De Vallibona a Vinaros per Traiguera, Calig i Benicarló (Vuelta)

Subiendo desde la costa de Vinaròs a La Tinença de Benifassà

Para empezar este recorrido, aparcamos el coche en cualquier punto de la costa al sur de Vinaròs. Fuera de la temporada de verano, no será difícil poder dejar el coche en alguno de los sitios habilitados.

De Vinaròs a Vallibona por Rosell

Empezamos tomando contacto con el mar para dirigirnos a recorrer el centro histórico de Vinaròs, paseando tranquilamente por sus calles peatonales. Abandonamos la ciudad por una de sus salidas hacia el interior. Nada más cruzar las vías de tren giramos a la izquierda para llevar nuestro recorrido por caminos rurales con poco tráfico.

Esta va a ser la constante de esta ruta: estrechos caminos rurales asfaltados que nos aproximan poco a poco a la mole calcárea de Els Ports de Beceite. Los caminos rurales atraviesan campos y campos, al principio de naranjo y poco a poco dejando paso a cultivos de secano como algarrobo y, sobretodo, olivar. La belleza de los olivos centenarios de esta zona, nos flanquean el camino mientras ascendemos poco a poco hacia las faldas de las montañas cada vez más cercanas.

La ascensión se hace más exigente poco antes de llegar a Rosell. Estamos en el kilómetro 31 de ruta y es el último pueblo del recorrido de hoy hasta Vallibona.

Llevamos desde el principio siguiendo el barranco seco del Río Cervol y vamos a continuar siguiendo su abrupto valle conforme se adentra en las montañas de la Tinenssa de Benifassà.

La estrecha carretera serpentea se adentra, subiendo y bajando, por la ladera derecha del valle. No es mucha la altura que vamos a remontar hasta nuestro destino, pero el sube baja va añadiendo desnivel acumulado.

De todas formas, la belleza del paisaje, el plácido rodar entre pinos, carrascas y robles, las vistas aéreas en los puntos altos y la majestuosidad de los riscales calizos, convierten este itinerario en uno de los más bonitos que se puedan hacer en bicicleta. El asfalto es fino y agradable.

A pocos kilómetros de Vallibona encontramos el monasterio de Santo Domingo, un enclave religioso que nos viene fenomenal para descansar.

Al llegar, hacemos un alto en el mirador desde donde nos dejan extasiados las vistas del pueblo de Vallibona, precioso y con solera, encaramado en un risco sobre el río Cervol. Faltan unos cientos de metros para llegar a nuestro destino en el Hostal La Carbonera, sitio muy recomendable para pasar la noche.


De Vallibona a Vinaròs por Traiguera, Calig y Benicarló

Nos toca hacer el camino de vuelta y la única forma de hacerlo por asfalto es regresar por el mismo camino. No nos importa, al hacerlo en sentido contrario la visión cambia. Hacerlo por la mañana, nada más empezar aporta matices y luces distintas. Los paretones de roca que quedaban a nuestra espalda los vemos de frente y el rodar sigue siendo igual de maravilloso.

A la vuelta no paramos ni en Santo Domingo ni en Rosell. Pasamos este pueblo por las afueras y seguimos algunos kilómetros desandando el camino de la ida y disfrutando de los cuidados olivares que por momentos nos hacen pensar que estamos en Jaen.

Sobre el Km 33 tomamos un desvío que nos adentra en los olivares por caminos aún más estrechos. Nos sorprende que acabe el asfalto antiguo en un punto del camino y se convierta en pista de tierra durante un kilómetro o así. Luego, sin ton ni son, vuelve a estar asfaltado y cruza el barranco del Cervol que nos ha acompañado todo el camino, tanto a la ida como a la vuelta.

Este carril asfaltado desemboca en el pueblo de Triguera que, por supuesto, recorremos por las callejas de su centro histórico. Salimos del pueblo en dirección a Calig y pasamos por el monumental monasterio de la Fuente de la Salud.
Calig es otro pueblo serrano que merece la pena conocer. Al ser domingo, y no llevar espacio en la bici, me he quedado con las ganas de comprar una garrafa de aceite de esta zona. Ver los retorcidos y viejos olivos y sus campos tan cuidados hacen presuponer que el aceite de esta zona tiene que ser de mucha calidad.

Salimos de Calig y ya estamos cerca de la costa a la altura de Benicarló. Aún conseguimos llegar al centro de esta histórica ciudad por caminos rurales poco transitados.

El recorrido por el centro peatonal de Benicarló es solo un preludio antes de terminar esta ruta de dos días recorriendo la costa entre Benicarló y Vinaròs por estrechos caminos junto al mar.

La ruta termina en el sitio en el que hayamos decidido dejar el coche.

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