Camino del Norte. Etapa 8. Lorenzana-Sobrado

Bueno, después de una etapa interminable, llega la reina del Camino del Norte. La del Abadín, la de la cota máxima. Y eso requería salir temprano y desayunado. Ambas cosas ok.
A las 7:00 ya en la bici. Afortunadamente hasta Mondoñedo, que es donde suelen comenzar estar etapa, poco esfuerzo. Eso me preocupaba. Allí, fotos de rigor y a por el puertaco. Rampas iniciales y finales muy fuertes, pero el resto asequible.
Primera parte de la etapa superada. Pero en Abadín llega otro contratiempo que no esperaba. Primer chaparrón del día. Venía oyendo truenos todo el camino y ha sido allí donde se ha decidido. De nuevo unos árboles me sirven de escudo, pero no tanto como en Gijón. Me chopo entero. Por momentos echo de menos el sol. Quién me lo iba a decir.
Pensaba ir por caminos, pero el barro me tira para atrás y decido seguir a Villalba por general. Es el tramo más peñazo del día pero el ritmo es bueno. Aunque he de parar una segunda vez por la lluvia. Llego a Villalba, el pueblo me parece tan gris como el tiempo. Sigo dirección Baamonde, primero por general y luego por caminos que no dejo hasta el final de la etapa.
En Baamonde me tomo una cocacola fresquita y una pulguita de jamón.
Google me dice que hasta Sobrado me quedan dos horas. Caminos solitarios, bosques, y un tramo durísimo me ponen en la cota máxima del Camino. Lo malo de la etapa de hoy es que hay subidas larguísimas y bajadas cortísimas. Eso da bajón.
El resto ha de ser fácil, pero no lo es. Por la aparición de un tercer chaparrón y por un par de subiditas. Además el pueblo se hace de rogar.
Llego a las 15:30. Bastante reventado pero, quizá, esperaba más dureza.
Comiendo conozco a un grupo de peregrinos y cae un diluvio. Aún he tenido suerte.
Me quedan unos 60. Ya casi estoy. Ya casi lo tengo.