Vuelta a Iberia XI (2014) 10 La Garapacha - Elda

10ª etapa La Garapacha-Elda

Última etapa. Día de sensaciones encontradas. Por un lado las ganas de regresar a casa después de diez días alejados de la familia; y por otro rabia por que esto se acaba, y tener que dejar a esta otra familia, con la que hemos compartido esta nueva experiencia.

Abandonamos este lugar que nos encandiló y tras unos quinientos metros de suave ascenso, para despertar las piernas, nos encontramos con kilómetro y medio de rápido descenso, por una tranquila carretera. Y justo cerca de la casa de los Majales empezamos a subir, al principio suavemente hasta llegar a Fuente Blanca, donde nos abandonamos el asfalto para ir a buscar la pista que, remontando el barranco de las Cañas, nos llevaría hasta el collado de Puerto Frío. En este primer tramo de subida, de 1800m, salvamos una pendiente media del 4’7%.
Lo más duro de esta remontada, lo encontramos al principio, con 1700m a un porcentaje medio del 7’5%, dejando una pendiente media del 4% para los dos kilómetros restantes para llegar al collado. El rodar por “asfalto agrario”, hacía el camino bastante llevadero.
La subida es bastante bonita, rodeado por pinos en una zona en la que todo lo que se va viendo allá bajo, en el llano es un paisaje semidesértico salpicado de zonas de regadío cubiertas de frutales.
A partir de aquí un rapidísimo descenso nos llevaría hasta el área recreativa de la Fuente de la Higuera, donde, esta vez sí, haciendo honor a su nombre, pudimos repostar agua.
Tras un breve descenso siguiendo el barranco de la fuente de la Higuera, y una leve remontada del barranco del Peralejo, enfilamos un rápido descenso hasta una carretera, que, en un suave ascenso nos llevaría hasta Zarza, pasando por delante de la fuente de la Zarza, que también estaba seca.
Seguimos por asfalto hasta Collado de los Gabrieles, donde abandonamos la carretera y continuamos por pista hasta llegar a Rodriguillo. Habían sido diez kilómetros de rodar muy rápido, ayudados por la suave línea descendente que marcaba el terreno, lo cuál nos vino muy bien para relajar las piernas y prepararlas para lo que teníamos por delante.
En Rodriguillo repostamos agua y nos dispusimos a afrontar la subida al collado de Sal, distante unos 4 kilómetros y 240m por encima de nosotros.
De los dos primeros kilómetros, apenas nos enteramos; pero nada más pasar, aquello empezó a ponerse tó pinocho, con el siguiente kilómetro con una pendiente media del 11’5% donde los pinos de los laterales no quitaban ni un rayo de sol, y las cubiertas agarrándose al asfalto (por allí suben camiones a la explotación de las minas de sal), y con el siguiente kilómetro por encima del 7%, haciendo parecer que aquello no terminaba nunca.
Parada a la entrada de las instalaciones de la explotación minera para reponernos del sol abrasador y empezamos a bajar hacia Encebras. La bajada está bastante rota y en algún tramo tocaba ser bastante precavido para no acabar en alguno de los socavones que había.
Parada obligatoria en Encebras para volver a coger agua.
Tras un breve repecho, iniciamos un largo y tendido descenso hacia Casas del Señor y continuamos así hasta poco antes de cruzar la carretera, donde nuevamente nos tocaba ponernos el traje de faena para superar la cuesta que nos llevaba hasta las Casas de Victoriano, 2 kilómetros al 4’5% y, que una vez superada, nos dejaba un tramo de rápido y cómodo descenso hasta Monóvar, lugar elegido para hacer nuestra última comida y reirnos de todo lo que habíamos pasado durante este viaje.
Comimos en el “Olé”, donde por 11€ por cabeza volvimos a ponernos como el abad.
Nos las prometíamos muy felices para los escasos diez kilómetros que nos quedaban, pero salir de Monóvar y llegar al cauce del río Vinalopó se convirtió en una odisea, ya que encontramos varios pasos cortados y se nos hizo un pelín complicado llegar al cauce del río, que dicho sea de paso discurría convertido en una cloaca.
El trayecto por el río tampoco fue fácil, pues la senda por la que rodábamos se encontraba a tramos cerrada, por lo que agradecimos el momento en que volvimos a tocar tierra en Elda.
Aquí ya coser y cantar. Paseo por el parque por el que corre el río y un último empujón para subir la cuesta que nos llevaría hasta la estación de RENFE, a coger el tren de vuelta; y donde regresaremos el año que viene para cerrar el círculo de esta Vuelta a la Península.

Con 63km y 970m de desnivel, había sido la etapa más llevadera de esta edición.

Fuentes

Aparte de la Fuente de la Higuera, únicamente pudimos repostar agua en los pueblos


Fotos

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