La Coscollada nevada

No podía ser de otra manera, era el día perfecto y había que aprovecharlo. La noche del 12 al 13 estaba nevando por los alrededores de Badalona. Si nevaba en el Tibidabo, en Vallromanes, y en tantos lugares cercanos a la serralada de Marina, la mañana del martes 13 sería el día perfecto para subir y tocar nieve con la bici.

La noche fue fría, por la mañana en mi zona estábamos a 3 grados, pero sin nubes y soleado. Sin pensármelo demasiado decido vestirme de ciclista y a punto de dar las 9 de la mañana ya estoy en marcha hacia la Coscollada.

Desde donde vivo no se ve nada, pero hace mucho frío y si nevó debe quedar algo, pienso yo.

Tiro rápido hacia arriba. Cerca de S. Jeroni veo a los laterales de la pista restos de algo parecido a nieve, o ¿quizás es pedrisco? ¡No, no, es nieve!

En el mirador de la Vallençana se ve claramente que aquello es nieve. En la pista que sube a La Coscollada hay mucha más, y ya somos unos cuantos ciclistas que subimos hacia arriba. Todos ilusionados de pisar nieve, algo que se nos da muy de tanto en tanto.

Siento crujir la nieve bajo las ruedas de mi bicicleta, algo parecido al deslizar de los esquís, pero más crujiente. Yo tengo mis dudas si podré subir las imponentes rampas, nunca he subido en nieve, bueno, sí, pero hace tantos años que ni me acuerdo.

Llegados al Coll de la Malesa ya hay bastante más nieve, aunque como es terreno pedregoso, la rampa no ofrece dificultades pues las ruedas se cogen bien en las piedras. Después de los pinos y a partir de la curva a la derecha ya todo será nieve. Somos tres o cuatro los que subimos, además de un corredor. Adelanto a los que van con bici normal. Mi e-bike se comporta estupendamente. Ya no me da corte poner la potencia que necesito en caso de estar agobiado por el esfuerzo, no es cuestión de reventarse.

El paisaje es precioso, y conforme subo todavía más. Veo un gran charco helado antes de las últimas rampas que suben al depósito. Más que un charco helado parece un charco granizado. Si hace frío casi no lo noto. Tantas veces que he subido en verano y que maldices el sol abrasador del Mediterráneo, y ahora que bien se está, pues te calienta a pesar de que estamos con una temperatura muy baja.

Llegado arriba, uno se queda boquiabierto de lo que se ve. Todas las montañas que rodean los dos Vallés están emblanquinadas, destacando sobre todo el Montseny y el Matagalls.

Hechas las fotografías de rigor decido ir a La Conrería, al antiguo Seminario. Durante la bajada se nota más el frío. Especialmente cuando ya cojo la parte umbría. Vigilo mucho no derrapar, pero las ruedas se cogen muy bien a la nieve que, afortunadamente, no está helada, sino sería otro cantar.

De los árboles caen gotas continuamente, parece que esté lloviendo, pero es la nieve de las ramas que se está derritiendo rápidamente. No creo que llegue a aguantar la nieve hasta mañana.

Conforme bajo ya solo queda nieve en algunos márgenes de la pista. Y en la Cartoixa de Montealegre solo hay una fina capa en los laterales de la carretera. Después viene Sentromà y Tiana. Ya nada más que contar.

No vale la pena poner datos porque lo bueno del día era la nieve, no importa nada más.