Colmenar Viejo. Soto del Real. Miraflores de la Sierra. Puerto de Morcuera. Colmenar Viejo
near Colmenar Viejo, Madrid (España)
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Colmenar Viejo. Morcuera. Colmenar Viejo
Colmenar Viejo es un municipio español de la Comunidad de Madrid, situado en el área metropolitana de la capital o en la comarca de la Cuenca Alta del Manzanares, dependiendo de las fuentes.34 En 2018, Colmenar Viejo contaba con una población de 49 498 habitantes.5 Se encuentra situada a 35,5 km por carretera de la ciudad de Madrid.
Parece ser que los orígenes del nombre de la localidad se remontan siglos atrás y con motivo de ser lugar de paso de viajeros que iban por el camino de Alcalá de Henares a Segovia, cuando un viejo apicultor empezó a ofrecer alojamiento a los viajeros, optando algunos de ellos por asentarse en la zona y dando lugar así a una aldea que tomó como nombre el de referencia para los viajeros, «el colmenar del viejo», que iría evolucionando en lo que hoy se conoce como Colmenar Viejo.
Colmenar Viejo cuenta con un importante número de yacimientos arqueológicos. Gracias a los trabajos paleontológicos realizados en la zona, se conocen las características del clima, la flora y la fauna de hace más de 100 millones de años. Del Paleolítico se han encontrado algunas piezas talladas en sílex y de la Edad de Bronce, cerámicas con incisiones en los bordes.
Sin lugar a dudas, de la época que más restos se han encontrado es del Medievo, y más concretamente del período hispano-visigodo (siglo VI-siglo VII). En Colmenar Viejo, al igual que en otros municipios de la zona, se han encontrado vestigios de varias comunidades rurales dispersas. En Navalvillar se puede observar una zona de viviendas, con una calle que delimitaba dos espacios diferenciados: uno, dedicado al hábitat familiar y otro, a los servicios. También son destacables las áreas cementeriales, siendo las más conocidas la de Remedios y la de Fuente del Moro.
El ritual de enterramiento es parecido, aunque en el caso del yacimiento de Fuente del Moro, las sepulturas excavadas en la roca conviven con las cistas, formadas con lajas de piedra donde se metían los ataúdes o parihuelas, mientras que en las excavadas en la roca se realizaban con un simple sudario. En ambos casos se han encontrado ajuares, formados por pequeñas jarritas. En el caso de las excavadas en la roca, el ajuar es tardorromano: un ungüentario de vidrio de cuerpo bulboso.
En cuanto a la necrópolis de Remedios, donde está situado el Santuario de la Patrona de Colmenar Viejo, Nuestra Señora de los Remedios, cuenta con varias sepulturas, todas excavadas en la roca, con un caso muy singular: se reutilizaba el mismo espacio para incluir dos enterramientos. El ajuar funerario hallado es muy similar al de la Fuente del Moro, destacando una jarrita decorada con dos bandas de seis líneas incisas.
Restos arqueológicos encontrados en la zona permiten confirmar la existencia de asentamientos en la zona desde el siglo VI. Tras la Reconquista de Madrid (Magerit), a finales del siglo XI, Alfonso VI creó un alfoz (dada la escasa población de la zona) con límites geográficos poco definidos, dependiente de Madrid.
Fue asentamiento de segovianos y, estos límites poco definidos, provocaron conflictos entre Segovia y Madrid durante más de un siglo hasta que Alfonso X el Sabio puso fin a estas luchas, incorporando estos lugares a la Corona. Desde entonces se denominó a este amplio territorio «el Real de Manzanares», que comprendía pueblos como Colmenar Viejo, Soto del Real, Hoyo de Manzanares, Miraflores, Navacerrada, San Agustín del Guadalix, etc.
No fue hasta un siglo más tarde cuando Juan I de Castilla adjudica definitivamente el Real de Manzanares a Pedro González de Mendoza (1340-1385). Pero sería al segundo hijo de este, Íñigo López de Mendoza (1398-1458), a quien con posterioridad se le concediera el título de Conde del Real de Manzanares. En los siglos siguientes la localidad fue aumentando de población logrando el 22 de noviembre de 1504 la segregación jurisdiccional de Manzanares y el título de Villa y pronto se convertiría en el centro económico y administrativo del señorío.
En el siglo XVIII tuvo colegio de latín y humanidades, cuyo sencillo edificio aún se mantiene en pie en la plaza del Maestro Almeida. En el siglo XIX, se construyó la carretera de Fuencarral a Manzanares, en 1869 tenía correo diario y en 1888 llegó el telégrafo. De la mano de Arturo Soria se logró hacer llegar el primer convoy de Madrid a Colmenar Viejo, pasando por Chamartín, era el 30 de mayo de 1911. En 1891 se inauguró la plaza de toros en la que, el 30 de agosto de 1985, un astado de nombre Burlero, pondría fin a la vida de José Cubero, el Yiyo.
Su desarrollo continuaría con la acometida de aguas y energía eléctrica aunque la regulación del río Manzanares arruinaría los molinos y batanes que tanta importancia tuvieron para la economía colmenareña desde la Baja Edad Media. En 2008 fue seleccionado como depósito de CO2.
Soto del Real, antigua villa Chozas de la Sierra, es un municipio español de la provincia y Comunidad de Madrid. Se sitúa en la cara sur de la sierra de Guadarrama, más concretamente en la zona de esta conocida como Cuerda Larga. El valle más próximo al municipio es la Hoya de San Blas. Se encuentra situada a 46 km por carretera de la ciudad de Madrid y a 11 km de Colmenar Viejo.
Su término municipal es pequeño: 42,17 km² y engloba desde el embalse de Santillana hasta la cima de La Najarra (2120 m) en la sierra pasando por el piedemonte.
Está situado en la zona norte de la Comunidad de Madrid, España, en el suroeste de Europa, en el centro de la península ibérica, al norte de la Submeseta Sur (división de la Meseta Central), en la cuenca del río Manzanares y entre los 890 y 2119 metros sobre el nivel del mar.
El término municipal tiene forma alargada de noroeste a sureste. Esta forma responde a que cuando se fueron segregando pueblos del Real de Manzanares, todos requerían un medio variado que incluyera desde terrenos aptos para la agricultura (en el llano) hasta pastos de verano y leñas (en la montaña). La mayor parte del término municipal está dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y, por lo tanto, protegido.
Limita con Manzanares el Real al oeste, Miraflores de la Sierra al este, Colmenar Viejo al sur y Rascafría al norte.
El término municipal engloba terrenos muy variados: cimas de la sierra, sus laderas, y la llamada fosa tectónica de Manzanares-Guadalix. El núcleo urbano está dentro de la fosa de la que engloba el piedemonte carpetano de esta zona y que divide el bloque tectónico de la sierra de Guadarrama, de las rampas y sierras premontanas, como son la rampa de Colmenar Viejo, el Cerro de San Pedro o el Cabeza Illescas. Esta zona de fosa es muy encharcable, y en el pasado fue un área donde las enfermedades infecciosas abundaron en cantidad y diezmaron a la población, a lo cual ayudaban el clima y los vientos aquí dominantes del norte y del oeste.1
El núcleo urbano está atravesado por los arroyos Mediano, Chozas y Matarrubias que vierten en el embalse de Santillana, es decir, son afluentes del Manzanares.
Geológicamente se divide entre la sierra, donde predominan los gneises con afloramientos puntuales graníticos, y la fosa que está formada por un relleno sedimentario terciario. Además en la zona sur existe una banda caliza del Mesozoico, que conecta con las calizas del embalse de El Vellón.
Miraflores de la Sierra es un municipio español del norte de la Comunidad de Madrid. Está situado a 49 km de Madrid, en una ladera del Sistema Central orientada al sur. De la localidad parten las carreteras y caminos de los puertos de Canencia y La Morcuera. Cuenta con una población de 5817 habitantes (INE 2017), cantidad que aumenta de forma considerable en verano.
La localidad se habría fundado a mediados-finales del siglo xiii por pobladores segovianos, bajo el nombre de «Porquerizas» que podría tener dos significados diferentes: bien lugar de crianza y guarda de cerdos, bien lugar poblado y abundante en jabalíes. Cualquiera de ellas serviría perfectamente para calificar esta incipiente aldea medieval. El nombre original del municipio fue el de Porquerizas de la Sierra, nombre que hace referencia a las actividades ganaderas que tenían lugar en él. Cuenta la leyenda que Isabel de Borbón, al contemplar el municipio de camino a El Paular y preguntar por su nombre, se negó a que aquel bello lugar se conociese con el no tan bello nombre de Porquerizas y lo rebautizó con el actual Miraflores de la Sierra.
No se sabe cuál fue la fecha exacta de su fundación. Diego de Colmenares afirma que ya existían los pueblos del Real de Manzanares en 1287. La fundación de Porquerizas se supone durante el reinado de Alfonso X el Sabio, entre 1252 y 1284, se cree que fue este monarca hacia 1268 cuando pone estas tierras bajo su protección denominándolas Real de Manzanares, y dando permiso a ambas comunidades a su repoblación sin prejuicio de a quien correspondan estas tierras posteriormente. Así surgen definitivamente Guadalix de la Sierra, Porquerizas, Colmenar Viejo o Manzanares el Real
En 1363 Juan I de Castilla cede este territorio a Pedro González de Mendoza, antecesor de los condes del Real Manzanares, marqueses de Santillana y duques del Infantado.
En 1501, con la facultad de los Reyes Católicos, Porquerizas y otras aldeas del Real llevan a cabo los amojonamientos de sus términos, surgiendo con ello problemas entre Porquerizas y Guadalix de la Sierra, al igual que surgen conflictos con Chozas (hoy Soto del Real) y Bustarviejo.
En 1523, Carlos I le otorga a la aldea el rango de villa, por el cual dejaba de depender jurídicamente de Manzanares. Pero aún seguían perteneciendo al señorío de los duques del Infantado.
A principios del siglo xix, el Ayuntamiento de este pueblo, partidario de la Junta de Defensa Nacional contra las tropas napoleónicas, se convierte en albergue y zona de avituallamiento para numerosas partidas comandadas por el guerrillero Abril que en 1812 mantuvo alguna escaramuza con los franceses durante la Guerra de la Independencia Española.
Desde finales del siglo xix, este pueblo es reconocido como centro habitual de visitantes que vienen atraídos por el pueblo en sí y por sus alrededores que son reclamo para numerosos excursionistas y montañeros que se adentran en los puertos de Canencia y Morcuera, donde recorren numerosas rutas y senderos entre los que destaca entre muchos el inicio de la Cuerda Larga.
El puerto de la Morcuera es uno de los más conocidos de la península, un clásico dentro de la competición (ha sido utilizado en multitud de ocasiones en la Vuelta a España, Clásica de los Puertos, Vuelta a Madrid, etc.), que es frecuentado, también, por muchísimos cicloturistas y ciclistas a lo largo de todo el año. Un puerto que cuenta con dos vertientes, la de Miraflores de la Sierra y la de Rascafría, la sur y la norte. Será la primera la cual nos ocupemos en esta ocasión, aunque arrancando desde más abajo, desde Guadalix de la Sierra. Y es que Morcuera, como bien me han comentado muchos compañeros de pedal de Madrid, es una de esas ascensiones que habitualmente aparece "amputada", ya que el puerto en sí comienza bien en Soto del Real (subida más irregular que la que os voy a presentar), bien en Guadalix de la Sierra. Esta vertiente de Guadalix conforma un puerto de Morcuera de más de 17 kms y 900 metros de desnivel acumulado. Estamos hablando, por tanto, de una subida de primera categoría sin ninguna duda. La primera parte es la menos conocida (al menos en competición), arrancando de la localidad de Guadalix de la Sierra, en la rotonda de salida del pueblo hacia la A-1 y, claro, a Miraflores de la Sierra. Serán 7 kilómetros de dureza en clara progresión que desembocarán en el cruce con la carretera que viene de Soto del Real (la otra vertiente, confluyendo ambas en Miraflores y en la bifurcación de la misma, tomando allí dirección Morcuera o Canencia (en esta ocasión optamos por Morcuera). Y justo en ese cruce comienza la parte más conocida de la subida a este puerto, el cual enlaza bien, sin ninguna duda, con Canencia (antes) y Cotos (después). Serán algo más de 9 kilómetros a una media considerable (superior al 6,7%) y rampas que alcanzan el 12% a unos cuatro kilometros de la cima. La ascensión transcurre por una frondosa arboleda a la salida del pueblo de Miraflores (lo que se agradece en los calurosos días de verano).
Colmenar Viejo es un municipio español de la Comunidad de Madrid, situado en el área metropolitana de la capital o en la comarca de la Cuenca Alta del Manzanares, dependiendo de las fuentes.34 En 2018, Colmenar Viejo contaba con una población de 49 498 habitantes.5 Se encuentra situada a 35,5 km por carretera de la ciudad de Madrid.
Parece ser que los orígenes del nombre de la localidad se remontan siglos atrás y con motivo de ser lugar de paso de viajeros que iban por el camino de Alcalá de Henares a Segovia, cuando un viejo apicultor empezó a ofrecer alojamiento a los viajeros, optando algunos de ellos por asentarse en la zona y dando lugar así a una aldea que tomó como nombre el de referencia para los viajeros, «el colmenar del viejo», que iría evolucionando en lo que hoy se conoce como Colmenar Viejo.
Colmenar Viejo cuenta con un importante número de yacimientos arqueológicos. Gracias a los trabajos paleontológicos realizados en la zona, se conocen las características del clima, la flora y la fauna de hace más de 100 millones de años. Del Paleolítico se han encontrado algunas piezas talladas en sílex y de la Edad de Bronce, cerámicas con incisiones en los bordes.
Sin lugar a dudas, de la época que más restos se han encontrado es del Medievo, y más concretamente del período hispano-visigodo (siglo VI-siglo VII). En Colmenar Viejo, al igual que en otros municipios de la zona, se han encontrado vestigios de varias comunidades rurales dispersas. En Navalvillar se puede observar una zona de viviendas, con una calle que delimitaba dos espacios diferenciados: uno, dedicado al hábitat familiar y otro, a los servicios. También son destacables las áreas cementeriales, siendo las más conocidas la de Remedios y la de Fuente del Moro.
El ritual de enterramiento es parecido, aunque en el caso del yacimiento de Fuente del Moro, las sepulturas excavadas en la roca conviven con las cistas, formadas con lajas de piedra donde se metían los ataúdes o parihuelas, mientras que en las excavadas en la roca se realizaban con un simple sudario. En ambos casos se han encontrado ajuares, formados por pequeñas jarritas. En el caso de las excavadas en la roca, el ajuar es tardorromano: un ungüentario de vidrio de cuerpo bulboso.
En cuanto a la necrópolis de Remedios, donde está situado el Santuario de la Patrona de Colmenar Viejo, Nuestra Señora de los Remedios, cuenta con varias sepulturas, todas excavadas en la roca, con un caso muy singular: se reutilizaba el mismo espacio para incluir dos enterramientos. El ajuar funerario hallado es muy similar al de la Fuente del Moro, destacando una jarrita decorada con dos bandas de seis líneas incisas.
Restos arqueológicos encontrados en la zona permiten confirmar la existencia de asentamientos en la zona desde el siglo VI. Tras la Reconquista de Madrid (Magerit), a finales del siglo XI, Alfonso VI creó un alfoz (dada la escasa población de la zona) con límites geográficos poco definidos, dependiente de Madrid.
Fue asentamiento de segovianos y, estos límites poco definidos, provocaron conflictos entre Segovia y Madrid durante más de un siglo hasta que Alfonso X el Sabio puso fin a estas luchas, incorporando estos lugares a la Corona. Desde entonces se denominó a este amplio territorio «el Real de Manzanares», que comprendía pueblos como Colmenar Viejo, Soto del Real, Hoyo de Manzanares, Miraflores, Navacerrada, San Agustín del Guadalix, etc.
No fue hasta un siglo más tarde cuando Juan I de Castilla adjudica definitivamente el Real de Manzanares a Pedro González de Mendoza (1340-1385). Pero sería al segundo hijo de este, Íñigo López de Mendoza (1398-1458), a quien con posterioridad se le concediera el título de Conde del Real de Manzanares. En los siglos siguientes la localidad fue aumentando de población logrando el 22 de noviembre de 1504 la segregación jurisdiccional de Manzanares y el título de Villa y pronto se convertiría en el centro económico y administrativo del señorío.
En el siglo XVIII tuvo colegio de latín y humanidades, cuyo sencillo edificio aún se mantiene en pie en la plaza del Maestro Almeida. En el siglo XIX, se construyó la carretera de Fuencarral a Manzanares, en 1869 tenía correo diario y en 1888 llegó el telégrafo. De la mano de Arturo Soria se logró hacer llegar el primer convoy de Madrid a Colmenar Viejo, pasando por Chamartín, era el 30 de mayo de 1911. En 1891 se inauguró la plaza de toros en la que, el 30 de agosto de 1985, un astado de nombre Burlero, pondría fin a la vida de José Cubero, el Yiyo.
Su desarrollo continuaría con la acometida de aguas y energía eléctrica aunque la regulación del río Manzanares arruinaría los molinos y batanes que tanta importancia tuvieron para la economía colmenareña desde la Baja Edad Media. En 2008 fue seleccionado como depósito de CO2.
Soto del Real, antigua villa Chozas de la Sierra, es un municipio español de la provincia y Comunidad de Madrid. Se sitúa en la cara sur de la sierra de Guadarrama, más concretamente en la zona de esta conocida como Cuerda Larga. El valle más próximo al municipio es la Hoya de San Blas. Se encuentra situada a 46 km por carretera de la ciudad de Madrid y a 11 km de Colmenar Viejo.
Su término municipal es pequeño: 42,17 km² y engloba desde el embalse de Santillana hasta la cima de La Najarra (2120 m) en la sierra pasando por el piedemonte.
Está situado en la zona norte de la Comunidad de Madrid, España, en el suroeste de Europa, en el centro de la península ibérica, al norte de la Submeseta Sur (división de la Meseta Central), en la cuenca del río Manzanares y entre los 890 y 2119 metros sobre el nivel del mar.
El término municipal tiene forma alargada de noroeste a sureste. Esta forma responde a que cuando se fueron segregando pueblos del Real de Manzanares, todos requerían un medio variado que incluyera desde terrenos aptos para la agricultura (en el llano) hasta pastos de verano y leñas (en la montaña). La mayor parte del término municipal está dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y, por lo tanto, protegido.
Limita con Manzanares el Real al oeste, Miraflores de la Sierra al este, Colmenar Viejo al sur y Rascafría al norte.
El término municipal engloba terrenos muy variados: cimas de la sierra, sus laderas, y la llamada fosa tectónica de Manzanares-Guadalix. El núcleo urbano está dentro de la fosa de la que engloba el piedemonte carpetano de esta zona y que divide el bloque tectónico de la sierra de Guadarrama, de las rampas y sierras premontanas, como son la rampa de Colmenar Viejo, el Cerro de San Pedro o el Cabeza Illescas. Esta zona de fosa es muy encharcable, y en el pasado fue un área donde las enfermedades infecciosas abundaron en cantidad y diezmaron a la población, a lo cual ayudaban el clima y los vientos aquí dominantes del norte y del oeste.1
El núcleo urbano está atravesado por los arroyos Mediano, Chozas y Matarrubias que vierten en el embalse de Santillana, es decir, son afluentes del Manzanares.
Geológicamente se divide entre la sierra, donde predominan los gneises con afloramientos puntuales graníticos, y la fosa que está formada por un relleno sedimentario terciario. Además en la zona sur existe una banda caliza del Mesozoico, que conecta con las calizas del embalse de El Vellón.
Miraflores de la Sierra es un municipio español del norte de la Comunidad de Madrid. Está situado a 49 km de Madrid, en una ladera del Sistema Central orientada al sur. De la localidad parten las carreteras y caminos de los puertos de Canencia y La Morcuera. Cuenta con una población de 5817 habitantes (INE 2017), cantidad que aumenta de forma considerable en verano.
La localidad se habría fundado a mediados-finales del siglo xiii por pobladores segovianos, bajo el nombre de «Porquerizas» que podría tener dos significados diferentes: bien lugar de crianza y guarda de cerdos, bien lugar poblado y abundante en jabalíes. Cualquiera de ellas serviría perfectamente para calificar esta incipiente aldea medieval. El nombre original del municipio fue el de Porquerizas de la Sierra, nombre que hace referencia a las actividades ganaderas que tenían lugar en él. Cuenta la leyenda que Isabel de Borbón, al contemplar el municipio de camino a El Paular y preguntar por su nombre, se negó a que aquel bello lugar se conociese con el no tan bello nombre de Porquerizas y lo rebautizó con el actual Miraflores de la Sierra.
No se sabe cuál fue la fecha exacta de su fundación. Diego de Colmenares afirma que ya existían los pueblos del Real de Manzanares en 1287. La fundación de Porquerizas se supone durante el reinado de Alfonso X el Sabio, entre 1252 y 1284, se cree que fue este monarca hacia 1268 cuando pone estas tierras bajo su protección denominándolas Real de Manzanares, y dando permiso a ambas comunidades a su repoblación sin prejuicio de a quien correspondan estas tierras posteriormente. Así surgen definitivamente Guadalix de la Sierra, Porquerizas, Colmenar Viejo o Manzanares el Real
En 1363 Juan I de Castilla cede este territorio a Pedro González de Mendoza, antecesor de los condes del Real Manzanares, marqueses de Santillana y duques del Infantado.
En 1501, con la facultad de los Reyes Católicos, Porquerizas y otras aldeas del Real llevan a cabo los amojonamientos de sus términos, surgiendo con ello problemas entre Porquerizas y Guadalix de la Sierra, al igual que surgen conflictos con Chozas (hoy Soto del Real) y Bustarviejo.
En 1523, Carlos I le otorga a la aldea el rango de villa, por el cual dejaba de depender jurídicamente de Manzanares. Pero aún seguían perteneciendo al señorío de los duques del Infantado.
A principios del siglo xix, el Ayuntamiento de este pueblo, partidario de la Junta de Defensa Nacional contra las tropas napoleónicas, se convierte en albergue y zona de avituallamiento para numerosas partidas comandadas por el guerrillero Abril que en 1812 mantuvo alguna escaramuza con los franceses durante la Guerra de la Independencia Española.
Desde finales del siglo xix, este pueblo es reconocido como centro habitual de visitantes que vienen atraídos por el pueblo en sí y por sus alrededores que son reclamo para numerosos excursionistas y montañeros que se adentran en los puertos de Canencia y Morcuera, donde recorren numerosas rutas y senderos entre los que destaca entre muchos el inicio de la Cuerda Larga.
El puerto de la Morcuera es uno de los más conocidos de la península, un clásico dentro de la competición (ha sido utilizado en multitud de ocasiones en la Vuelta a España, Clásica de los Puertos, Vuelta a Madrid, etc.), que es frecuentado, también, por muchísimos cicloturistas y ciclistas a lo largo de todo el año. Un puerto que cuenta con dos vertientes, la de Miraflores de la Sierra y la de Rascafría, la sur y la norte. Será la primera la cual nos ocupemos en esta ocasión, aunque arrancando desde más abajo, desde Guadalix de la Sierra. Y es que Morcuera, como bien me han comentado muchos compañeros de pedal de Madrid, es una de esas ascensiones que habitualmente aparece "amputada", ya que el puerto en sí comienza bien en Soto del Real (subida más irregular que la que os voy a presentar), bien en Guadalix de la Sierra. Esta vertiente de Guadalix conforma un puerto de Morcuera de más de 17 kms y 900 metros de desnivel acumulado. Estamos hablando, por tanto, de una subida de primera categoría sin ninguna duda. La primera parte es la menos conocida (al menos en competición), arrancando de la localidad de Guadalix de la Sierra, en la rotonda de salida del pueblo hacia la A-1 y, claro, a Miraflores de la Sierra. Serán 7 kilómetros de dureza en clara progresión que desembocarán en el cruce con la carretera que viene de Soto del Real (la otra vertiente, confluyendo ambas en Miraflores y en la bifurcación de la misma, tomando allí dirección Morcuera o Canencia (en esta ocasión optamos por Morcuera). Y justo en ese cruce comienza la parte más conocida de la subida a este puerto, el cual enlaza bien, sin ninguna duda, con Canencia (antes) y Cotos (después). Serán algo más de 9 kilómetros a una media considerable (superior al 6,7%) y rampas que alcanzan el 12% a unos cuatro kilometros de la cima. La ascensión transcurre por una frondosa arboleda a la salida del pueblo de Miraflores (lo que se agradece en los calurosos días de verano).
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