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Sonson - Nariño - Puente Linda; Puerto Venus - Arboleda - Pueblo Nuevo - Puente Linda; Nariño - Sonsón

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Author

Trail stats

Distance
117.07 mi
Elevation gain
36,831 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
37,215 ft
Max elevation
9,118 ft
TrailRank 
27
Min elevation
2,031 ft
Trail type
One Way
Time
2 days 2 hours 48 minutes
Coordinates
2410
Uploaded
November 24, 2022
Recorded
November 2022
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near Sonsón, Departamento de Antioquia (Republic of Colombia)

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Itinerary description

Es difícil describir todo lo que se siente cuando nos embarcamos en una aventura como esta de varios días en la bicicleta, por caminos y lugares completamente desconocidos. Son muchos los miedos por vencer, pero la satisfacción que queda es enorme.

Este fin de semana, siendo puente, tuvimos la oportunidad de expandir un poco mas nuestros horizontes y nos embarcamos Mile y yo en esta aventura, la cual veníamos postergando una y otra vez por diferentes razones, pero esta vez si fue.
El Sábado salimos en el carro desde el Retiro hasta Sonsón, no tan temprano como hubiéramos querido. Buscamos almuerzo (una buena trucha en la vía al páramo) y aprovechamos para dejar allí el vehículo todo el fin de semana. Siendo un poco mas de las 4 pm arrancamos en las bicicletas para pedalear hasta el alto y desde allí (a unos 2780 msnm) empezamos un buen descenso (hasta los 680 msnm). Iniciamos con una majestuosa vista al oriente (acompañada de un bonito arco iris); pasamos por las partidas a Argelia y seguimos hacia Nariño, por donde pasamos de largo ya que empezaba a oscurecer (la vía hasta Nariño se encentra pavimentada y en buen estado, con un corto bache en medio del trayecto).
Pasando Nariño termina el pavimento y empezamos a descender por carretera destapada. A nuestra derecha observábamos el pueblo rodeado de espectaculares montañas (dentro de ellas Mile observó una no muy alta con una cruz en la cima que nos llamó la atención por su particular forma). Continuamos descendiendo y la noche fue llegando. Ya no teníamos divisa, solo íbamos bien atentos al camino, a los baches para no caer.
Alrededor de las 7 pm pasamos por las partidas que dirigen a los termales del Espíritu Santo (lugar que esperábamos conocer en esta aventura). En ese momento empezamos a sentir unas gotas de lluvia sobre nosotros, así que apresuramos el paso para llegar a Puente Linda en medio de una suave pero continua lluvia. Allí cruzamos el puente que atraviesa el Rio Samaná Sur, que separa los departamentos de Antioquia y Caldas. Avanzamos poco menos de 1 km (ya en territorio Caldense) y llegamos al lugar donde descansaríamos (un sencillo pero tranquilo lugar contiguo al rio Samaná; desde donde alcanzábamos a escucharlo).
Nos estaban esperando, nos acomodamos, nos brindaron la Cena (acompañada de un delicioso jugo de Arazá en leche; yo no había probado antes, ni había escuchado de esa fruta) y después de compartir algunas palabras con los anfitriones (un par de amables campesinos) nos acomodamos para descansar.
Al día siguiente después de un buen desayuno (con chocolate y cuajada que nos decía muy orgullosa la señora que ella misma preparaba en la finca) tomamos las bicicletas para salir a hacer un recorrido por el sector (recorrido que habíamos trazado previamente). Salimos hacía Puente Linda, por donde habíamos llegado la noche anterior, cruzamos el puente y pudimos apreciar, ya con la luz del día, la grandeza del rio Samaná Sur. Avanzamos hasta las partidas que van a los termales del Espíritu Santo y por allí tomamos a la izquierda un camino que se va bordeando el rio. Pasamos el desvío a los termales y seguimos de largo, esperando ingresar a conocerlos de regreso. Continuamos, siempre con el gran rio a nuestra izquierda. En un punto a nuestra derecha observamos un peculiar cerro con una cruz en la cima que relacionamos inmediatamente con el que había observado Mile el dia anterior luego de pasar por Nariño, pero no creíamos que fuera el mismo ya que habíamos recorrido una considerable distancia y además este no tenía mucha altura. Continuamos hasta que llegamos a una “Y”; a la izquierda el camino conducía a Pueblo Nuevo y Pensilvania (Caldas) y a la derecha conducía a Puerto Venus (corregimiento de Nariño, Antioquia). La idea igual era tomar uno de los caminos para llegar por el otro cerrando así un circuito. Pensamos en lanzar una moneda al aire para decidir, pero en contra de lo que nos recomendaron 2 personas, decidimos tomar a la derecha hacia Puerto Venus (como lo habíamos planeado desde el principio). Avanzamos entonces, y aunque nos alejamos un momento del Samaná rápidamente volvimos a tener este a nuestro costado, apreciando también, al otro lado del rio a Pueblo Nuevo. Continuamos, pasamos por la vereda la Hermosa, donde sorteamos en la vía los rezagos de un reciente derrumbe y sumando unos 15 kms de recorrido en ese día llegamos a Puerto Venus. Luego de conocer el pequeño poblado, hidratar y echar aire a los neumáticos de la bici de Mile que sentimos algo bajos, emprendimos el camino buscando el puente que cruza el Samaná para llevarnos a territorio Caldense. Allí empezamos un continuo pero agradable ascenso hasta Arboleda (corregimiento de Pensilvania). A medida que avanzábamos por este camino y ganábamos altura íbamos teniendo una espectacular vista hacia Puerto Venus y el Samaná y también apreciábamos en la montaña (al otro lado del rio) los vestigios del derrumbe mencionado líneas atrás. También lográbamos observar la peculiar montaña con la Cruz, que luego nos dijeron que se llamaba cerro “la Iguana” y que era un lugar de peregrinación; y que si correspondía al que habíamos observado el día anterior desde Nariño (este cerro, sin tener mucha altura, tiene una forma bien particular y se nos volvió en un referente durante toda la ruta ya que desde muchas de las partes recorridas lográbamos observarlo, lo que también nos iba mostrado todo lo que íbamos avanzando).
Antes de llegar a Arboleda tuvimos que cambiar ambos neumáticos de la cicla de MIle. Continuamos, llegamos a Arboleda, buscamos allí almuerzo y seguimos el camino (que nos decían era bastante largo aún) Pensábamos que hasta ese punto había sido el ascenso duro (eso nos habían dicho en Puerto Venus), pero el camino que continuaba era bastante quebrado, con descensos y prolongados ascensos para llegar al filo de otra montaña donde están las partidas que a la derecha conducen a Pensilvania y a la izquierda a Pueblo nuevo y Puente Linda.
En el recorrido desde Arboleda hasta dichas partidas cruzamos una cantidad impresionante de fuentes hídricas, desde pequeños arroyos a impresionantes ríos que bajan encañonados a buscar el Samaná, como el Rio Dulce y la Quebrada Negra. Desde ese camino teníamos una estupenda visual hacia Arboleda y el cerro La Iguana; y mas atrás de estos alcanzamos también a observar el pueblo de Nariño (bien encaramado en las montañas) y hacía el otro lado, abajo, observábamos Pueblo Nuevo, a donde debíamos bajar (¡bien lejos que se veía aún!).
Antes de llegar a las partidas por donde debíamos buscar el regreso, encontramos una casa campesina; pensando que era una tienda preguntamos si vendían gaseosa o algo para refrescar, a lo que nos dijeron que no pero que si queríamos con gusto nos podían dar "aguapanela"…. Sin dudarlo un momento asentimos. Mejor que cualquier refresco nos tomamos una buena taza de aguapanela con leche que nos sirvió para acompañar los “sanduches” que llevábamos aún. Agradecidos con el par de campesinos y después de intercambiar algunas palabras con ellos continuamos el camino y llegamos por fin a las partidas siendo ya como las 5:30 pm; sabiendo que desde allí todo sería descenso nos colocamos las chaquetas y organizamos las luces (se sentía el aire muy frio y empezaba a oscurecer, sabíamos que no llegaríamos con luz del día).
Empezamos a descender y rápidamente empezamos a sentir unas pequeñas gotas sobre nosotros que de un momento a otro se convirtieron en un fuerte aguacero; sin conocer el camino eso nos angustió un poco pero decidimos continuar con cuidado. La noche llegó, la lluvia no mermaba (el camino en ciertos puntos se convertía en arroyos; transitábamos con cuidado sin saber realmente lo que pisaban las llantas). En el descenso encontramos una que otra vivienda, donde al observar gente preguntábamos si íbamos por el camino correcto (si, sigan derecho… nos decían); en 2 puntos del camino encontramos fuertes arroyos que atravesaban la vía, los que pasamos caminando con nuestras bicicletas al hombro con cierto temor de no ser arrastrados); así continuamos hasta llegar a Pueblo Nuevo, otra vez al nivel del Samaná. Aun llovía, aunque ya mas suave, así que no quisimos detenernos; pedimos indicaciones a un par de pequeñas que encontramos en el camino, que al preguntarles sobre la salida a Puente Linda, se miraron entre ellas, abrieron sus ojos con asombro y titubiaron para responder, diciéndonos una de ellas que eso estaba “muy lejos” (su reacción nos causó algo de gracia, pensando que su asombro era por no saber responder a nuestra pregunta); sus indicaciones fueron precisas y tomamos asi la salida del pueblo; llegamos al puente que cruza el Samaná y pasando este, luego de un corto pero empinado ascenso, llegamos a la intersección donde muy temprano habíamos decidido tomar el camino hacía Puerto Venus.
Tomamos desde allí el camino a buen ritmo, ya con ganas de llegar. Pasamos la entrada a los termales (y ya por la hora ni pensamos en ir a conocer), cruzamos el Samaná para dar los últimos pedalazos que nos permitieron llegar al punto de inicio, donde nos esperaba, con algo de preocupación y con una rica cena, la señora del lugar donde nos estábamos alojando.
El Lunes, luego de un reconfortante descanso, desayunamos temprano y arrancamos en nuestras bicis en lo que sería la ruta final de esta travesía, nos esperaba un prolongado ascenso desde el rio Samaná hasta Sonsón (53 km marcaba el aviso en Puente Linda). En la mitad del trayecto a Nariño (una cuarta parte del total del ascenso) nos desviamos a la izquierda a buscar el charco “El Palo” y la cascada del Espíritu Santo (ó 7 cascadas) que nos habían recomendado. Este desvío agregó unos 8 kms más a la ruta y nos obligó también a ascender un poco mas ya que siempre tuvimos que perder altura para llegar al charco, pero valió el esfuerzo; fue un descenso por un camino muy agradable hasta llegar a un puente “medio caído”. Allí dejamos las bicicletas, nos refrescamos en un pequeño charco en ese mismo punto y luego pasamos el puente para seguir caminando hasta llegar a una casa donde se encuentra el ingreso al propio charco y el sendero hasta la cascada; luego de conocer y disfrutar estos atractivos volvimos por las bicicletas y arrancamos el ascenso (con algunos pasos exigentes y técnicos) para volver a retomar la vía a Nariño. Seguimos pedaleando y llegamos siendo un poco mas de las 3 pm al pueblo. Buscamos almuerzo y averiguamos transporte a Sonsón (ya que nos daba un poco de temor por la hora, que nos cogiera la noche y de pronto un aguacero como el del día anterior para llegar al páramo; no conseguimos transporte en el bus que estaba próximo a salir y decidimos sin pensarlo mucho continuar en nuestras bicicletas. Al principio y considerando que la vía desde ese punto es pavimentada nos rindió bastante, pero con el caer de la noche nuestras fuerzas física y mental se iban también menguando. Nos sentíamos ya bastante agotados y teníamos aún camino por recorrer por esta oscura y solitaria vía. Cuando llegamos a las partidas a Argelia nos detuvimos para descasar un poco e hidratar (nos faltaban poco mas de 5 kms para llegar al alto). Estando ahí pasó un camión planchón al que le pusimos la mano a ver si nos arrimaba hasta el alto. Efectivamente nos dijeron que si, nos ayudaron a encaramar las bicicletas y al lado de ellas nos fuimos también acomodando nosotros (no tenían cupo en la cabina); sin tener tiempo de acomodarnos bien el camión arrancó, iban como de “afán”; fue un trayecto muy corto, pero muy tensionante; estábamos agradecidos de que hubiera aparecido esta opción para acortarnos la ruta, pero fue muy azarador el estar en ese planchón sostenidos no se ni de que…. Una vez llegamos al alto descendimos del vehículo y nos preparamos para terminar en las bicicletas el descenso al punto donde habíamos dejado el carro. Cuando el camión se alejó el lugar quedó completamente oscuro y mirando al cielo nos dimos cuenta de lo bella que estaba la noche, el firmamento estaba despejado, repleto de estrellas …. Mile y yo lo contemplamos, nos miramos y nos dimos un fuerte abrazo (agradecidos de poder estar ya en ese punto, sanos y salvos). Emprendimos entonces el descenso final, con un cielo espectacular sobre nosotros, las luces de Sonsón a la distancia y el frío propio del páramo abrazándonos.
Siendo como las 7:30 pm llegamos al carro para emprender el retorno al Retiro. Terminando asi una espectacular pero muy exigente travesía en tierras Antioqueñas y Caldenses. Satisfechos por lo conocido y vivido en estos 3 días.

Comments  (1)

  • Photo of Tahami Travel
    Tahami Travel Mar 6, 2024

    Capo que buena travesia se hicieron, mis respetos por haber pedaleado por alla de noche

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