tienen formas muy parecidas, todas nos descubren aspectos de la dura vida rural de estos parajes, donde la despoblación es ya un mal endémico. Localidades como Gudino, Zafroncino o Muchachos, con un puñado de casas, por las que vamos pasando posteriormente, nos hacen reflexionar sobre la soledad a la que se enfrentan sus habitantes y como se ha parado el tiempo en estos lugares. Tras 54 kms. llegamos a Baños de Ledesma en donde hay un balneario (cerrado en febrero) y 4 kms después a Juzbado. Antes de llegar a este pueblo, tenemos una corta bajada y posterior subida un poco técnica. Como dije en la descripción, si algun@ no lo ve claro, con bajarse un par de decenas de metros está solucionado el problema. Una vez en Juzbado nos asomamos a su mirador entes de terminar la ruta de nuevo en Almenara de Tormes, 6 kms. más tarde.
En cualquier caso, como digo en otras rutas, teniendo el track en el teléfono o GPS, las descripciones están un poco de más.

LEDESMA:
Los vestigios más antiguos de un asentamiento regular en esta zona son del siglo VII a. C.: el Cerro de San Martín, la parte más alta del Casco Histórico, cobija bajo el hormigón los restos del antiguo castro vetón junto con varias de sus viviendas. Se trataba de una sociedad comunitaria basada en la recolección, la ganadería y la guerra. De esta época es su nombre original, Bletisama, 'la llana en un alto' en la lengua prerromana; (Bletisma>Letisma>Letesma>Ledesma).
Tras esta época llega la romanización, y Ledesma queda incrustada dentro de Lusitania después de una ardua lucha entre las legiones romanas y las tropas y guerrillas lusitanas, sirva de ejemplo el caso de Viriato, pastor lusitano de procedencia entre Salamanca y Zamora. Es sobre esta época cuando Plutarco habla sobre los bletonenses, los habitantes de Bletisa (Ledesma), y nos narra cómo se les prohíbe que realicen sacrificios humanos de personas y caballos para firmar sus pactos y para adivinar el futuro.
Se sabe que Ledesma en esta época es una ciudad de cierta relevancia de la Lusitania, aunque hoy solo se conservan como se refleja más abajo restos de la muralla, puentes y una lápida incrustada en la pared exterior de la sacristía de Santa María la Mayor con la siguiente inscripción: IMP CAES AVG PONT MAXIM TRIBUNIC POT XXVIII COS XIII PATER PATR TERMINVS AVGVSTAL INTER BLETISAM ET MIROBR ET SALM: "El Emperador César Augusto, XXVIII Pontífice Máximo de la Potestad de los Tribunos, XIII Cónsul, Padre de la Patria. Término Augustal entre Ledesma, Ciudad Rodrigo y Salamanca".
Tras la caída del Imperio Romano, esta zona pasa a estar bajo el poder de los visigodos, sin embargo, de esa época no hay restos en la propia Ledesma, sí en algunos pueblos cercanos como La Peña, y la cercanía de la famosa y mítica ciudad-estado de Sabaria.
En el 711 se inicia la conquista musulmana de la península ibérica. Ledesma se convierte en un importante núcleo del norte de Al-Andalus, aunque la primera noticia de la instalación de los árabes en la Villa está envuelta en leyenda: Alí, el hijo del walí musulmán Galofre, primo del rey Alcama de Toledo, es enviado a estudiar latín con los cristianos ledesminos que vivían extramuros de la Villa, junto a la iglesia de San Juan (existente hasta hace poco más de 150 años).
El joven atraído por las enseñanzas, la fe y el carácter fraternal de los cristianos decide convertirse al cristianismo; su nuevo nombre es Nicolás y los clérigos que lo bautizaron fueron Leonardo y Nicolás. Enterado su padre de esto, lo manda degollar, y a los dos clérigos despojarles de su piel, lapidarlos y a continuación quemar a los tres.
Los cristianos recogieron sus restos que han sido venerados hasta hoy día. Es curioso que se conserva una leyenda en la que se dice que el mismo día y fecha son martirizadas también en Ledesma, en el Convento de San Salvador -según la leyenda, fundación goda- dos religiosas, Julia y Vigasta, convertidas según la tradición en santas mártires, pero de las que se conservan escasas referencias tras el abandono de la comunidad benedictina del Convento de San Salvador de Ledesma.
Por lo demás, los restos del dominio musulmán no dejaron más huellas palpables, hasta que, en 939, Ramiro II de León arrebata la población a los musulmanes. Se inicia con esto un periodo de reconquista de Ledesma que no culminará hasta 1161. Hasta esa época, Ledesma será repoblada por Ramiro II, atacada y saqueada en dos ocasiones por Almanzor y repoblada de nuevo por Alfonso VI de León.
Es en el año 1161 en el que Fernando II de León dota de fuero propio a la Villa, y la convierte en un señorío real de Villa y Tierra del que dependían 161 lugares, pueblos y aldeas, configurando un alfoz comprendido entre los de Salamanca por el este, Zamora por el Norte, Ciudad Rodrigo por el Sur y el incipiente reino de Portugal por el Oeste.
Para establecer este señorío, dota a Ledesma de un conjunto de estructuras feudales que sirven de base al actual Casco Histórico: se le concede una garantía jurídica con el fuero (hasta que es abolido por "Las siete Partidas" de Alfonso X e igualada jurídicamente al resto de León) y se repuebla esta zona tan castigada con gente procedente de Galicia, León, Zamora y Toro, se amuralla perfectamente Ledesma y se construye en su parte menos protegida y mirando hacia el reino de Portugal una fortaleza.
Se le otorga a la villa un importantísimo papel religioso, construyendo siete iglesias principales (Santa María, San Martín, Santiago, San Pedro, San Miguel, Santa Elena y San Polo) y posiblemente trayendo a la Villa a las monjas benedictinas (época expansiva del Císter por el Reino de León) que ocupaban el que hoy es monasterio de las MM. Carmelitas, y a los Caballeros Templarios que regentaban el monasterio que se había construido en el solar donde fueron quemados los mártires (Nicolás, Nicolasito y Leonardo), y que tras su disolución fueron sustituidos respectivamente por los Caballeros de San Juan de Malta y la Orden de los Franciscanos.
Ledesma desde entonces se comienza a forjar como un núcleo en expansión favorecido por su estatus de capitalidad de su alfoz, su situación fronteriza dentro de León con Portugal y Castilla, por ser un núcleo importante en la articulación y relación de un reino en expansión, por encuadrarse en medio de una red de caminos, fundamentalmente por el ramal de la Vía de la Plata que va desde Ledesma a Zamora, aunque también otros menores como la Colada de Salamanca, la Colada de Fermoselle, el Cordel de Almeida, el Cordel de Ciudad Rodrigo, la Vereda del Asmesnal, la Vereda de Peñalvo y la Colada de Doñinos de Ledesma.
Esta nueva realidad de zona de frontera, alejada de los grandes núcleos de poder, en la que se premiaban las luchas de los caballeros en las conquistas a musulmanes, castellanos y portugueses, junto con su incipiente economía (ganadera, agrícola y peletera fundamentalmente, pero cada vez más diversificada para atender toda la demanda de una urbe como era ya la ciudad, llegando a haber pintores, entalladores y plateros) convierten a la Villa en un importante foco de atracción para la población del norte: desde campesinos hasta nobles hidalgos y clérigos vienen a estas tierras a aprovechar la situación de un núcleo en expansión.
Su condición de realengo, alterada en algunas ocasiones por la cesión de la Villa a señores, generalmente a miembros de la familia real, le sirve para obtener una cierta libertad de actuación que terminará por fortalecer al Concejo, que ya en 1484 comienza la construcción de su sede, la Casa Consistorial o Casa del Corregidor Trasmiere.
A finales del siglo XIII la villa de Ledesma perteneció al infante Don Pedro, hijo del rey Alfonso X el Sabio y señor de Alba de Tormes, Salvatierra, Miranda del Castañar, Galisteo,3 y Granadilla, aunque también poseía toda la ribera del Río Coa y las villas de Sabugal, Alfaiates y Castelo Rodrigo, que actualmente se encuentran en territorio portugués.4 A la muerte del infante Pedro, que falleció en octubre de 1283, la mayoría de sus señoríos fueron heredados por su único hijo legítimo, Sancho el de la paz, que falleció en 1312 sin dejar descendencia legítima, por lo que a su muerte todos ellos, incluyendo el de Ledesma, volvieron a la Corona.
Son los siglos XV y XVI los de mayor prosperidad económica y demográfica de la Villa, hasta alcanzar los 489 vecinos (1956 habitantes) en 1516 y más de 600 a finales del siglo (en torno a 2500 habitantes). Se sobrepasan los límites amurallados y nacen los barrios extramuros: Los Mesones, San Jorge, Las Ventas, Santa Elena, San Pablo, el Mercado y las Huertas, habitados por artesanos de diversos tipos y viviendas de los nuevos comerciantes, labrantines y jornaleros.
Es en esta época en la que el recinto amurallado se llena de palacetes góticos y renacentistas de las grandes familias nobiliarias que han asentado su poder, quedando configuradas como una élite que dirige el Consistorio, la Iglesia, la Audiencia.
Son linajes como los Rodríguez de Ledesma, Nieto, Maldonado, Paz, Díaz de Ledesma, Figueroa, Chaves, Ulloa, Fernández del Campo, Godínez, Dieces, Olivares, Minaya, Mercado, Velasco... Familias hidalgas basadas en la riqueza agrícola y ganadera de sus señoríos rurales, generalmente de sus propiedades de los lugares y aldeas del alfoz ledesmino, compuesto por 116 pueblos, 35 alquerías y 30 despoblados.
A finales del siglo XVI, estas familias se agrupan en la "Cofradía de Hijosdalgos de Santiago", una agrupación nobiliaria con sede en la Iglesia de Santiago que se basaba en velar por los derechos y privilegios de la clase dominante, así como método de probar la pureza y nobleza de sangre de los llamados "Cristianos Viejos".
Es en esta época (1462), en la que se cede el señorío de realengo de Ledesma a Beltrán de la Cueva, válido de Enrique IV, comenzando así la andadura del Condado de Ledesma y una de las épocas de mayor construcción de infraestructuras que llegará hasta el siglo XVII, tales como la ampliación de la Iglesia de Santa María la Mayor y de Santiago, la construcción de los hospitales de El Honrado Caballero Gonzalo Rodríguez de Ledesma, de San Bartolomé y San Esteban y de San Juan y San Pablo; la reconstrucción del castillo y de parte de las murallas, con el ennoblecimiento de las puertas principales, la Casa Consistorial con su Prisión Real, el Puente Viejo, el inicio de la construcción del gran palacio del conde (inacabado), la Ermita del Carmen (posiblemente junto a las de San Juan, San Blas, Virgen de la Cruz, San Cristóbal, Santa Ana, San Jorge...), los cruceros conservados, la Alhóndiga, el Monasterio de San Nicolás (OFM), muchos de los palacetes conservados, como el llamado "de los Roderos y D. Beltrán".
Se concede el privilegio del mercado semanal de los jueves, un gran punto de intercambio entre los artesanos y comerciantes del reino, y el del mercado del Jueves de la Ascensión, el mayor comercio de bueyes de España hasta hace 70 años.
Tras el primer tercio del siglo XVII, al igual que el resto de la Monarquía Hispánica, el viejo sistema del alfoz ledesmino comienza a entrar en crisis. La decadencia del Imperio Español se deja sentir muy fuertemente en Ledesma, las continuas partidas de dinero hacia las arcas reales y la multitud de jóvenes enviados hacia Flandes, Italia, Francia y América habían no solo mermado las arcas municipales y habían arruinado al contribuyente, si no que habían desposeído al alfoz ledesmino de multitud de su mano de obra, de perpetuar la descendencia.
Si a todo esto se suma que en 1641 se independiza el Reino de Portugal, anexionado a la corona hispánica de Felipe II en 1580, y comienzan una serie de guerras en las que un Portugal fortalecido avanzaba posiciones sobre una Corona, la de Castilla y León, extenuada y que debía ser el propio Consistorio ledesmino el que debía sufragar los gastos de las tropas contratadas y su manutención para hacer freno a un enemigo que penetraba en muchas ocasiones por las Arribes.
El Conde de Ledesma empieza a recibir menos ingresos por el descenso de población (420 vecinos en la Villa=1680 habitantes), y aumenta más la presión fiscal sobre los contribuyentes con lo que los termina de hundir. La rentabilidad de los campos se reduce, por la escasez de mano de obra y una serie de malas cosechas y saqueos de las tropas.
El sistema de señorío feudal se comienza a debilitar y la nobleza rural de Ledesma se empobrece, mientras que los campesinos están arruinados y extenuados; comienza aquí un éxodo de población y un empobrecimiento y debilitamiento continuado de la Villa. Sin embargo, son varios los palacetes barrocos que se conservan de esta época, debidos paradójicamente al aumento de los llamados "hidalgos".
En este tiempo es en el que se redobla la religiosidad, la sociedad mira pidiendo clemencia al cielo y se cae en el desengaño de lo mundano: 17 cofradías se fundan solo en este siglo y son multitud las tallas y retablos que se realizan en estilo barroco en esta época.
Con el siglo XVIII, el centralismo y las nuevas reformas de los Borbones suavizan ligeramente la situación de decadencia, viviendo un tiempo de cierta prosperidad en los reinados de Carlos III y Carlos IV, en los que se comienza a desarrollar la hasta entonces casi inexistente burguesía. Se fija el Partido Judicial de Ledesma, se crean escuelas, se traen cirujanos y médicos especialistas, se especializan alguna de las profesiones... Con la disolución de los mayorazgos, muchos nobles venden sus propiedades y emigran, otros mantienen su situación de élite de la sociedad.
El siglo XIX comienza con la situación de alerta que suponía la Francia revolucionaria y que desemboca en la invasión napoleónica de España. La zona de Ledesma, junto a la de Salamanca y Ciudad Rodrigo, cobra una especial relevancia por encontrarse en el camino obligado hacia Portugal.
Así, desde 1808 pese a la resistencia popular, la Villa es dominada por los franceses después de un escaso enfrentamiento que se saldó con varios edificios derruidos, entre ellos el Monasterio Franciscano de San Nicolás, por encontrarse fuera de las murallas, y la ruina del castillo de Ledesma. Según la documentación, son 400 los jóvenes que el alfoz de Ledesma envía a Ciudad Rodrigo a luchar contra los franceses, generalmente milicias populares.
En 1812, una vez conseguida la victoria por las tropas aliadas de Inglaterra, Portugal y España, los franceses huyen de la Villa, pero para proteger su huida dinamitan el segundo arco del puente. La vuelta al absolutismo de Fernando VII termina con los gobiernos liberales de Isabel II, al comienzo del cual, en 1833, con la división provincial de Javier de Burgos, Ledesma queda encuadrada dentro de la provincia de Salamanca, diócesis en la que se había mantenido desde el inicio de la Edad Media, así como en la Región Leonesa, reino al que pertenecía desde el siglo X.
Las desamortizaciones de los innumerables bienes eclesiásticos y civiles supusieron un aumento de la burguesía, basada en la acaparación de bienes rústicos y su comercio, que, junto con el fortalecimiento de los ayuntamientos y el establecimiento del Congreso de los Diputados (Ledesma poseía derecho a un diputado en el Congreso), la venida de personas de los pueblos de alrededor de Ledesma, supusieron un aumento considerable de la población y una reactivación de la vida ledesmina, basada fundamentalmente en una vida burguesa formada por una casta dominante superior y el pueblo llano, situación que se mantendrá hasta la muerte del General Franco y la venida de la democracia. Muchos de los palacetes nobiliarios son entonces adquiridos por la burguesía floreciente, al igual que las tierras de los mayorazgos y vinculadas a la Iglesia.
Las desamortizaciones eclesiásticas nos dejan la pérdida de multitud de patrimonio, de las siete iglesias originales se ceden al ayuntamiento las de San Martín, Santiago y San Pedro (reconstruida en los Mesones), que las derruye; la de San Polo se reconvierte en propiedad privada y es hoy la ermita de la Concepción, el ya maltrecho Convento de San Nicolás es vendido y derruido, el de las MM. Benedictinas es reconvertido en Monasterio de MM. Carmelitas, pero perdiendo gran parte de su patrimonio. Se pierden multitud de obras de arte, otras se recolocan entre las tres iglesias históricas conservadas: Santa María la Mayor, Santa Elena y San Miguel, convirtiéndose así en grandes poseedoras de patrimonio.
Todas las ermitas se vienen abajo y son cedidas o vendidas, conservándose solo hoy la de la Ermita del Carmen de mediados del siglo XVI y la de la Concepción rehecha en 1841. De los tres hospitales originarios solo se mantiene el de Gonzalo Rodríguez de Ledesma o de San José.
Con la Restauración de 1876 se establece un sistema bipartidista dirigido por las grandes familias terratenientes de la zona, lo que durará hasta la II República. Es en esta época y a principios del siglo XX cuando se colonizan los terrenos de Santa Elena, Peña Pajar y la zona sur de San Pablo, doblándose la extensión original del núcleo urbano. Cobra también gran relevancia la expansión del barrio trastormesino de Los Mesones, por lo que se decide la construcción de una iglesia, la de San Pedro y San Fernando, en 1847 con los restos de las antiguas iglesias de San Pedro y Santiago.
El establecimiento de la II República no supone un gran cambio en una sociedad ganadera tradicionalista, con gran peso de la estructura eclesiástica, el establecimiento de la República no fue más que una mera anécdota gubernamental que solo se dejó sentir en lo referente a la Reforma Agraria y a las medidas de limitar el poder de la Iglesia.
La sublevación del 18 de julio de 1936 encuadra a Ledesma dentro de una marcadísima Zona Nacional: los grandes terratenientes del partido judicial apoyan a los sublevados que luchan contra un estado que coartaba su poder, hacía peligrar sus terrenos y declaraba los derechos de los obreros. Son varios los fusilados al inicio de la contienda, sobre todo por los somatenes de Falange, y, después de ella, hay algunos "reprimidos" por su vinculación a la República o sus ideales.
Tras la guerra se agudizan al igual que en toda España las necesidades del pueblo más bajo, pero se mantiene la sociedad basada en la burguesía de la Restauración. Con la década de los 50 y 60 y la apertura del régimen, la vida en Ledesma se vuelve más cómoda por la mecanización de las tareas agrícolas, las mayores libertades sociales, la enseñanza obligatoria, el aumento del sector servicios, el aumento del precio de los salarios, las inversiones franquistas e infraestructuras.
Sin embargo, las nuevas necesidades de la industrialización de España provocan un éxodo rural en la década de los 50 que es brutal para la Villa, muchos jóvenes emigran hacia el País Vasco, Cataluña y Madrid, e incluso hay un gran número de ellos que se marcha a Francia y Suiza atraídos por la mayor calidad de vida de esos países.
Un duro golpe para la moral ledesmina se produce cuando en la última reforma provincial (1962) se disuelve el Partido Judicial de Ledesma, quedando una parte de él en el de Vitigudino y otra parte en el de Salamanca; con lo que se pierden los juzgados de primera instancia de la Villa y la Prisión.
Es con la llegada de la democracia, y ya más en los años 80 cuando la sociedad fuertemente basada en el control burgués de la sociedad se deshace por sí misma, e incluso gran parte de ella se marcha hacia Salamanca y sobre todo Madrid. A partir de 1983, Ledesma queda dentro de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, la más amplia de toda España.
Sin embargo, es entonces cuando el éxodo se frena, regresan parte de los emigrantes y se configura una población cercana a los 2000 habitantes, articulada en torno al sector secundario y terciario fundamentalmente (construcción, hostelería, turismo, ENUSA, Balneario de Ledesma...), aunque aún con cierta dependencia del sector primario, concretamente por el peso de las grandes ganaderías de la zona.
La cercanía a Salamanca (35 km, 20 minutos por la SA-300) han convertido a Ledesma en un núcleo muy dependiente de la capital provincial, y también muy beneficiada de esta cercanía. Con las inversiones a través de los Fondos PRODER, FEDER, y las ayudas del Gobierno de España y de la Junta de Castilla y León, Ledesma se ha basado en la recuperación de su importantísimo patrimonio histórico, el acondicionamiento del Casco Antiguo, y la mejora de las viviendas de Ledesma (desde 1981 se construyen interrumpidamente viviendas de Protección Oficial), de la red de abastecimiento de aguas con una depuradora y potabilizadora con capacidad para 5000 personas, la construcción del Palacio de Congresos Villa de Ledesma, el Instituto Miguel de Unamuno, el Colegio Ntra. Sra. del Carmen, la Casa-Cuartel de la Guardia Civil... han dotado a la población estable de Ledesma de una serie de infraestructuras que la hacen mirar con comodidad el futuro y al visitante contemplar una Villa próspera en continua remodelación y restauración poseedora de un bello patrimonio histórico, artístico, cultural, gastronómico y paisajístico.


La ruta aquí descrita, así como los tracks para GPS son orientativos. Queda bajo la responsabilidad de quien la realice, tomar las medidas de seguridad apropiadas para el itinerario, que dependerán tanto de las condiciones climatológicas, como de la preparación técnica y física de la persona que la lleve a cabo. Quede bien claro que todo lo indicado (track y comentarios) es a nivel informativo y sin ningún otro tipo de ánimo, eximiéndose el autor de responsabilidad alguna ante cualquier percance que pudiera sufrir quien por voluntad propia o inducida realice la actividad.

Waypoints

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Almenara de Tormes

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San Pelayo de Guareña

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Puentes de Ledesma

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Ledesma

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Doñinos de Ledesma

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Zafrón

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Gudino

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Zafroncino

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Muchachos

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Baños de Ledesma

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Juzbado (Mirador)

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Final

Comments  (1)

  • Photo of Prodissopsalis jimenezi
    Prodissopsalis jimenezi Mar 2, 2023

    I have followed this trail  View more

    Siempre apoyando los proyectos de mis hijos. Gracias por llevarme a tu lado.

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