Vuelta a Iberia XI (2014) 1ª/2ª Granada- Ermita Vieja-Lanjarón-Juviles
near Alcaicería de Granada, Andalucía (España)
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Itinerary description
Pasado un tiempo de nuestro regreso de nuestro viaje, por fin he podido terminar el relato de esta edición de nuestra particular Vuelta a la Península.
Como WIKILOC no me ha dejado subir la primera de nuestras etapas (Granada-Lajarón). repitiéndome machaconamente que esta ruta ya estaba subida¿???????, me ha tocado subir las dos primeras juntas.
1ª etapa Granada-Lanjarón
Bueno, empezaba la continuación de nuestra aventura, y francamente había ganas, a pesar de la dureza que a priori marcaba el recorrido.
Así los siete que acudimos este año, empezamos con un rodar tranquilo, pues hasta que no llegásemos al río Dilar para empezar a subir a la Ermita Vieja, no estábamos dispuestos a sufrir.
Así poco a poco empezamos a perder el contacto con el mundo estresante de lo que llamamos civilización, alejándonos de Granada, con el inclinómetro marcando ya una tendencia al alza.
Pasamos Ogíjares y Gójar, y casi sin darnos cuenta llegamos al puente sobre el río Dílar, punto en común con nuestro trazado del año pasado. Como anécdota, en este momento JuanCar abdicaba.
Aquí, nos separamos en dos grupos, los que queríamos subir la Ermita Vieja, dispuestos a probarnos en este primer día y ver como andábamos haciendo las dos subidas gordas, y quienes no querían machacarse desde el primer día y tomarse las cosas con más calma, más teniendo en cuenta que uno de ellos no hacía dos meses se había fracturado el esternón en una caída.
Viniendo de Valencia, donde llevamos casi un año sin ver caer una gota de agua, el rodar siguiendo el cauce del río Dílar, viendo correr el agua, nos parecía un sueño y una delicia para nuestros sentidos.
Llegamos a la casa forestal, convertida en Centro de Interpretación, y empezamos a subir hacia la Ermita Vieja, primer gran test de esta XI Vuelta a Iberia, y nuestra primera trampa, en uno de esos sin sentidos que nunca llegaré a entender, y es que a pesar de estar marcada la subida, como PR, por una senda, el sentido común nos llevaba a continuar la pista que se adentraba en las instalaciones del C.I. hasta que nos encontramos con otra puerta que nos cerraba el paso, obligándonos a retroceder y subir por la senda, de unos 300m de longitud y ciclable en casi todo su trazado, salvo el repechón inicial, para enlazar con la pista, justo detrás de la puerta que nos encontramos cerrada. Entiendo que cuando el C.I. esté cerrado te manden por la senda, pero estando abierto, me parece absurdo tener cerrada la pista. En fin, vivimos donde vivimos.
Salvado este pequeño escollo, continuamos con la ascensión que en unos 6 kilómetros nos haría subir casi 500m. A pesar del temor inicial, la verdad es que la subida era muy agradecida, sin grandes rampas y durante gran parte del recorrido protegidos del sol por la masa arbórea
Poder subir a la marcheta, nos permitía disfrutar de la vista de la vega granadina y poco a poco iban cayendo los kilómetros. Alcanzamos el refugio de la Ermita Vieja, y paramos para echar alguna foto y reagruparnos, antes de arremeter el último empellón que nos llevaría hasta el collado, desde contemplamos el llano que riega el río Dúrcal.
El descenso hacia Dúrcal, tremendo, por una estupenda pista con bastante pendiente y que en algún punto estaba algo deteriorada, pero sin gran complicación. Llegamos a Dúrcal por los Llanos de Marchena, juntándonos con los dos compañeros en el puente de Lata, y tras atravesar al pueblo salimos a la carretera que nos llevaría hasta Nigüelas, una carretera que recordábamos del año pasado por la rapidez con que la hicimos, lo que nos hacía presagiar que estaría mucho más empinada, de lo que realmente nos pareció al hacerla en este sentido.
Una vez en Nigüelas, los que el año pasado no subieron a ver la falla, se acercaron, y el resto nos pusimos manos a la obra, en la dura tarea de buscar donde comer. La oferta en Nigüelas no es muy extensa, y acabamos comiendo en el “Bar Salvador”, al pie de la iglesia, y aunque a base de tapeo por “no haber avisado, para preparaos algo”, comimos y…bebimos muy bien, por 15€ por cabeza
Y como todos los buenos momentos terminan alguna vez, tocaba reiniciar la marcha y enfrentarnos a la segunda parte de la etapa, presentada como un coco. El descenso hacia el río Torrente rapidísimo por las calles de Nigüelas, y de pronto, zapatazo en los morros: teníamos por delante un subidón del 15. Y es que ese era el desnivel medio de los 1800m que teníamos por delante, en los cuales subiríamos 270m, superando en muchos tramos el 20% de desnivel. Muy lentamente iban pasando los metros y veíamos como Nigüelas se iba quedando allá, pero que muy allá abajo.
Nos quedaba la mitad de la subida y afortunadamente la pendiente suavizaba bastante, aunque aún mantenía un desnivel medio del 6.5%, pero bastante llevadero. A partir de aquí, cuatro kilómetros y medio de suave descenso hasta el Cortijo del Puerto, y de nuevo una leve subida hasta el Cortijo de Pedro Calvo.
Durante todo este tramo iremos contemplando el embalse de Béznar y la sierra de Lújar, y empezaremos a ver nuestro destino Lanjarón.
A partir de aquí un largo y rápido descenso, por una estupenda pista, que conforme íbamos descendiendo de cota se iba cubriendo de vegetación, y que nos haría los honores hasta la entrada a Lanjarón, por la parte del Balneario.
Y por fin, después de muchas jornadas de pedaleo y kilómetros en nuestras piernas conseguíamos llegar a nuestro destino a una hora decente, tanto que nos permitió disfrutar de un merecido y relajante baño en la piscina del hotel, sin importarnos lo fresquita que estaba el agua.
Para remate, la cena en el “Flowers” (16€ por cabeza), casi a la salida del pueblo, siguiendo la carretera que cogeríamos al día siguiente, genial
Al final nos comimos 53km y 1500m de desnivel, que para ser el primer día, no estuvieron mal, y que viendo la facilidad con que los habíamos hecho, nos ayudaron a despejar muchas de las dudas que teníamos para los días siguientes.
Fuentes
Escasas, a pesar de correr por muchos arroyos. Únicamente en los pueblos y una entre Nigüelas y Lanjarón, en el cortijo de Pedro Calvo
Alojamiento
Hotel Andalucia
Teléfono 958770136 Avenida Alpujarras, 15-17, 18420 Lanjarón
Hab doble+desayuno 40€
http://www.hotelandalucia.com/
Fotos
https://www.dropbox.com/sh/blnuylvp4loebcg/AAB8NfDOEvIhBmglfYwU2HaEa
2ª etapa Lanjarón-Juviles
Animados por el éxito del primer día, afrontábamos la, quizás, etapa más dura de este año con optimismo, a pesar de lo que nos esperaba por delante, confiados que viendo los desniveles y kilometrajes de las subidas, lo que nos íbamos a encontrar se asemejaría más a la subida a la Ermita Vieja, que a la salida de Nigüelas.
Pues no. Como el anuncio de una determinada compañía de seguros, ERROR!!!!!
Y es que al poco de abandonar Lanjarón, al dejar la carretera, y con las piernas aún frías, nos encontramos con un tramo de unos 2km de longitud en que debíamos superar unos 220m; ahí es “ná”, un desnivel medio del 11%, y en el tramo había algún trecho en que se medio llaneaba. Así que sumar, restar, multiplicar y dividir, y fácilmente calcularéis los centímetros que el manillar superaba la altura de vuestras cabezas en algunos puntos.
Pero nada, una vez superado este tramo, y los 700m siguientes (6%), lo cierto es que los casi 14km que nos separaban del Área Recreativa de Fuente Palo, se hicieron bastante llevaderos, y eso que hasta alcanzar la cota 1700m, casi 10km después la media era de un 8%, que las “paellas” ayudaban a superar cómodamente (je,je) y de ahí hasta Fuente Palo prácticamente llano.
Como no, las vistas espectaculares, acompañándonos durante gran parte de la subida la vista del valle del río Guadalfeo y la Sierra de Lújar.
Eso sí, nos llevamos una gran decepción al llegar a Fuente Palo, pues después de tan larga subida, y viendo como corría el agua por la acequia Grande, esperábamos encontrar una fuente donde repostar, pero por mucho que buscamos, no encontramos ninguna y la que había en los paelleros, al lado de la balsa, estaba cerraba.
Así que los más necesitados, ante la posibilidad que la siguiente fuente que llevábamos marcada también estuviera seca, hubieron de repostar agua de la propia acequia, con la esperanza que al ganado no le hubiera dado por utilizarla como urinario en la parte alta de su recorrido.
Tras una breve parada, comer alguna barrita y refrescarnos un poco enfilamos la bajada de 11km que teníamos por delante hasta alcanzar la carretera de Órgiva a Pampaneira, a la altura de la Ermita del Santo Padre.
La velocidad de vértigo, las sensaciones escalofriantes y de tanto poner los cinco sentidos en lo que teníamos entre manos, casi todos se pasaron de largo de la fuente de Haza Llana, un verdadero regalo.
Nos llevamos alguna sorpresa en la bajada, pues el buen estado de la misma, invitaba a frenar lo justito, y nos encontramos con un par de camiones parados cargando leña, con el consiguiente amasijo de pequeñas ramas que ocasionaba la operación de carga y con algún tramo de suelo “rizado” por la tracción de los orugas.
Al final se hizo un pelín larga, pero era una gozada ver como íbamos restando kilómetros a la etapa.
La parada en la ermita fue breve, lo justo para agruparnos y atisbar lo que nos esperaba por delante.
Rápidamente el asfalto nos puso en el puente sobre el barranco de Poqueira, a la entrada de Pampaneira. De aquí a Capileira, donde pensábamos comer, nos quedaban unos 7km en los que debíamos superar unos 500m de desnivel (7%), pero que por la hora que era y el hecho de rodar por el asfalto se me hicieron interminables, más aún por el hecho de conocer la subida de cuando subimos de Motril al Veleta, aunque aquella vez eran las ocho de la tarde
Tal era la obsesión con las cervezas que me iba a tomar en cuanto llegase, y conocedor de lo que nos esperaba, que ni siquiera paré a ver los bonitos y típicos pueblos alpujarreños de Pampaneira y Bubión (ya los conocía), cosa que si hicieron el resto de los compañeros, pero se me estaba haciendo tan pesado que pensaba que si paraba de allí no me movía ni una harén.
Rodar por el asfalto fue pesado y sofocante, pero al llegar a Capileira recibimos nuestro merecido trofeo. Cervezas a tropel y una buena ración de pasta y carnes para detrás, en el “Cascapeñas” (22€ por cabeza), para reponer lo perdido y pensando en lo que aún nos quedaba por delante.
Afortunadamente para nosotros lo más duro ya estaba hecho, y aunque aún nos quedaba casi la mitad de la etapa, los 600m de desnivel que nos quedaban hasta llegar a Juviles, nos la traían al pairo, pues viendo los desniveles que nos quedaban, no parecía que fuésemos a sufrir mucho.
Así, poco a poco fuimos ganando altura, y la verdad, quitando la salida de Capileira, el resto de la ruta no tenía excesiva dureza. Eso, junto al hecho de rodar por una estupenda pista, nos permitía subir disfrutando del espectacular paisaje, con el Mulhacén y el Veleta vigilándonos continuamente, y despejando nuestras dudas al inicio, de plantear el recorrido de este año, de si subiríamos por el Veleta o haríamos la ruta por Lanjarón. Y es que se podía contemplar un enorme manto blanco que aún cubría las cumbres, y probablemente la pista que viene de Pradollano.
Y casi sin darnos cuenta, nos plantamos en la otra vertiente de la sierra, teniendo ya a la vista el valle del río Trevélez y la sierra de Juviles, enfrente. Aunque, como aquí las distancias son enormes, y nuestro paso era tranquilo, aún nos quedaba un rato de andar rodando por allí.
El paisaje seguía siendo espectacular, más aún a esas horas de la tarde, en que el sol empezaba a flojear, haciendo mucho más agradable nuestro pedaleo.
Y por fin llegamos al tan temido paso del barranco de la Bina. Ya el año pasado me estuve empapando de todo lo que se publicaba en la TAD sobre él, y las nuevas publicaciones de este año no presagiaban nada bueno; pero bueno, nosotros estábamos allí y habíamos venido para pasarlo.
Al acercarnos a él, nuestro temor se transformó en alegría al ver que sí, que la pista desaparecía, convirtiéndose en una senda de unos 200m pero perfectamente ciclable, y respiramos tranquilamente, hasta que al girar una curva, unos 100m más adelante, dimos con nuestro gozo en un pozo: el tramo de senda no era el paso del barranco de la Bina. El auténtico lo teníamos allí, bajo nuestros pies. Bueno, unas cuantas decenas de metros bajo nuestros pies.
Como no cabía otra, descabalgamos de nuestras bicis, y volvimos a practicar nuevamente el arrastring, especialidad del BTT en la que ya tenemos cierta práctica. Si, nos costó un poquito, pero lo superamos. Es la ventaja de viajar en grupo, que cuando toca tirar de calcetín, siempre puedes contar con alguien para dar un empujoncito a la bici y superar cualquier escollo, si no quieres andar desmontando las alforjas y dar un par de viajecitos. Vamos, lo que en argot ferroviario llamamos circular con doble tracción por cola.
Y cuando ya teníamos todas las bicis al otro lado, la única alforja que se quito de la bici, vimos como se le escapaba a uno de los compañeros, en el afán de sacar la cámara para echar una foto, y vimos como echaba a rodar hacia el fondo del barranco, echándonos a temblar, pues el barranco seguía su curso unos cuantos metros más por debajo de por donde nosotros estábamos cruzando. Y únicamente un golpe de suerte hizo que la distribución del peso la hiciese caer del “lado bueno”, el nuestro y no decidiese seguir el cauce del barranco.
De todos modos, que esto, y las fotos que he subido del barranquito, no desanime a nadie. Vale la pena hacer la TAD por aquí y no seguir la carretera. Si vais varios, pues a subir las bicis entre dos; y si vais solos, se quitan las alforjas, se pasa la bici y luego las alforjas. Así de paso, esto os puede servir de estiramientos.
Ahora si lo teníamos todo hecho, o casi. Sólo nos quedaba superar un pequeño desnivel de unos 30m, y empezar a bajar hasta Trevélez. Eso sí, con mil ojos, pues conforme iban apareciendo casas a lo largo del camino, éste se iba deteriorando, suponiendo un riesgo para nuestra integridad (surcos longitudinales, gravilla en alguna curva).
El paso por Trevélez rápido, pues ya se iba haciendo tarde, y aún nos quedaba superar alguna cuestecita camino de Juviles.
El tramo hasta Juviles, precioso, con el sol ya poniéndose, el río Trevélez a nuestra derecha, allá al fondo y, para no tener que pedir nada más, el Castañar Nazarí a nuestra izquierda, aunque lamentándonos de no tener tiempo para detenernos y disfrutar un poco más de él.
A pesar del par de cuestecitas que tuvimos que superar, rodando por asfalto, no se nos hizo para nada pesado, y es que a estas horas ya daba gusto pedalear.
La bajada hasta Juviles, muy rápida, también por asfalto y disfrutando de los últimos kilómetros que nos quedaban, y pensando que al final, los 73 km y 2300m de desnivel que nos íbamos a hacer, no habían sido tan duros, bueno, duros sí; pero más llevaderos de lo que imaginábamos, si exceptuamos el tramo de Pampaneia a Capileira; pero es que a las dos de la tarde, con el desnivel que teníamos y por estos lares, era de esperar.
Fuentes
Como en la etapa anterior, escasean a pesar de la cantidad de arroyos. Sólo una, entre Lanjarón y la Ermita del Santo Padre, una en el kilómetro 25. En el resto de la etapa, sólo había posibilidad de repostar en los pueblos.
Alojamiento
Bar-Pensión " TINO " C/Altillo Bajo, 38. Telf. 958 76 91 74
Alojamiento, cena, desayuno y lavadora 39€ por cabeza
Fotos
https://www.dropbox.com/sh/19qkslk72l9ioeo/AADgqm0b5lp1mXJNkbri-PvTa
Como WIKILOC no me ha dejado subir la primera de nuestras etapas (Granada-Lajarón). repitiéndome machaconamente que esta ruta ya estaba subida¿???????, me ha tocado subir las dos primeras juntas.
1ª etapa Granada-Lanjarón
Bueno, empezaba la continuación de nuestra aventura, y francamente había ganas, a pesar de la dureza que a priori marcaba el recorrido.
Así los siete que acudimos este año, empezamos con un rodar tranquilo, pues hasta que no llegásemos al río Dilar para empezar a subir a la Ermita Vieja, no estábamos dispuestos a sufrir.
Así poco a poco empezamos a perder el contacto con el mundo estresante de lo que llamamos civilización, alejándonos de Granada, con el inclinómetro marcando ya una tendencia al alza.
Pasamos Ogíjares y Gójar, y casi sin darnos cuenta llegamos al puente sobre el río Dílar, punto en común con nuestro trazado del año pasado. Como anécdota, en este momento JuanCar abdicaba.
Aquí, nos separamos en dos grupos, los que queríamos subir la Ermita Vieja, dispuestos a probarnos en este primer día y ver como andábamos haciendo las dos subidas gordas, y quienes no querían machacarse desde el primer día y tomarse las cosas con más calma, más teniendo en cuenta que uno de ellos no hacía dos meses se había fracturado el esternón en una caída.
Viniendo de Valencia, donde llevamos casi un año sin ver caer una gota de agua, el rodar siguiendo el cauce del río Dílar, viendo correr el agua, nos parecía un sueño y una delicia para nuestros sentidos.
Llegamos a la casa forestal, convertida en Centro de Interpretación, y empezamos a subir hacia la Ermita Vieja, primer gran test de esta XI Vuelta a Iberia, y nuestra primera trampa, en uno de esos sin sentidos que nunca llegaré a entender, y es que a pesar de estar marcada la subida, como PR, por una senda, el sentido común nos llevaba a continuar la pista que se adentraba en las instalaciones del C.I. hasta que nos encontramos con otra puerta que nos cerraba el paso, obligándonos a retroceder y subir por la senda, de unos 300m de longitud y ciclable en casi todo su trazado, salvo el repechón inicial, para enlazar con la pista, justo detrás de la puerta que nos encontramos cerrada. Entiendo que cuando el C.I. esté cerrado te manden por la senda, pero estando abierto, me parece absurdo tener cerrada la pista. En fin, vivimos donde vivimos.
Salvado este pequeño escollo, continuamos con la ascensión que en unos 6 kilómetros nos haría subir casi 500m. A pesar del temor inicial, la verdad es que la subida era muy agradecida, sin grandes rampas y durante gran parte del recorrido protegidos del sol por la masa arbórea
Poder subir a la marcheta, nos permitía disfrutar de la vista de la vega granadina y poco a poco iban cayendo los kilómetros. Alcanzamos el refugio de la Ermita Vieja, y paramos para echar alguna foto y reagruparnos, antes de arremeter el último empellón que nos llevaría hasta el collado, desde contemplamos el llano que riega el río Dúrcal.
El descenso hacia Dúrcal, tremendo, por una estupenda pista con bastante pendiente y que en algún punto estaba algo deteriorada, pero sin gran complicación. Llegamos a Dúrcal por los Llanos de Marchena, juntándonos con los dos compañeros en el puente de Lata, y tras atravesar al pueblo salimos a la carretera que nos llevaría hasta Nigüelas, una carretera que recordábamos del año pasado por la rapidez con que la hicimos, lo que nos hacía presagiar que estaría mucho más empinada, de lo que realmente nos pareció al hacerla en este sentido.
Una vez en Nigüelas, los que el año pasado no subieron a ver la falla, se acercaron, y el resto nos pusimos manos a la obra, en la dura tarea de buscar donde comer. La oferta en Nigüelas no es muy extensa, y acabamos comiendo en el “Bar Salvador”, al pie de la iglesia, y aunque a base de tapeo por “no haber avisado, para preparaos algo”, comimos y…bebimos muy bien, por 15€ por cabeza
Y como todos los buenos momentos terminan alguna vez, tocaba reiniciar la marcha y enfrentarnos a la segunda parte de la etapa, presentada como un coco. El descenso hacia el río Torrente rapidísimo por las calles de Nigüelas, y de pronto, zapatazo en los morros: teníamos por delante un subidón del 15. Y es que ese era el desnivel medio de los 1800m que teníamos por delante, en los cuales subiríamos 270m, superando en muchos tramos el 20% de desnivel. Muy lentamente iban pasando los metros y veíamos como Nigüelas se iba quedando allá, pero que muy allá abajo.
Nos quedaba la mitad de la subida y afortunadamente la pendiente suavizaba bastante, aunque aún mantenía un desnivel medio del 6.5%, pero bastante llevadero. A partir de aquí, cuatro kilómetros y medio de suave descenso hasta el Cortijo del Puerto, y de nuevo una leve subida hasta el Cortijo de Pedro Calvo.
Durante todo este tramo iremos contemplando el embalse de Béznar y la sierra de Lújar, y empezaremos a ver nuestro destino Lanjarón.
A partir de aquí un largo y rápido descenso, por una estupenda pista, que conforme íbamos descendiendo de cota se iba cubriendo de vegetación, y que nos haría los honores hasta la entrada a Lanjarón, por la parte del Balneario.
Y por fin, después de muchas jornadas de pedaleo y kilómetros en nuestras piernas conseguíamos llegar a nuestro destino a una hora decente, tanto que nos permitió disfrutar de un merecido y relajante baño en la piscina del hotel, sin importarnos lo fresquita que estaba el agua.
Para remate, la cena en el “Flowers” (16€ por cabeza), casi a la salida del pueblo, siguiendo la carretera que cogeríamos al día siguiente, genial
Al final nos comimos 53km y 1500m de desnivel, que para ser el primer día, no estuvieron mal, y que viendo la facilidad con que los habíamos hecho, nos ayudaron a despejar muchas de las dudas que teníamos para los días siguientes.
Fuentes
Escasas, a pesar de correr por muchos arroyos. Únicamente en los pueblos y una entre Nigüelas y Lanjarón, en el cortijo de Pedro Calvo
Alojamiento
Hotel Andalucia
Teléfono 958770136 Avenida Alpujarras, 15-17, 18420 Lanjarón
Hab doble+desayuno 40€
http://www.hotelandalucia.com/
Fotos
https://www.dropbox.com/sh/blnuylvp4loebcg/AAB8NfDOEvIhBmglfYwU2HaEa
2ª etapa Lanjarón-Juviles
Animados por el éxito del primer día, afrontábamos la, quizás, etapa más dura de este año con optimismo, a pesar de lo que nos esperaba por delante, confiados que viendo los desniveles y kilometrajes de las subidas, lo que nos íbamos a encontrar se asemejaría más a la subida a la Ermita Vieja, que a la salida de Nigüelas.
Pues no. Como el anuncio de una determinada compañía de seguros, ERROR!!!!!
Y es que al poco de abandonar Lanjarón, al dejar la carretera, y con las piernas aún frías, nos encontramos con un tramo de unos 2km de longitud en que debíamos superar unos 220m; ahí es “ná”, un desnivel medio del 11%, y en el tramo había algún trecho en que se medio llaneaba. Así que sumar, restar, multiplicar y dividir, y fácilmente calcularéis los centímetros que el manillar superaba la altura de vuestras cabezas en algunos puntos.
Pero nada, una vez superado este tramo, y los 700m siguientes (6%), lo cierto es que los casi 14km que nos separaban del Área Recreativa de Fuente Palo, se hicieron bastante llevaderos, y eso que hasta alcanzar la cota 1700m, casi 10km después la media era de un 8%, que las “paellas” ayudaban a superar cómodamente (je,je) y de ahí hasta Fuente Palo prácticamente llano.
Como no, las vistas espectaculares, acompañándonos durante gran parte de la subida la vista del valle del río Guadalfeo y la Sierra de Lújar.
Eso sí, nos llevamos una gran decepción al llegar a Fuente Palo, pues después de tan larga subida, y viendo como corría el agua por la acequia Grande, esperábamos encontrar una fuente donde repostar, pero por mucho que buscamos, no encontramos ninguna y la que había en los paelleros, al lado de la balsa, estaba cerraba.
Así que los más necesitados, ante la posibilidad que la siguiente fuente que llevábamos marcada también estuviera seca, hubieron de repostar agua de la propia acequia, con la esperanza que al ganado no le hubiera dado por utilizarla como urinario en la parte alta de su recorrido.
Tras una breve parada, comer alguna barrita y refrescarnos un poco enfilamos la bajada de 11km que teníamos por delante hasta alcanzar la carretera de Órgiva a Pampaneira, a la altura de la Ermita del Santo Padre.
La velocidad de vértigo, las sensaciones escalofriantes y de tanto poner los cinco sentidos en lo que teníamos entre manos, casi todos se pasaron de largo de la fuente de Haza Llana, un verdadero regalo.
Nos llevamos alguna sorpresa en la bajada, pues el buen estado de la misma, invitaba a frenar lo justito, y nos encontramos con un par de camiones parados cargando leña, con el consiguiente amasijo de pequeñas ramas que ocasionaba la operación de carga y con algún tramo de suelo “rizado” por la tracción de los orugas.
Al final se hizo un pelín larga, pero era una gozada ver como íbamos restando kilómetros a la etapa.
La parada en la ermita fue breve, lo justo para agruparnos y atisbar lo que nos esperaba por delante.
Rápidamente el asfalto nos puso en el puente sobre el barranco de Poqueira, a la entrada de Pampaneira. De aquí a Capileira, donde pensábamos comer, nos quedaban unos 7km en los que debíamos superar unos 500m de desnivel (7%), pero que por la hora que era y el hecho de rodar por el asfalto se me hicieron interminables, más aún por el hecho de conocer la subida de cuando subimos de Motril al Veleta, aunque aquella vez eran las ocho de la tarde
Tal era la obsesión con las cervezas que me iba a tomar en cuanto llegase, y conocedor de lo que nos esperaba, que ni siquiera paré a ver los bonitos y típicos pueblos alpujarreños de Pampaneira y Bubión (ya los conocía), cosa que si hicieron el resto de los compañeros, pero se me estaba haciendo tan pesado que pensaba que si paraba de allí no me movía ni una harén.
Rodar por el asfalto fue pesado y sofocante, pero al llegar a Capileira recibimos nuestro merecido trofeo. Cervezas a tropel y una buena ración de pasta y carnes para detrás, en el “Cascapeñas” (22€ por cabeza), para reponer lo perdido y pensando en lo que aún nos quedaba por delante.
Afortunadamente para nosotros lo más duro ya estaba hecho, y aunque aún nos quedaba casi la mitad de la etapa, los 600m de desnivel que nos quedaban hasta llegar a Juviles, nos la traían al pairo, pues viendo los desniveles que nos quedaban, no parecía que fuésemos a sufrir mucho.
Así, poco a poco fuimos ganando altura, y la verdad, quitando la salida de Capileira, el resto de la ruta no tenía excesiva dureza. Eso, junto al hecho de rodar por una estupenda pista, nos permitía subir disfrutando del espectacular paisaje, con el Mulhacén y el Veleta vigilándonos continuamente, y despejando nuestras dudas al inicio, de plantear el recorrido de este año, de si subiríamos por el Veleta o haríamos la ruta por Lanjarón. Y es que se podía contemplar un enorme manto blanco que aún cubría las cumbres, y probablemente la pista que viene de Pradollano.
Y casi sin darnos cuenta, nos plantamos en la otra vertiente de la sierra, teniendo ya a la vista el valle del río Trevélez y la sierra de Juviles, enfrente. Aunque, como aquí las distancias son enormes, y nuestro paso era tranquilo, aún nos quedaba un rato de andar rodando por allí.
El paisaje seguía siendo espectacular, más aún a esas horas de la tarde, en que el sol empezaba a flojear, haciendo mucho más agradable nuestro pedaleo.
Y por fin llegamos al tan temido paso del barranco de la Bina. Ya el año pasado me estuve empapando de todo lo que se publicaba en la TAD sobre él, y las nuevas publicaciones de este año no presagiaban nada bueno; pero bueno, nosotros estábamos allí y habíamos venido para pasarlo.
Al acercarnos a él, nuestro temor se transformó en alegría al ver que sí, que la pista desaparecía, convirtiéndose en una senda de unos 200m pero perfectamente ciclable, y respiramos tranquilamente, hasta que al girar una curva, unos 100m más adelante, dimos con nuestro gozo en un pozo: el tramo de senda no era el paso del barranco de la Bina. El auténtico lo teníamos allí, bajo nuestros pies. Bueno, unas cuantas decenas de metros bajo nuestros pies.
Como no cabía otra, descabalgamos de nuestras bicis, y volvimos a practicar nuevamente el arrastring, especialidad del BTT en la que ya tenemos cierta práctica. Si, nos costó un poquito, pero lo superamos. Es la ventaja de viajar en grupo, que cuando toca tirar de calcetín, siempre puedes contar con alguien para dar un empujoncito a la bici y superar cualquier escollo, si no quieres andar desmontando las alforjas y dar un par de viajecitos. Vamos, lo que en argot ferroviario llamamos circular con doble tracción por cola.
Y cuando ya teníamos todas las bicis al otro lado, la única alforja que se quito de la bici, vimos como se le escapaba a uno de los compañeros, en el afán de sacar la cámara para echar una foto, y vimos como echaba a rodar hacia el fondo del barranco, echándonos a temblar, pues el barranco seguía su curso unos cuantos metros más por debajo de por donde nosotros estábamos cruzando. Y únicamente un golpe de suerte hizo que la distribución del peso la hiciese caer del “lado bueno”, el nuestro y no decidiese seguir el cauce del barranco.
De todos modos, que esto, y las fotos que he subido del barranquito, no desanime a nadie. Vale la pena hacer la TAD por aquí y no seguir la carretera. Si vais varios, pues a subir las bicis entre dos; y si vais solos, se quitan las alforjas, se pasa la bici y luego las alforjas. Así de paso, esto os puede servir de estiramientos.
Ahora si lo teníamos todo hecho, o casi. Sólo nos quedaba superar un pequeño desnivel de unos 30m, y empezar a bajar hasta Trevélez. Eso sí, con mil ojos, pues conforme iban apareciendo casas a lo largo del camino, éste se iba deteriorando, suponiendo un riesgo para nuestra integridad (surcos longitudinales, gravilla en alguna curva).
El paso por Trevélez rápido, pues ya se iba haciendo tarde, y aún nos quedaba superar alguna cuestecita camino de Juviles.
El tramo hasta Juviles, precioso, con el sol ya poniéndose, el río Trevélez a nuestra derecha, allá al fondo y, para no tener que pedir nada más, el Castañar Nazarí a nuestra izquierda, aunque lamentándonos de no tener tiempo para detenernos y disfrutar un poco más de él.
A pesar del par de cuestecitas que tuvimos que superar, rodando por asfalto, no se nos hizo para nada pesado, y es que a estas horas ya daba gusto pedalear.
La bajada hasta Juviles, muy rápida, también por asfalto y disfrutando de los últimos kilómetros que nos quedaban, y pensando que al final, los 73 km y 2300m de desnivel que nos íbamos a hacer, no habían sido tan duros, bueno, duros sí; pero más llevaderos de lo que imaginábamos, si exceptuamos el tramo de Pampaneia a Capileira; pero es que a las dos de la tarde, con el desnivel que teníamos y por estos lares, era de esperar.
Fuentes
Como en la etapa anterior, escasean a pesar de la cantidad de arroyos. Sólo una, entre Lanjarón y la Ermita del Santo Padre, una en el kilómetro 25. En el resto de la etapa, sólo había posibilidad de repostar en los pueblos.
Alojamiento
Bar-Pensión " TINO " C/Altillo Bajo, 38. Telf. 958 76 91 74
Alojamiento, cena, desayuno y lavadora 39€ por cabeza
Fotos
https://www.dropbox.com/sh/19qkslk72l9ioeo/AADgqm0b5lp1mXJNkbri-PvTa
Waypoints
Waypoint
0 ft
01 13.5km 950m
Camino y Camino De La Fábrica a Cortachuelos
River
0 ft
01 16.1km 880m
río Dílar. Camino De La Fábrica
Waypoint
0 ft
01 37.6km 850m
Camino
Waypoint
0 ft
01 38.8km 950m
Nigüelas
Waypoint
0 ft
01 39.5km 910m
Camino
Waypoint
0 ft
01 43.3km 1300m
Camino
Waypoint
3,675 ft
01 47.8km 1120m
1120 m
Waypoint
0 ft
01 49.2km 1190m
Camino
Waypoint
0 ft
01 fin senda 1
Camino
Waypoint
0 ft
01 fuente??
Camino
Waypoint
0 ft
01 inicio senda 1
Arroyo estival
Fountain
3,914 ft
02 fuente
03-JUN-14 13:13:37
Waypoint
0 ft
02 00.0km 650m
Lanjarón
Waypoint
0 ft
02 01.0km 640m
A-348
Waypoint
2,822 ft
02 03.2km 860m
860 m
Waypoint
2,953 ft
02 03.9km 900m
900 m
Waypoint
0 ft
02 13.4km 1690
Camino
Waypoint
0 ft
02 17.3km 1760
Camino
Waypoint
0 ft
02 31.9km 950m
Rampa
Waypoint
0 ft
02 44.5km 1790
Camino
Waypoint
0 ft
02 48.7km 1620
Rampa
Waypoint
5,512 ft
02 51.5km 1680
1680 m
Waypoint
0 ft
02 52.9km 1700
Camino
Waypoint
0 ft
02 55.3km 1810
Camino
Waypoint
0 ft
02 62.5km 1450
Cañada Real Del Portichuelo
Waypoint
0 ft
02 63.2km 1390
Barranco De Los Castaños
Waypoint
0 ft
02 64.3km 1465
Cañada Real Del Portichuelo
Waypoint
4,528 ft
02 67.8km 1380
1380 m
Waypoint
0 ft
02 70.0km 1410
Gr-421
Waypoint
0 ft
02 73.1km 1260
Juviles
Provisioning
0 ft
Bar Flowers
Lanjarón
Fountain
0 ft
Fuente de Pedro Calvo
Fuente De Pedro Calvo
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