Tetuán a Zarka y Azla ( El Gólgota )
near Bab Nouader, Tanger-Tetouan-Al Hoceima (Morocco)
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Itinerary description
Desde luego la palabra Gólgota,que he utilizado en otras reseñas de rutas, es una cancioncilla de Heidi comparada con lo de hoy. Y digo bien, porque hoy hemos sufrido y echado el pie a tierra en varias ocasiones y el bofe, casi, casi. Pero el de Sonseca, no, ese subía todas las cuestas, ya vimos sus intenciones en la primera cuesta, tomó la delantera y se la cepilló. Yo miraba al pobre Dani que venía detrás de mí y me acordaba de la vez anterior, aquella vez sí coronó esa cuestilla.
El caso es que Iván, el de Sonseca, esperaba arriba y pensaría, si es que pensaba, “vaya dos paquetes”, y razón no le faltaba porque una vez superada y casi reagrupados llegamos a las cercanías de Zarka y allí, a la izquierda se iniciaba otra maldita cuesta que nos obligó a echar pie a tierra y esperar a Dani, que por fin aparecía, jadeante (y lo que le quedaba). Esa cuesta la subió Iván como el que no quiere la cosa y, cuando nosotros llegamos arriba, él, que no tenía bastante, siguió ascendiendo a ver qué había después. Allí queda constancia de nuestras fatigas pasadas, pues Dani, no solo echó pie a tierra, sino cuerpo a tierra y se quitó el casco protector que utilizó a modo de almohada.
Iniciamos el descenso vertiginoso hasta la bifurcación. O Coelma o Azla y yo qué dije, Azla y allí que pusimos rumbo, el camino parecía moderado, subiditas insignificantes y repechos de poco pelo, pero ¡oh Dios del Altísimo ,qué pedazo de cuesta nos esperaba! no tenía fin. Por supuesto que Iván (con su bici de hierro y sin motorcito) la subió enterita, pero estos tristes acompañantes no podían ni tirar de las bicicletas, aquello no tenía fin, una curva y cuesta, otra y más. Y cuando, por fin llegamos, allí estaba en el Gólgota hablando con un morito que vive en Madrid, y va y nos dice, sí yo lo he visto, está fuerte, ha subido todo. Qué ruina, ah sahbi.
Todo lo que sube baja…y bueno, bajaba, pero, de vez en cuando, un repechito por aquí, una cuesta por allá, hasta que llegamos a lo que parecía el principio del descenso hasta Azla (a todo esto Iván ascendía por aquí y por allá mientras esperábamos a Dani)
El resto hasta Azla fue una bajada pronunciada y el camino hasta Tetuán, llano. Eso sí, ambientado por el azulísimo mar que nos saludaba a la derecha y el humo de los coches caprichosos que olvidaron el CO2.
Pero ahí no queda la cosa pues llegados a la cuesta del Glamour, le digo a Iván:
—Yo subo hasta el primer paso de peatones, Dani hasta el segundo, a ver tú.
—¡Qué cuesta, uf!
—¡Pero si las has subido más grandes!
Y va el tío, comienza, lo vemos adelantarnos, despacito y sin perder ritmo. Que la subió, como el que se toma un huevo beldi en el Glamour.
Nosotros prometemos coger fondo y rezar una novena a san Pancracio para que nos ayude en los momentos de fatiguitas y desfallecimientos. Amén.
El caso es que Iván, el de Sonseca, esperaba arriba y pensaría, si es que pensaba, “vaya dos paquetes”, y razón no le faltaba porque una vez superada y casi reagrupados llegamos a las cercanías de Zarka y allí, a la izquierda se iniciaba otra maldita cuesta que nos obligó a echar pie a tierra y esperar a Dani, que por fin aparecía, jadeante (y lo que le quedaba). Esa cuesta la subió Iván como el que no quiere la cosa y, cuando nosotros llegamos arriba, él, que no tenía bastante, siguió ascendiendo a ver qué había después. Allí queda constancia de nuestras fatigas pasadas, pues Dani, no solo echó pie a tierra, sino cuerpo a tierra y se quitó el casco protector que utilizó a modo de almohada.
Iniciamos el descenso vertiginoso hasta la bifurcación. O Coelma o Azla y yo qué dije, Azla y allí que pusimos rumbo, el camino parecía moderado, subiditas insignificantes y repechos de poco pelo, pero ¡oh Dios del Altísimo ,qué pedazo de cuesta nos esperaba! no tenía fin. Por supuesto que Iván (con su bici de hierro y sin motorcito) la subió enterita, pero estos tristes acompañantes no podían ni tirar de las bicicletas, aquello no tenía fin, una curva y cuesta, otra y más. Y cuando, por fin llegamos, allí estaba en el Gólgota hablando con un morito que vive en Madrid, y va y nos dice, sí yo lo he visto, está fuerte, ha subido todo. Qué ruina, ah sahbi.
Todo lo que sube baja…y bueno, bajaba, pero, de vez en cuando, un repechito por aquí, una cuesta por allá, hasta que llegamos a lo que parecía el principio del descenso hasta Azla (a todo esto Iván ascendía por aquí y por allá mientras esperábamos a Dani)
El resto hasta Azla fue una bajada pronunciada y el camino hasta Tetuán, llano. Eso sí, ambientado por el azulísimo mar que nos saludaba a la derecha y el humo de los coches caprichosos que olvidaron el CO2.
Pero ahí no queda la cosa pues llegados a la cuesta del Glamour, le digo a Iván:
—Yo subo hasta el primer paso de peatones, Dani hasta el segundo, a ver tú.
—¡Qué cuesta, uf!
—¡Pero si las has subido más grandes!
Y va el tío, comienza, lo vemos adelantarnos, despacito y sin perder ritmo. Que la subió, como el que se toma un huevo beldi en el Glamour.
Nosotros prometemos coger fondo y rezar una novena a san Pancracio para que nos ayude en los momentos de fatiguitas y desfallecimientos. Amén.
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Comments (1)
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J'aurais bien aimais etre avec vous.avertissez moi la prochaine fois.