Transpirenaica (Etapa 2)

Etapa 2: Ripoll- SantJulià de Lória

ETAPA DURA CON CASI 3000 M. DE DESNIVEL POSITIVO Y MÁS DE 60 KM DE SUBIDA, SIN APENAS TERRENO LLANO QUE NOS LLEVARÁ HASTA ANDORRA SUPERANDO DOS LARGUÍSIMOS PUERTOS Y NOS HARÁ ESFORZARNOS SOBRE LA BICICLETA MIENTRAS DISFRUTAMOS DE UNAS VISTAS Y UNOS PAISAJES PIRENAICOS ESPECTACULARES.

Desde Ripoll, situado a 688 m de altura nos dirigiremos hacia Gombren por la GI-401, carretera poco transitada que nos permitirá ascender hacia el Coll de la Creueta de 1.922 m. Hasta ese punto nos separan alrededor de 30 kilómetros de constante subida, si bien en su primera mitad ésta no tiene apenas un porcentaje significativo.

Es a partir de Gombren, y sobre todo a partir del desvío que tomaremos a la derecha en el Km.14 hacia Castellar de n’Hug, donde la carretera se empina considerablemente, teniendo que superar durante los tres primeros kilómetros algunos tramos cercanos al 10%. Superada la primera parte el porcentaje se suaviza hasta coronar un primer tramo en el alto de L’Escapador a 1.289m. Tras atravesar un precioso túnel que nos adentra en un nuevo valle ofreciéndonos unas vistas estupendas, descenderemos un par de kilómetros antes de volver a continuar con la ascensión hasta el pueblo de Castellar, situado a 1.409 m.

En este lugar continuaremos por una carretera más amplia, la BV-4031, en continuo ascenso hasta coronar el Coll de la Creueta. Para llegar a dicho punto nos quedarán todavía unos 9 kilómetros de continua subida a un porcentaje bastante suave y regular del 5-7% que puede verse dificultado en los días de viento fuerte y racheado como nos sucedió a nosotros, endureciendo la subida y convirtiendo a este puerto en un verdadero gigante en nuestra ruta.

Una vez en el alto de la Creueta (por cierto no hay cartel indicativo en la cumbre) disfrutaremos de unas vistas estupendas a ambos lados del puerto y nos dirigiremos a la collada de Pedró (La Molina) a 1.828 m tras descender un poco y volver a ascender por una preciosa carretera rodeada de campas y pastos repletos de ganado. En este alto hay un bar donde poder descansar y avituallarse antes de iniciar el largo descenso que nos conducirá a Puigcerda.

Una rápida bajada de 14 km hasta Alp nos hará perder unos 700 m de desnivel hasta situarnos en la cota 1.100, desde donde volveremos a remontar suavemente para dirigirnos al Col de Puymorens en una larga y cómoda subida de más de 30 kilómetros. El paso por Puigcerda nos permitirá también avituallarnos en los muchos establecimientos que dispone, si bien nosotros optamos por hacerlo más adelante, en alguno de los pueblitos situados en territorio francés para así poder fraccionar y descansar de la larga ascensión que todavía nos espera.

La ascensión al Col de Puymorensse realiza por la N-20, carretera que cuenta con bastante de tráfico hasta llegar al desvío que da acceso al túnel de Puymorens. La subida no es complicada si nos fijamos en sus porcentajes, que rara vez superan el 6% aunque notaremos ya en nuestras piernas la acumulación de kilómetros de subida que llevamos en la etapa.

Una vez coronado el Coll descenderemos durante cerca de dos kilómetros para afrontar el Port d’ Envallira de 2.407 m, otro coloso pirenaico y techo de la ruta transpirenaica. Tras un breve descenso de apenas una par de kilómetros, nos cruzaremos con la N-320 y retomaremos la ascensión por la N-22 hacia Pas de la Casa notando de nuevo el incremento del tráfico que circula entre Andorra y Francia.

La ascensión hasta llegar a coronar el Coll d’ Envallira nos obligará a superar otros 10 km de subida con porcentajes mantenidos en torno al 6-7% y a más de 2.000 m de altitud. Este último tramo se nos hará más duro y menos agradecido que el puerto anterior, ya que tanto el peso que porteamos, la altitud y el desnivel acumulado durante la jornada serán un hándicap que nos dificultará el ascenso y nos obligará a echar el resto en la subida.

Tras el esfuerzo y ya en lo alto del Col podremos disfrutar de una extraordinaria vista panorámica de buena parte de los pirineos orientales. Desde aquí solo nos queda disfrutar de la larga bajada de más de 50 km que no nos abandonará hasta salir de Andorra, eso sí, teniendo mucho cuidado con el intenso tráfico que circula continuamente por la carretera principal que atraviesa este pequeño País de tan solo 468 km2, paraíso de montañas y meca de peregrinación consumista.

En Andorra hay que tener cuidado con las llamadas y conexiones de nuestros teléfonos ya que no está activado el servicio Roaming europeo y nos podemos llevar un gran susto cuando nos llegue la factura. Buscar conexiones wifi que existen en prácticamente todos los comercios.

Si llegamos a buena hora y todavía nos quedan ganas en Andorra podemos aprovechar para hacer alguna compra en los innumerables establecimientos comerciales existentes, pero si lo hacemos deberemos pensar en arreglar el tema del envío o si no tener en cuenta que deberemos portearlo con nosotros en nuestra bici.

Andorrra dispone de una enorme oferta hotelera y turística a un precio bastante asequible. Nosotros decidimos finalizar la etapa en Sant Julià de Lória, coincidiendo además con el día grande de las fiestas locales, aunque después de la paliza del día, la realidad era que ni nosotros ni nuestras piernas teníamos demasiadas ganas de bailes ni de fiestas.