Hacia El Lago En El Cielo, Desde Mi Santander, al Nevado del Cocuy, Güicán y Chita, Boyacá, Abril 2023.
near San Gil, Santander (Republic of Colombia)
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Trail photos
Itinerary description
Parto con aquella hermosa sonrisa de mis sobrinas, como extra en el equipaje del alma, desde la bella San Gil, hacia oriente; había un combustible distinto, mucho menos contaminante y no era el huir o el olvidar, pues no se puede borrar algo que ya no está, no se puede naufragar en el océano de lo quejumbroso por siempre, pues cansa, hasta que las fuerzas o su ausencia, más bien, llevan al fondo; ya es justo para aquel capitán de un navío que no quiere navegar más con aquellos vientos del resentir, de lo que pudo ser, del dolor autoimpuesto por pensar que se puede controlar y alcanzar todo, como el más alto grado de ceguera positivista ponzoñosa, impulsando una vez más, sus velas, hacia las mismas coordenadas del supuesto fracaso.
Los lugares nuevos, las flores, cantos de aves e insectos extraños, los ascensos, cañones y montañas arañadas por caminos que tarde o temprano alcanzaría para acariciar con las ruedas de mi máquina mágica, los ríos que refrescaban el presente, los pueblos inéditos a mi vista, incrustados en inmensas montañas, la gente que me hacía parar para ofrecer un alentador cobijo, con su sonrisa u hospitalidad, los cielos negros salpicados de esas chispas brillantes, la luna que me guiaba cuando en lugar de dormir, quería pedalear, la lluvia que inundaba aquellas huellas que el sol de la mañana había impreso; tanto por agradecer. (...)
Ya viajaba con un sabor distinto en la boca, el de la libertad de aquel yugo maldito del mirar atrás, a donde no valía ni vale la pena regresar, por más inevitable que eso sea y así, atravesando la incógnita que era el oriente de Santander, luego de haber cruzado verdes profundos, cañones desérticos, valles inmersos en la caña, tabaco o café, mientras que en otros viajes lo hacía, por aquellos parajes nostálgicos de lugares o países con femenino nombre, de cuyas tierras he emigrado, para no distraerme del buen exilio del ahora, llego al fin de este viaje y al inicio del sendero que lleva a un lago en el cielo, y sobre todo su nueva semántica y esencia, recordándome que es para mí, no como Cerati lo había cantado, (para alguien más), ¡no!. Los ojos de la montaña me veían a mí y solo me recordaba lo que para mí mismo había logrado, a nadie más, quien pudiese merecer dedicación, metáfora o remembranza alguna, ya no me importaba, pues todo era ofrecido, solo a mi ser, así que al contrario del lírico gran Cerati, yo ahora canto a grito entero en estos caminos, aquella tonada de hace un año, a mi manera, aquella misma canción, pero con un alma distinta (...)
Waypoints
Vereda Cortaderas, Fuerte Ascenso.
He tomado un fuerte ascenso, sin punto de retorno, para evitar Onzaga y acortar camino, aunque al inicio me pareció un error, pues la oscuridad trajo a su amiga la lluvia, para que adornaran mi camino, la hospitalidad de la gente y los paisajes, de esa tarde, noche y a la mañana siguiente, me han hecho sentir mucho agrado de aquella decisión. Onzaga quedará para después y seguro también me gustará.
Arroyo cerca a Padua, Onzaga Santander
Saliendo de Santander, existe un bello corregimiento llamado Padua y allí me encontré al primer cicloturista de esta travesía. Con Martin de Holanda, compartimos rutas, atajos y adelantos de lo que a cada uno nos apareciera en ruta. Danke Martin.
Covarachía Boyacá
Un pueblito más, inédito en mi lista de visitas, esta vez el primero de Boyacá de este viaje, en el borde de las montañas que limitan con Santander. Saliendo del pueblito, regresaba a Santander, por el majestuoso cañón del Chicamocha.
Capitanejo Santander
Entrando de nuevo a Santander, en el fondo de esta zona del cañón del Chicamocha, se aprecia Capitanejo, cuyo clima es refrescado por la brisa y arrullado por el canto del río que abre uno de los cañones más hermosos y grandes del mundo. Bellas gentes, cultivos de tabaco y una gastronomía deliciosamente santandereana.
Collado de montaña
Una vista hermosa a la altura superior del cañón, después del Chapetón, donde una virgen marca el puerto de montaña y el descenso pavimentado hasta El Espino. Este hermoso cañón que forma el Río Nevado es el tercero de este viaje, junto con el Mogoticos y el Chicamocha, mientras que en la otra pared del mismo, en el lado opuesto, está el desvío hacia Macaravita, ubicada a la margen izquierda del Cañón. El río es quien dibuja con su cause, la frontera entre Boyacá y Santander y su carretera paralela, del lado de Boyacá, de repente toma una caprichosa vuelta, enroscándose para divisarla, metros abajo.
El Cocuy Boyacá
Llegando al Cocuy, pasadas las ocho de la noche, me esperaba mi amigo Giovanny, quien esta vez me guiaría en la montaña, para poder visitar el hermoso Parque Nacional Nevado del Cocuy, Güicán y Chita. Este bello poblado se adorna de blanco y verde esmeralda desde el zócalos de sus casas. Tal cual como el año pasado, aunque no en la montaña sino en el pueblo, me encuentro a mi amigo Cristian, de Puente Nacional y como si no quisiéramos encontrarnos, lo hemos hecho ya por dos años consecutivos y aspiramos a que el próximo, podamos subir juntos al nevado.
Eucalipto
Este hermoso árbol, marca el desvío hacia Chiscas, un municipio más que conozco en este gran viaje. Los paisajes de este tramo, permiten ver varios municipios entre las montañas como Guacamayas y El Espino.
Chiscas Boyacá
Chiscas fue un manojo de sorpresas, pues a parte de su increíble paisaje, su parque principal es un homenaje a los páramos del municipio y sus habitantes como el cóndor y los venados cola blanca. La gente fue lo que más pesó en la balanza de lo que serían recuerdos muy buenos después, gracias a su hospitalidad y naciente amistad. En Chiscas encontré un amiguito que tenía su bicicleta pinchada y por su puesto lo he ayudado para que no regrese caminando a su casa en el campo.
Las Mercedes, Chiscas, Boyacá.
Chiscas me tenía preparada una sorpresa más y era el poblado de Las Mercedes, un auténtico viaje en el tiempo. La vista de Chiscas, saliendo del municipio hacia Las Mercedes, también fue memorable.
Guacamayas y Panqueba, Boyacá.
Estos dos bellos municipios, ya los había visitado, pero siempre es hermoso poder pasar por ellos y deleitar la mirada con sus colores y tradiciones.
Nuevo mirador del nevado
Desde aquí y gracias a mi amigo dueño de un mirador, se pueden observar a lo lejos los nevados ya visitados, días atrás y el querido Chiscas, lleno de bonitas casas, paisajes y buenos recuerdos.
Alto de San Mateo
Uno de los puntos más altos de la ruta, donde la vista es espectacular y por donde había cruzado el año pasado, pues se divisa Macaravita, y gran parte de la provincia de García Rovira en Santander, al otro lado del río, aunque esta vez, la neblina inundó los paisajes de un profundo blanco.
San Mateo Boyacá
San Mateo fue el destino perfecto para terminar este viaje y no cruzar caminos ya andados, también por la falta de un tiempo que iniciaba a agotarse antes de regresar a la buena vida laboral. Allí don Ramón y la casa de las abejas, junto a su familia, me han recibido con alegría justo como el año anterior y esta vez compartimos un buen chocolate y pude llevar a casa algunos de sus productos apícolas, de una calidad inolvidable. Gracias por todo Don Ramón y familia.
Comments (6)
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Que buena travesía por estás encantadoras tierras, los nombres de esos poblados me parecen muy curiosos, espero algún día poder ir a recorrerlos, gracias amigo Marius por compartir el trazado.
Hay que hacerlo, yo sé que le va a gustar mucho y el parque del Cocuy es un lugar imperdible y hay que visitarlo antes que el último centímetro de glaciar se derrita. Un abrazo amigo.
Good for you you live in beautiful country
Is there Colombia 🇨🇴
Alibehghadam خدا تو را حفظ کند
Thanks