Aventura por Marruecos. Día 3/4. Chefchaouen-Oued Laou-Azla

Resulta complicado conciliar el sueño cuando el alojamiento se encuentra situado en plena Medina, por el jaleo de la noche, la desconsideración de algunas personas, los perros y a las 5 de la mañana la llamada a la oración, pero aún así conseguí dormir unas cuantas horas.
Para hoy teníamos una buena, buena ruta; casi 100 km con desnivel nada despreciable: 1500 metros.

Decidimos rodear el monte donde se encuentra Xaouen en lugar de cruzarlo pues aunque solo nos separaban 14 km para llegar directamente al paraje de Akchour, con la intención de visitar las famosas cascadas, decidimos hacer carretera. Esta decisión nos amplió la ruta casi 30 km más evitando metros de desnivel, aunque ya íbamos bien despachados.
Después de desayunar bien en el hostal Chema quiso recorrer la Medina ahora que no había casi nadie, incluyendo los lavaderos que se encontraban en la denominada "Medina Nueva". Perdimos mucho tiempo en esta excursión que luego pagaríamos bien, pues el calor y las subidas largas y pendientes, nos hicieron mella en las piernas y en la mente.
Abandonamos Xauen sobre las 10 de la mañana, y los más de seis kilómetros que subimos el día anterior, ahora eran de bajada.
Buscábamos visitar una zona turística donde hay un nacimiento y unas famosas cascadas conocidas como Akchour.

No pensábamos que habría tanta gente y antes nos paramos a hacer fotos en un camping donde hay tirolinas, charcas de agua para el baño y algunos bares donde refrescarse. El camping se llama Tiroline Akchor y merece la pena detenerse. Todavía nos faltaban algunos kilómetros para rio arriba para llegar a las cascadas, pero cuando llegamos allí había tal cantidad de gente, que decidimos dar media vuelta y retomar el camino pues se nos hacía tarde.
Debo decir que la seguridad en el camping nos encantó pues había una especie de guarda que nos dijo que podíamos dejar las bicicletas aparcadas sin problema, pues él estaba pendiente. Así fue, caminamos unos metros, hicimos fotos y retomamos la marcha.
Es curioso ver hornos de leña a ambos lados de la carretera custodiados por mujeres ataviadas con sus ropas típicas de esa zona, quienes elaboran tortas de pan y pastas deliciosas por cierto. Tortas de pan a 5 Dírham (unos 45 céntimos de euro). Compramos unas pastas pequeñas que costaban 1 Dirham y estaban riquísimas.

Seguimos carretera y cuando llegamos a Tassift nos encontramos con un mercadillo instalado a ambos lados de la carretera, pero justo llegamos cuando estaban recogiendo todo, así que nos vimos envueltos en un absoluto caos circulatorio, pero nunca me sentí agobiado.

Cruzamos el pueblo y llegamos para comer a la orilla de la playa de Oued Laou, donde comimos una rica fritura de pescado acompañado por una botella de agua fresca. Pero nuestra ruta no acababa aquí, nos quedaban todavía 28 kilómetros más con subidas constantes, y un sol que ya estaba haciendo mella en nosotros.
la salida del pueblo fue subir unos 5 kilómetros con vistas al mar. Subir y subir hasta que observé una fuente de agua que manaba de la tierra. No bebí, pero no pude evitar meter la cabeza debajo del chorro de agua y refrescarme todo cuanto pude, que alivio tan grande sentí para asumir esos pocos pero intensos kilómetros.
Por fin, ya con el sol intentando ocultarse, llegamos a Azla, una pequeña localidad turística donde cenamos otra vez pescado, pero acompañado por unas ensaladas de pasta y arroz, que nos supieron a gloria.
El alojamiento, extraordinario, regentado por una francesa y su pareja un marroquí excelentes; "casa Azla". Incluso le cambiaron dinero a Chema pues se había quedado sin moneda marroquí.