Lagunas de Ruidera

Hablar sobre el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera a estas alturas de la vida, es insistir en algo sobradamente conocido por todos, y fácilmente localizable en cualquier página de internet así que voy a centrarme solo en la ruta que hicimos mi amigo Chema y un servidor por este entorno privilegiado.

Antes de nada comentar que los kilómetros reales son 42 y algo porque la aplicación se me quedó bloqueada y dejó de sumarlos igual que los otros parámetros, pero con las fotos y comentarios creo que es suficiente para que podáis ver el entorno, si es que no lo conocéis.
Debo decir que las lagunas están repletas de agua a pesar de la sequía tan acuciante que tenemos en España, por lo que la belleza del lugar no se ha visto mermada en absoluto.
Os traigo un buen repertorio de fotografías tomadas -algunas de ellas- en lugares poco accesibles y reservadas tan solo a los caminantes o ciclistas, para que os sintáis como si vinierais subidos en mi bicicleta.

Nos propusimos rodear todas las lagunas del parque, pero no nos dio tiempo de hacerlas en un dia, puesto que nuestro objetivo no era ir rápidos sino, disfrutar de todo cuanto allí nos ofrecía la naturaleza, deteniéndonos aquí y allí para hacer fotos o comentar algo respecto a los diferentes paisajes que pudimos contemplar, las prisas por tanto hoy no venían con nosotros.
Hubo un momento en que nos despistamos y siguiendo un track de esta aplicación que había tomado como referencia, nos metimos en una ZONA PROTEGIDA que, dicho sea de paso solo contaba con un cartel sin cadena ni puerta que pudiera disuadir a ciclistas despistados. En cualquier caso, en el transcurso de la ruta y cuando charlábamos amigablemente mi amigo Chema y yo, nos tropezamos con un agente forestal tras varios kilómetros adentro y después de haber superado la supuesta señal que no vimos.
Nos saludó educadamente y nos explicó que el paso estaba PROHIBIDO para todo el mundo al ser una zona de especial protección. !Wau¡ nos miramos sin saber qué decir ni qué hacer salvo disculparnos por nuestro despiste, y preguntarle que qué hacíamos, si continuar hacia adelante o dar media vuelta sobre nuestros pasos. Nos invitó a retroceder y nos explicó dónde estuvo nuestro error, así que volvimos hacia atrás hasta el cruce para deshacer nuestro entuerto.

Estaría contando páginas y páginas sobre la experiencia, pero tampoco quiero aburrir a nadie leyendo mis impresiones ruteras, por tanto resumir que anduvimos por sendas muy "picantes" donde fue necesario echar pie a tierra. También estuvimos perdidos un largo tiempo pues la ruta que tenía preparada la tuvimos que cambiar sobre la marcha, por el incidente comentado más arriba, pero que incluso así, la ruta en particular pero las rutas en general adquieren un tinte personal y de adrenalina añadida, que gusta cuando se exploran terrenos desconocidos.

Comimos muy bien en el Restaurante de Juan en el pueblo de Ruidera, y emprendimos viaje para terminar gran parte del recorrido inicialmente programado.
Comentar que como ya se ha terminado el verano, ahora da gusto pasear, caminar o correr por ese exclusivo paisaje de Castilla la Mancha, porque apenas hay gente y la mayoría de negocios de hostelería están cerrados hasta la próxima temporada. A los que os guste la paz y la tranquilidad, ahora es el momento de visitar Las Lagunas de Ruidera.