Hoya de Huesca (Colegiata de Bolea y Castillo de Loarre). Cinco Villas (Sos). Monasterio de Leire

El inicio de un reciente viaje por el prepirineo navarro y aragonés coincidió con un temporal de frío y lluvia (nieve en las zonas altas), que hizo de los dos primeros días algo muy especial, transformando lo que estaba proyectado como un conjunto de rutas a pie de mediana longitud, y alto contenido cultural, en lo que pasó a ser una ruta en coche (las cosas no fueron tan duras como para exigir un todoterreno), con varias paradas para ver monumentos y actos litúrgicos que nos parecieron de enorme interés, y cuyas fotografías son lo más interesante de esta presentación atípica, centrada en un corto paseo por Sos del Rey Católico, al que corresponden los datos y que ha sido trazado sobre mapa aunque es muy parecido al que realizamos físicamente, y un conjunto de waypoints para almacenar las fotos de los lugares más notables visitados durante esa parte del periplo.
El inicio de la ruta realizada está en la Hoya de Huesca, comenzando con una visita a la sorprendente Colegiata de Bolea, gótica, del siglo XVI y construida sobre los restos de un castillo árabe y una iglesia románica anterior. Los retablos y las tracerías del techo de la iglesia son impresionantes.
A la salida nos dirigimos hacia el Castillo de Loarre, envuelto en la niebla a nuestra llegada y con una escasa precipitación de aguanieve para hacer más resbaladizo el suelo. Pero el castillo románico mejor conservado de Europa, segun reza la información, es una maravila que nos ha dejado el Reino de Navarra, aunque precisamente la zona donde estaba el antiguo castillo de Sancho III es la peor conservada. El conjunto, del siglo XI, en dos fases, está rodeado por una gran muralla, con torreones semicirculares en buen estado, construida en el siglo XIII. El castillo fue utilizado como escenario en varias películas, de las que la más destacada es "El reino de los cielos", de Ridley Scott.
A la salida del castillo la nieve empieza a cuajar y nos aconsejan seguir hacia Sos por Egea de los Caballeros, así que atravesamos la comarca de las Cinco Villas, pasando también por Sádaba, donde paramos para comer algo. Llegamos casi al anochecer a Sos, capital de las Cinco Villas, y encontramos sitio para aparcar al lado del Parador, desde donde nos dirigimos hacia el centro urbano por las a veces empinadas calles empedradas que llevan hacia la iglesia de San Esteban y el castillo. Aquí encontramos una estatua sedente, y descalza, de Luiis García Berlanga, que dirigió aquí el rodaje de "La vaquilla"; más adelante, al otro lado del castillo, encontraremos varias sillas vacías que llevan el nombre de los actores principales de esa película. Toda la población es un conjunto bellísimo y muy bien conservado, que merece la pena visitar de día y entre la oscuridad.
Al día siguiente toca levantarse pronto, para pasar por Sangüesa y llegar al Monasterio de Leyre, que visitamos a primera hora. Al finalizar la visita nos dirigimos a la iglesia, donde queremos oir los cantos gregorianos que típicamente acompañan a la misa de la mañana. Entramos los primeros y nos sentamos en la primera fila. Pronto se enciende la iluminación del altar mayor y comienzan a entrar los monjes. El silencio impone al visitante, hasta que el canto litúrgico le sustituye en una impresionante coreografía de la que es imposible separar los ojos. Sólo al acabar la misa nos damos cuenta de que la iglesia está completamente llena de gente, seguramente turistas en gran número, y el silencio total vuelve a imponerse mientras abandonamos la iglesia con la sensación de haber asistido a un evento único, bellísimo en muchos sentidos e imponente en otros tantos. Seguramente muchos no eran creyentes, o al menos no practicantes, y que algunos agnosticos o miembros de otras confesiones estaban allí. Pero ese silencio impresionante, y esa liturgia que antes nunca había visto, hacen de esta parte lo más notable de este viaje. Y, a la salida nos encontramos con que la niebla se estaba despejando y los montes de la Sierra de Leire se veían bellísimos, y cubiertos en parte de nieve. Ya no se podía parar, había que seguir para apurar las gotas de belleza que el clima de este tiempo nos permita disfrutar. ¿Y qué mejor lugar para encontrar la belleza de una naturaleza privilegiada que el Valle del Roncal?. Y así es como unos días complicados por la climatología se transformaron en un viaje para recordar siempre. No hemos caminado mucho, aunque algo sí, pero viajar, al menos para nosotros, es buscar la belleza y la cultura, y nuestros objetivos han quedado colmados,