507. LAGUNAS DE RUIDERA Y OTRAS CUATRO COSAS QUE VER EN UN PASEO MANCHEGO.

Una tarde en la Mancha, apenas tres horas dan para mucho. Vamos a dar un paseo de ida y vuelta por las lagunas de Ruidera. Y nos vamos a sorprender, porque allí está todo, o casi, lo que define a esta parte de España. Don Quijote, vino, Castillos, arquitectura rural y, como hilo conductor, un oasis verde en medio de una zona reseca. Iniciemos nuestro corto viaje.

1. EL QUIJOTE. La mayor superficie de viñedo de España se encuentra en la Mancha. Y por eso nada podemos hacer mejor que poner nuestro punto de partida en una bodega, la Hacienda Albae. De allí salimos para al poco dar con “un lugar en la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”. Según se cuenta, desde la misma fecha de la publicación del Quijote, este luchar es ARGAMASILLA DE ALBA. En el pueblo todo es Quijote: los nombre y las esculturas de sus calles y la Casa de Medrano, él lugar donde estuvo encerrado Cervantes y cuenta la tradición que comenzó a escribir El Quijote. También puede verse la Botica de los Académicos de Argamasilla , donde estos celebraban sus veladas cervantinas. Emulaban a aquellos que ideó Cervantes, para burlarse de esas instituciones de moda en la época, poniendo nombre burlescos a sus integrantes: Monicongo, Paniaguado, Caprichoso, Burlador, Cachidiablo y Tiquitoc.

2. EL CASTILLO Llenos de Quijote, continuamos camino, deteniéndonos en otro de los protagonistas de estas tierras castellanas: sus fortificaciones. El CASTILLO DE PEÑARROYA. Situado junto al embalse del mismo nombre, disputado durante siglos por árabes y cristianos, y desde 1215 en poder de la Orden de San Juan. En su interior subsiste una pequeña tienda de chucherías, único signo de vida actual

3. EL BOMBO. Muy común en esta zona, e parte de su paisaje son los bombos. Construcciones rurales caracterizadas por una falsa cúpula a base de aproximación de hileras concéntricas de sillares de piedra. Son refugios temporales, aunque a veces se utilizan por periodos más dilatados de tiempo.

4. LAS LAGUNAS DE RUIDERA. Un oasis de verdor en las provincias de ciudad Real y Albacete. Hasta el propio Cervantes fue cautivado por estas lagunas, que imaginó creadas por el mago Merlín. Las lagunas deben su nombre a las “ruideras” que sonaban al caer él agua entre ellas o en sus frecuentes desbordamientos. Lo cierto es que estas quince lagunas son un espectáculo de biodiversidad, con el agua como protagonistas. En el camino que tomamos hay abundancia de alojamientos y bares. Y miradores, con caminos para las bicicletas junto a la carretera. Mejor recorrerlas en temporada baja, y preferiblemente si es primavera.

5. UNA CUEVA DE LEYENDAS. Cuando llegamos a la CUEVA DE MONTESINOS, tampoco vemos más que una simple cavidad, cerrada por una verja, y que en sus días fue refugio de pastores. Por el contrario Cervantes deja bajar allí atado con una soga a Don Quijote. A su salida contará a Sancho que ha sido encantado, y que hay prados, un hermoso castillo de paredes transparentes y Montesinos en persona, quien le guía hasta una sala de alabastro y al sepulcro con el cuerpo de Durandarte. Le explica que ambos, junto con su escudero, Guadiana, la dama Ruidera y sus hijas, se encuentran allí encantados por obra del mago Merlín.

Cuando salimos de las inmediaciones de la cueva, llevamos a Don Quijote en vena. Es hora de volver a la bodega y a seguir disfrutando de lo bueno que nos da está zona.