Vuelta a Iberia XII (2015) 6ª Selva del Camp-Villafranca del Penedés

Durante los primeros kilómetros, rodaremos por caminos rurales, asfaltados y en descenso. Pasada la autovía C-14, y por no retroceder, me tocó meterme por en medio de un campo, pero que no supuso ningún trastorno, pues se pedaleaba bien.
Pasamos Villalonga, el Rourell y al llegar al río Francolí, metedura de pata bestial. Dos compañeros seguimos el trakc, que supuestamente discurre por un senda paralela al río; bien pues ni senda ni nada de nada. Fuimos sorteando cañas, matorral de río, nos enfangamos, sí, siguiendo algo que se parecía a una senda; pero por allí lo único que había pasado desde hacía mucho tiempo, era el agua de alguna crecida.
Siguiendo el trakc, salimos del río subiendo por una pista muy deteriorada y con bastante desnivel (10% de media), donde había que buscar bien la trazada, para no caer en alguno de los innumerables regueros que había, rodeada de un terreno devastado por un incendio, con lo cual este tramo, que a priori se prometía divertido, se convirtió en un suplicio.
El resto de compañeros se fueron por asfalto, al ver lo que había, y aunque llegamos unos 10 minutos antes que ellos a La Secuita, ellos llegaron limpios y sonrientes, y nosotros parecíamos supervivientes de las trincheras del Somme.
Desde La Secuita, un suave descenso por una buena pista nos llevaría hasta el embalse del Catllar, desde donde empezaríamos una suave subida de unos tres kilómetros, al 3%, nos llevará hasta la proximidades del Alto del Mas Blanch, y de allí bajemos hasta Salomó, donde volvimos a cargar agua.
Salimos de Salomó hacia el Más de Boronat, rodeados de viñedos y un pequeño bosque que nos proporcionaba sombra mientras íbamos subiendo suavemente por una buena pista, y que en la bajada siguiente nos dejaría en Bonastre, donde paramos en la fuente de la entrada, para volver a reponer agua, pues lo que venía ahora tenía pinta de ser bastante duro.
Nuestro próximo destino era Albinyana, y para ello debíamos cruzar el Macizo de Bonastre. Así, teníamos por delante kilómetro y medio con un desnivel medio del 6.5%; pero con una rampa final de unos 600m donde se alcanzaba una pendiente del 12.5%, y todo rodando por asfalto. Alcanzado el collado, teníamos Albinyana a tiro, y sólo nos quedaba superar un pequeño repecho antes de dejarnos caer y buscar donde comer, que ya iba siendo hora, aunque nos habían dicho que aquí no habría nada y deberíamos acercarnos a la zona del parque acuático. Menudo marrón. Una advertencia: esta pequeña carretera, al menos el domingo que pasamos nosotros, llevaba bastante tráfico.
Aquí, nuevamente, apareció nuestra buena estrella, y encontramos en la misma carretera un magnífico lugar para comer, aunque seguramente los más remilgados lo pasen de largo, por su aspecto de taberna de pueblo.
Y aquí otra reseña. El local en cuestión es el “Bar Albinyana”, y su ubicación y presencia, en la orilla de la carretera, con cuatro mesas en una estrecha acera, como ya he comentado haría huir a los más remilgados. Ellos se lo pierden. Ya dentro, la apariencia sigue siendo sencilla, y el comedor no presenta muchos lujos; pero en el ambiente campea ese aroma que nos gusta a los amantes de la buena mesa, donde se come de verdad, sin tonterías, donde el contenido es más importante que el continente. No nos equivocamos. Todo a la brasa y con los condimentos necesarios para salir de allí encantados y con la seguridad de volver, si alguna vez pasamos por la zona.
Ahora rodaremos durante varios kilómetros por buenas pistas, excepto la senda que encontraremos nada más salir de Albinyana, pero que no presenta dificultad alguna, que nos llevarán hacia el pantano y el parque de Foix, sin encontrar grandes desniveles. Pasada una gran cantera y al poco de coger la carretera que baja al pantano, nos desvíaremos por una senda, totalmente ciclable, que se adentra en el parque. Después de un tramo de buena pista, volvemos a meternos en otra senda, que tampoco presenta dificultad, que, bordeando el pantano, nos llevará hasta la pared de la presa. Mientras bordeamos el pantano, enfrente veremos el Castellet de Foix.
Nada más cruzar la presa, nos tocará afrontar la parte más dura del día, hasta llegar al Turó de les Tres Partions, en que deberemos salvar un desnivel de 370m en poco más de 6km, con un desnivel medio del 5%, pero que en algún tramos supera con creces el 10%, sobre todo en la parte inicial, donde llegamos a ver como los inclinómetros llegaban al 15% de pendiente. Afortunadamente la pista está bastante bien, salvo alguna curva, en la que las derrapadas de los que bajan por aquí, ha hecho verdaderos estragos,
Una vez alcanzado el Turó de les Tres Partions, ya sólo nos queda al cercano Pico de L’Aliga, desde donde las vistas de la costa son magníficas, y podremos sobreponernos del esfuerzo de la subida, sabiendo que hasta nuestro destino, apenas tendremos que darle a los pedales.
Un rápido descenso por una buena pista combinada con la carretera de acceso a una urbanización, nos llevará hasta el Castell d’Olèrdola, visitable si se llega a buena hora, y un rapidísimo tramo de carretera nos llevará hasta la senda del barranco de la Vall. Cuidado con esta bajada que es muy rápida, y el giro a la izquierda muy brusco.
Por la senda del barranco, bordeamos San Miquel de Olèrdola, salimos de nuevo al asalto, y tras superar un corto repecho, nos dejamos caer hasta Villafranca del Penedés.
Al final nos salieron 83.5km y 1350m de desnivel.
Agua, como en las anteriores etapas solo pudimos recargar en los pueblos por los que pasábamos.
Alojamiento
Pensión Avenida Tfno 938171319 601246929 C/ Eugeni d’Ors 48 30€ por cabeza alojamiento y desayuno
http://www.pensionavenida.es/es/
Es una pensión, ubicada en un piso, de aspecto agradable, con los baños fuera de la habitación, con pinta de alquilar habitaciones a trabajadores que están de paso. Todo muy limpio y aseado.
El dueño regenta un asador, que lamentablemente no pudimos disfrutar (cierra los domingos noche), pero por el aspecto y el desayuno que nos arrearon, se debe de cenar bastante bien.