Sicilia 2016

Los sicilianos van muy bien de memoria. Paolo, barba poblada y blanca, regenta el bar La Belle Aurore. En Piazza Armerina. Además de hacer honor a mi hermana y a mi abuela, es un estupendo sitio para tomarse un vino de almendra y "escuchar música a la luz de las velas". Paolo se acordaba de Begoña. Una visita del año 2006. Recordaba incluso que Begoña iba vestida de negro. De mí se acordaba menos....
Yo sé que Begoña es mucha Begoña. Pero el motivo por el que esta gente va tan bien de memoria es otro.
En su afán por defenderse del enemigo, suelen asentarse en lo más alto de sus montañas. Por eso nunca olvidan nada. Por la cuenta que les trae. Sube, baja. Otra escalera. Otra cuesta interminable. Los olvidadizos son súper atletas. Para el esforzado ciclista es un poco cansado. Hay que andar con ojo a la hora de pensar "paramos en el siguiente pueblo a tomar algo".
Hay veces que parece que Sicilia esté en construcción. O en deconstrucción. Como la tortilla de Ferrán Adriá.
El servicio de recogida parece que está en huelga. Puede que también lo esté el "cuerpo de retirada de animales muertos de las carreteras". Los efluvios de animales muertos y basuras almacenadas en los arcenes se mezclan con los aromas primaverales de azahar o de tilo. Eclipsan nuestros olores de cuerpos sudados por el esfuerzo ciclista.

Pues eso, que un año más, estamos pedaleando en tierras mediterráneas. Este año también estamos comiendo bien. Quizá más que otras veces. Antipasti, pasta, carne, pescado, "il dolce", il gelatto". Está todo bueno!!! La hospitalidad siciliana nos ha cautivado. Tanto como su cocina. Y su grappa. Y su birra. Cómo entra de fresquita en el gaznate.
Sí que son amables. Se organizan muy bien. El hombre de la frutería toma algo en el bar. Oye que buscas alojamiento. Toma su teléfono y se pone a gestionar. Salimos a la calle. Se encuentra con otro "gestor". Hablan. Gestionan. Consiguen. Te abren el supermercado en fiestas de guardar.
Y es curiosa esta gente. Muy curiosa. Quieren saber. De dónde vienes. De dónde eres. Qué haces. Desayunas en un bar y el anfitrión te interroga. Detrás de los gruesos cristales de sus gafas te escruta con sus ojos. Y te invita a volver. Dice que "la premura non é buona", que vuelvas a comer.

Partimos de Catania. Siracusa (Ortigia), Portopalo di Capo Pessero, Noto, Módica, Ragusa, Castelgirone, Piazza Armerina, San Giorgio, Biancavilla, Maletto, el refugio de Brunek y, de nuevo Catania.
Nos dimos nuestros baños en el mar, subimos y bajamos cuestas. Apretó el calor. Nos acercamos a ver el Etna de cerca. Pasamos de campos agostados a las laderas floridas del Etna. Descubrimos que pistacho en inglés se dice "pistacho".

Este año pasamos de trío a pelotón. Pimpi, Andrés, Jesús y Jorge han dado color al "Giro". Pedro y Mitten han pedaleado como siempre. Como leones. Todos.
También hemos comido como leones.
Y Totó, el peregrino charlatán. Y una caída tonta. Y una muñeca inflamada. Radiografía. Muñequera. Y otra cuesta. Y el Atleti fallando penaltis. Y una iglesia en cuesta. Y Hernández y Fernández con su wifi. Con su strava. Datos, muchos datos. Y una escalinata florida decorada con azulejos. Y el Etna en erupción. Cuidadín!!! Y una alforja destrozada en el aeropuerto. Y la cinta de embalar. Y una bolsa de "Cars". Y una mochila olvidada. Y una oronda cocinera recitando platos que incitaban a la gula. Y unos radios rotos. Y otra cuesta. Y los mosaicos de la Villa Romana del Casale. Y las esquelas de gran tamaño pegadas por las paredes. Y un funeral multitudinario. Con 7 ciclistas esquivando feligreses.

Y ahora, desde la maravillosa terraza del Ostello degli Elefanti tomando la penúltima birra. Con vistas al gran volcán del Etna. Humeante. Pensando dónde pedalearemos la próxima vez.
Y no nos olvidaremos. Como Paolo. Que tiene un cierto parecido con Javier Krahe.
Abajo el Alzheimer!!!!

Besos pa tos!!!

David