Vuelta a Iberia VIII 5ª Lisboa-Setúbal

La 5ª se presentaba como una etapa tranquila, y bien seguro que lo fue. Atravesamos el río Tejo en el ferry, que nos dejó en Cacilhas, pegados a Almada, y durante algunos kilómetros fuimos acompañados por la ruina en que habían quedado los desmantelados e impresionantes astilleros.
El inicio de la etapa era de rodar por zonas bastante urbanizadas, y hasta que dejamos atrás Pinhal do General; pero a partir de aquí, el paisaje cambió radicalmente, kilómetros y kilómetros de inmensos pinares, por estupendas pistas, aunque no faltaba algún que otro tramo de arena.
Poco a poco nos íbamos acercando al PN de la Sierra de Arrábida, al que entramos por Calhariz, y a pesar de las indicaciones que prohibían la circulación, no hubo ningún problema en circular por una pista particular.
Lo que nos encontramos aquí, simplemente espectacular, ganaderías de reses bravas, vegetación exuberante, y al aproximarnos a los acantilados, unas vistas espectaculares, y siempre circulando por excelentes pistas combinadas con algún tramo por una carretera en la que la circulación a los vehículos a motor estaba muy restringida, todo un lujo para poder disfrutar plenamente de lo que nos rodeaba.
Un descenso vertiginoso nos llevó al Portinho de la Arrábida, donde era imposible no sucumbir a pegarse un baño en aquellas aguas cristalinas, antes de acercarnos a las ruinas romanas de Creiro-Salgadeiras, e iniciar la subida hacia la carretera.
De aquí hasta Setubal, rodábamos por la misma carretera, sin tráfico, disfrutando de las vistas que nos regalada la costa y la sierra que nos rodeaban. El único lunar lo encontramos pasado el Hospital Ortopédico de Outâo (antigua fortaleza defensiva), donde se ha levantado una mastodóntica planta cementera.
El Hospital, marca el punto donde desemboca el río Sado, y en la otra orilla se vislumbraba, ahora más próxima la península de Troia.
A partir de aquí, los últimos kilómetros, tuvimos que compartir asfalto con el tráfico rodado y la carretera dibujaba un continuo sube-baja hasta que llegamos a Setúbal.

Habíamos hecho 63,52km y salvado 827m de desnivel, pero los disfrutamos tanto, que nos supieron a poco.