El Último Viaje de mi Vida. Octubre de 2013
near Puente Nacional, Santander (Republic of Colombia)
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Trail photos
Itinerary description
Un amigo de ese entonces, que escucha siempre las historias de viaje, quería acompañarme en una ruta de fin de semana. Yo tenía deseos de conocer Velandia, la más famosa vereda de Colombia, por la canción de la Cucharita. Eran las 3 de la tarde y con la gaseosa que disimulaba mal el calor y el aburrimiento del parque en Puente Nacional, nos disponemos a ir.
Era de noche ya cuando llegamos a la casa de Don Antonio, esposo de quien fuera uno de los amores de mi vida, mi querida señora Carmen, quien me cuidaba cuando niño. Pasamos allí la noche pues arribamos a las 7, caminando por donde la bici no nos permitía pedalear, entre oscuros campos. El día siguiente, estaba reservado para una buena jornada de montaña y llegar a Velandia en Boyacá, que no estaba lejos. Salimos muy temprano y buscamos la ruta que en mayoría descendente, nos llevaría a la carretera principal que va a Saboyá. Por cosas de la suerte, en el único tramo que es plano en esa trocha, unos toros estaban atravesados en la vía, mi amigo ya estaba adelantado unos metros.
Yo bajo un poco la velocidad e inexplicablemente me hallo en el suelo con la mirada a lo alto preguntándome, que había pasado, qué bache no vi, qué piedra aplasté con la rueda. Vuelvo la mirada y ahí, con amargura, comprendería que sería el último viaje de mi vida en bicicleta, en mi bicicleta ¨La poderosa¨ ya que no sabía que era más irritante si perder parte de la piel, que me robaban las piedras en mi caída o ver la bici rota tras de mí. Al menos la piel se regenera. El hierro del viejo navío, cede después de años y se rompe diciendo, ya no más. Luego reflexiono, si no fuera por los toros en la vía, no freno y otra sería la historia, o el golpe, que es lo mismo, sería menos olvidable. Regresamos a píe hasta la carretera principal y mi amigo ayudaba a llevar lo que queda de la bicicleta. Luego en camión, no sólo con la bici rota, a casa.
Era de noche ya cuando llegamos a la casa de Don Antonio, esposo de quien fuera uno de los amores de mi vida, mi querida señora Carmen, quien me cuidaba cuando niño. Pasamos allí la noche pues arribamos a las 7, caminando por donde la bici no nos permitía pedalear, entre oscuros campos. El día siguiente, estaba reservado para una buena jornada de montaña y llegar a Velandia en Boyacá, que no estaba lejos. Salimos muy temprano y buscamos la ruta que en mayoría descendente, nos llevaría a la carretera principal que va a Saboyá. Por cosas de la suerte, en el único tramo que es plano en esa trocha, unos toros estaban atravesados en la vía, mi amigo ya estaba adelantado unos metros.
Yo bajo un poco la velocidad e inexplicablemente me hallo en el suelo con la mirada a lo alto preguntándome, que había pasado, qué bache no vi, qué piedra aplasté con la rueda. Vuelvo la mirada y ahí, con amargura, comprendería que sería el último viaje de mi vida en bicicleta, en mi bicicleta ¨La poderosa¨ ya que no sabía que era más irritante si perder parte de la piel, que me robaban las piedras en mi caída o ver la bici rota tras de mí. Al menos la piel se regenera. El hierro del viejo navío, cede después de años y se rompe diciendo, ya no más. Luego reflexiono, si no fuera por los toros en la vía, no freno y otra sería la historia, o el golpe, que es lo mismo, sería menos olvidable. Regresamos a píe hasta la carretera principal y mi amigo ayudaba a llevar lo que queda de la bicicleta. Luego en camión, no sólo con la bici rota, a casa.
Waypoints
Provisioning
5,489 ft
Bocadillería
Provisioning
6,302 ft
Fábrica de Almojàbanas del señor Edelberto
Comments (2)
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Buen recorrido y buena memoria, para recordar con pelos y señales, lo que aconteció en la época.
Saludos amigo y gracias por compartir el trazado.
Gracias Oscar, este fue mi segundo tropiezo fuerte en bicicleta, tal cual como el primero que me hizo odiar las bicicletas desde niño. Esta sería la primera ruta sobre la que escribo por acá y se llama principio y fin y pues aquí da inicio a todo, sin embargo en esta oportunidad, no me iba a rendir y continuaría con más insistencia con la bicicleta. Un abrazo.