Chile/Argentina 2024-Carretera Austral-etapa 09-Villa Amengual-Mañihuales
near Villa Amengual, Aysén (Chile)
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Trail photos
Itinerary description
We embark on a fully paved stage of the Austral Highway, a classic journey marked by the relentless ups and downs that lead us through a landscape of lakes, forests, and meadows. Here, amidst the natural beauty, lie scattered remnants of fallen giant trees, silent witnesses to the era when 20th-century settlers ravaged the jungle with fires that raged for years.
As we progress and the forest gives way, vast meadows emerge to feed the herds of cattle, horses, and sheep, which now graze in harmony with the wild animals that populate the region. At a crossroads, we face a choice: continue on Route 7, which turns into a challenging gravel road with steep slopes but sparse traffic, or take the other road, paved but with heavy traffic. We opt for the comfort of asphalt.
We arrive early in Villa Mañihuales, fortunate to witness a Chilean Rodeo, a magnificent spectacle that immerses us in the tradition and skill of the riders and their horses. The activity, a test of agility and dexterity, challenges the pair of riders and their horses to herd and stop a bull in a series of coordinated movements within the arena. After the thrilling show, we head to Colonos Restobar for a hearty meal, albeit somewhat expensive.
For accommodation, we find refuge at Hostel Ruta 7, offering good value for money. In Villa Mañihuales, we learn that during autumn, lodgings are occupied by workers from gold and nickel mines that continue to operate during the week, while weekends are frequented by the few travelers heading south.
Nos lanzamos a una etapa completamente pavimentada de la carretera austral, una travesía clásica marcada por el incesante sube y baja que nos lleva a través de un paisaje de lagos, bosques y praderas. Aquí, entre la belleza natural, se encuentran esparcidos los vestigios de árboles gigantes derribados, testigos silenciosos de la época en que los colonizadores del siglo XX arrasaron la selva con incendios que consumieron años.
A medida que avanzamos y el bosque cede terreno, las extensas praderas se abren paso para alimentar a las ganaderías de bovinos, equinos y ovinos, que ahora pastan en armonía con los animales salvajes que pueblan la región. En un cruce de caminos, nos encontramos con una elección: seguir por la ruta 7, que se convierte en un desafiante camino de ripio con fuertes pendientes pero escaso tráfico, o tomar la otra carretera, pavimentada pero con mucho tráfico. Optamos por la comodidad del asfalto.
Llegamos temprano a Villa Mañihuales con la fortuna de presenciar un Rodeo Chileno, un espectáculo magnífico que nos sumerge en la tradición y la destreza de los jinetes y sus caballos. La actividad, una prueba de habilidad y destreza, desafía a la pareja de jinetes y sus caballos a arrear y atajar un novillo en una serie de movimientos coordinados dentro de la medialuna. Después del emocionante espectáculo, nos dirigimos al Colonos Restobar para disfrutar de una comida abundante, aunque algo cara.
Para el alojamiento, encontramos refugio en el hostal Ruta 7, que ofrece una buena relación calidad-precio. En la Villa Mañihuales, nos enteramos de que durante el otoño, los alojamientos son ocupados por trabajadores de las minas de oro y níquel que continúan operando durante la semana, mientras que los fines de semana son recibidos por los escasos viajeros que pasan rumbo al sur.
As we progress and the forest gives way, vast meadows emerge to feed the herds of cattle, horses, and sheep, which now graze in harmony with the wild animals that populate the region. At a crossroads, we face a choice: continue on Route 7, which turns into a challenging gravel road with steep slopes but sparse traffic, or take the other road, paved but with heavy traffic. We opt for the comfort of asphalt.
We arrive early in Villa Mañihuales, fortunate to witness a Chilean Rodeo, a magnificent spectacle that immerses us in the tradition and skill of the riders and their horses. The activity, a test of agility and dexterity, challenges the pair of riders and their horses to herd and stop a bull in a series of coordinated movements within the arena. After the thrilling show, we head to Colonos Restobar for a hearty meal, albeit somewhat expensive.
For accommodation, we find refuge at Hostel Ruta 7, offering good value for money. In Villa Mañihuales, we learn that during autumn, lodgings are occupied by workers from gold and nickel mines that continue to operate during the week, while weekends are frequented by the few travelers heading south.
Nos lanzamos a una etapa completamente pavimentada de la carretera austral, una travesía clásica marcada por el incesante sube y baja que nos lleva a través de un paisaje de lagos, bosques y praderas. Aquí, entre la belleza natural, se encuentran esparcidos los vestigios de árboles gigantes derribados, testigos silenciosos de la época en que los colonizadores del siglo XX arrasaron la selva con incendios que consumieron años.
A medida que avanzamos y el bosque cede terreno, las extensas praderas se abren paso para alimentar a las ganaderías de bovinos, equinos y ovinos, que ahora pastan en armonía con los animales salvajes que pueblan la región. En un cruce de caminos, nos encontramos con una elección: seguir por la ruta 7, que se convierte en un desafiante camino de ripio con fuertes pendientes pero escaso tráfico, o tomar la otra carretera, pavimentada pero con mucho tráfico. Optamos por la comodidad del asfalto.
Llegamos temprano a Villa Mañihuales con la fortuna de presenciar un Rodeo Chileno, un espectáculo magnífico que nos sumerge en la tradición y la destreza de los jinetes y sus caballos. La actividad, una prueba de habilidad y destreza, desafía a la pareja de jinetes y sus caballos a arrear y atajar un novillo en una serie de movimientos coordinados dentro de la medialuna. Después del emocionante espectáculo, nos dirigimos al Colonos Restobar para disfrutar de una comida abundante, aunque algo cara.
Para el alojamiento, encontramos refugio en el hostal Ruta 7, que ofrece una buena relación calidad-precio. En la Villa Mañihuales, nos enteramos de que durante el otoño, los alojamientos son ocupados por trabajadores de las minas de oro y níquel que continúan operando durante la semana, mientras que los fines de semana son recibidos por los escasos viajeros que pasan rumbo al sur.
Waypoints
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