Mismo Camino, Inédito Destino, Entrenando en el Fuerte Ascenso a Tunja y Sotaquirá Boyacá, Febrero 2022
near Barbosa, Santander (Republic of Colombia)
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Itinerary description
Estoy hasta el hartazgo de no poder disfrutar la vida como antes, de no sentir el aire calando hondo, esculpiendo el espíritu, ahora débil, poco insuflado de vida y desmotivado por la ausencia de fuerzas, que me ha legado una falaz boca que contagia aquel mal que apestaba el mundo. Sin otro remedio que enfrentar, me he decidido por un ascenso inédito hasta Tunja y aquellos ochenta y cuatro kilómetros desde casa, recorridos anteriormente, en un opuesto sentido contrario que patrocina la llegada por el empuje de la fuerza de la gravedad.
Salgo con la compañera oscuridad que poco a poco se fue aburriendo de mi constante monologar, hasta marcharse y ya con los rayos de un sol de las ocho, logro el primer reto y beso el alto de la cumbre con mis ruedas, mientras la neblina del cañón del Pómeca baila frente a mí. Allí la hermosa cascada, aunque muy tenue y luego Arcabuco para resucitar en buen desayuno y seguir.
No me di cuenta cuando lentamente, el verdor del horizonte se salpica de casas, edificios, calles y luces. que en pleno día intentan no morir opacadas con el sol de un medio día que me da la bienvenida a Tunja. He de entrar a la vieja y hermosa urbe por mi universidad, vistiendo sus colores y apuntándome al último año de carrera, para después de esta travesía, descansar en sus dominios.
No sabía pero lo que venía en vientos de próximos futuros, era más que épico e inolvidable, pero por ahora este camino me daba licencia para pocos meses después, disfrutar de los caminos más sufridos y satisfactorios, sin símil alguno en los parajes del pasado, pero esa será otra historia. Por ahora a disfrutar al día siguiente de un lugar que esperaba por mí, para conocernos y no me equivocaba cuando pensaba que aquel punto en el mapa, nunca antes saboreado, entre los caprichos de Iguaque en la tierra ondeante, me iba a fascinar. Entre la sencilla sonrisa de su gente y los matices dulces y ácidos de los arándanos obsequiados por un amigo en la plaza central, Sotaquirá se degustaba por primera vez en mi vida.
Poco después y con una noche inminente, emprendía camino entre inmensas montañas, cuyos bordes y collados, poco a poco fueron más que siluetas, casi a punto de caerse sobre mí, con la tenue luz de lo que quedaba de día y en parajes que con la luz del sol han de ser espectaculares; por ahora me despido de las trochas para regresar al camino principal hacia casa y el predecible asfalto junto a la lluvia y la oscuridad, eran el epílogo de una ruta que en la luz y con más tiempo, prometía volver a cruzar, para deleitarla apropiadamente.
Ya en casa, agradecía por el mismo camino y el inédito destino.
Salgo con la compañera oscuridad que poco a poco se fue aburriendo de mi constante monologar, hasta marcharse y ya con los rayos de un sol de las ocho, logro el primer reto y beso el alto de la cumbre con mis ruedas, mientras la neblina del cañón del Pómeca baila frente a mí. Allí la hermosa cascada, aunque muy tenue y luego Arcabuco para resucitar en buen desayuno y seguir.
No me di cuenta cuando lentamente, el verdor del horizonte se salpica de casas, edificios, calles y luces. que en pleno día intentan no morir opacadas con el sol de un medio día que me da la bienvenida a Tunja. He de entrar a la vieja y hermosa urbe por mi universidad, vistiendo sus colores y apuntándome al último año de carrera, para después de esta travesía, descansar en sus dominios.
No sabía pero lo que venía en vientos de próximos futuros, era más que épico e inolvidable, pero por ahora este camino me daba licencia para pocos meses después, disfrutar de los caminos más sufridos y satisfactorios, sin símil alguno en los parajes del pasado, pero esa será otra historia. Por ahora a disfrutar al día siguiente de un lugar que esperaba por mí, para conocernos y no me equivocaba cuando pensaba que aquel punto en el mapa, nunca antes saboreado, entre los caprichos de Iguaque en la tierra ondeante, me iba a fascinar. Entre la sencilla sonrisa de su gente y los matices dulces y ácidos de los arándanos obsequiados por un amigo en la plaza central, Sotaquirá se degustaba por primera vez en mi vida.
Poco después y con una noche inminente, emprendía camino entre inmensas montañas, cuyos bordes y collados, poco a poco fueron más que siluetas, casi a punto de caerse sobre mí, con la tenue luz de lo que quedaba de día y en parajes que con la luz del sol han de ser espectaculares; por ahora me despido de las trochas para regresar al camino principal hacia casa y el predecible asfalto junto a la lluvia y la oscuridad, eran el epílogo de una ruta que en la luz y con más tiempo, prometía volver a cruzar, para deleitarla apropiadamente.
Ya en casa, agradecía por el mismo camino y el inédito destino.
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Comments (6)
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Mi querido amigo. siempre , es un placer. leer los relatos de tus aventuras. La forma, como poetizas las rutas, las hacen mas fascinantes y mas cuando los paisajes se prestan para viajar al mundo donde queremos vivir.
Un fuerte abrazo mi hermano
Compañero de ya viejas rutas, un abrazo, gracias por sus noticias. Me ha gustado mucho el video en Amagá y poco a poco me iré actualizando, pues es bastante agradable ver sus aventuras, así como su merced lee las mías. Poco a poco estoy llegando al punto en que ya todo esto esté actualizado y lo que tengo por escribir es mucho pero interesante. Gracias por la inspiración porque a propósito de esos viajes que están por documentarse aquí, se viene uno que lo he hecho por su inspiración. Mil bendiciones.
Estaré muy pendiente y sacándole también los raticos para tomarme el tiempo y leer esos relatos. Saludos 💪
Hola mi buen amigo Marius !
Tremendo circuito has realizado por esas tierras hermosas de Boyacá que amo como mi Antioquia. Duro ascenso pero que reconfortante ver tanta la belleza durante el recorrido de esos lugares tan bellos. Mis favoritos: Arcabuco y Sotaquirá !
Abrazo paisa, Lili
Tienes razón recordada Lili, estos lugares son para amarlos, no es para menos, son bellísimos parajes y gente increíble. Antioquia y Boyacá en mi corazón y tengo la fortuna de haberlas disfrutado. Siempre bienvenida.
Muy buen recorrido, acompañado de un buen registro fotográfico y una muy buena Crónica, gracias Marius por compartir el trazado.