Santiago de Compostela - Albergue alto da Pena.
near Santiago de Compostela, Galicia (España)
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Santiago de Compostela - Albergue alto da Pena.
Santiago el Mayor fue uno de los principales apóstoles de Jesucristo y el primero de ellos en morir martirizado. La tradición cristiana indica que su cadáver fue trasladado a Hispania y depositado en una tumba situada en Gallaecia. Esta fue descubierta sobre el año 820 entre los restos de un asentamiento romano abandonado y sobre ella se construyó un templo que fue ampliado en los siglos siguientes hasta convertirse en la actual catedral.
El culto al apóstol se extendió pronto entre los cristianos peninsulares y fue proclamado por Alfonso II como patrón del reino de Asturias, consideración que mantuvo en las entidades políticas que le sucedieron. Igualmente, surgió la costumbre entre sus ejércitos de invocar su nombre antes de entrar en batalla.
La jacobea fue la última en aparecer dentro de las tres grandes peregrinaciones cristianas. Un número creciente de personas la realizó durante la Edad Media por motivos de fe, al considerar que los restos del apóstol tenían una capacidad de intercesión ante Dios.Su popularidad se extendió entre los reinos europeos occidentales y gozó del apoyo tanto de las autoridades eclesiásticas y civiles como de personas particulares, quienes se implicaron en la creación de una infraestructura que ofreciese a los peregrinos alojamiento y asistencia. Las autoridades, además, dictaron normas jurídicas para protegerlos mientras hacían su viaje. Durante su historia, ha experimentado dos grandes crisis: la primera fue en el siglo xvi debido a la tipología de quienes recorrían las rutas jacobeas y a la aparición de la teología protestante; la segunda la causó el proceso de secularización europeo iniciado tras la Revolución francesa y la pérdida de la infraestructura de alojamiento por las desamortizaciones del siglo xix. Esta crisis fue la más grave y llevó a su práctica desaparición en las décadas centrales del siglo xx, aunque durante la segunda mitad de esa centuria experimentó una notable recuperación tanto en popularidad como de infraestructura. Fruto de ella, el número de peregrinos que llegan a Santiago no ha parado de aumentar desde la década de 1990 y en 2019 alcanzó la cifra más alta desde que se tienen registros: 347, 578 personas.
En esta segunda década del siglo xxi, la peregrinación jacobea atrae a hombres y mujeres por igual. Los extranjeros superan ligeramente a los nacionales y la mayoría emprende el viaje dentro de España, siendo un porcentaje pequeño aquellos que comienzan su camino más allá de los Pirineos. La motivación para el mayor número de ellos sigue siendo de tipo espiritual, aunque es importante la cifra de los que la realizan por motivos lúdico-deportivos. Dentro del cristianismo, es aceptada por parte de la teología protestante que la había rechazado desde el siglo xvi y la amplia extensión de rutas jacobeas a lo largo de Europa ha hecho aparecer un nuevo tipo de peregrinación consistente en recorrer unos días el camino sin el objetivo final de llegar a Compostela (algo al alcance de pocos en áreas muy lejanas).
La primera ruta que siguieron los peregrinos fue la que partía de la capital de Asturias y que, a través de la montaña, llegaba a Lugo y continuaba hasta el Locus Sancti Iacobi. Con la expansión de los reinos cristianos hacia el sur, quedó bajo su control la antigua ruta romana que unía Burdeos con Astorga a través de Pamplona, Burgos y León. Esta fue la base sobre la que se desarrolló el trazado clásico del Camino de Santiago tras realizarse algunos cambios en su recorrido, principalmente para hacerlo pasar por zonas más pobladas.
Sobre esta ruta principal desembocaban otras que partían de diversas regiones dentro de la península y que, conforme avanzaba la Reconquista, fueron las que usaron los habitantes de los nuevos territorios bajo dominio cristiano.
Santiago el Mayor fue uno de los principales apóstoles de Jesucristo y el primero de ellos en morir martirizado. La tradición cristiana indica que su cadáver fue trasladado a Hispania y depositado en una tumba situada en Gallaecia. Esta fue descubierta sobre el año 820 entre los restos de un asentamiento romano abandonado y sobre ella se construyó un templo que fue ampliado en los siglos siguientes hasta convertirse en la actual catedral.
El culto al apóstol se extendió pronto entre los cristianos peninsulares y fue proclamado por Alfonso II como patrón del reino de Asturias, consideración que mantuvo en las entidades políticas que le sucedieron. Igualmente, surgió la costumbre entre sus ejércitos de invocar su nombre antes de entrar en batalla.
La jacobea fue la última en aparecer dentro de las tres grandes peregrinaciones cristianas. Un número creciente de personas la realizó durante la Edad Media por motivos de fe, al considerar que los restos del apóstol tenían una capacidad de intercesión ante Dios.Su popularidad se extendió entre los reinos europeos occidentales y gozó del apoyo tanto de las autoridades eclesiásticas y civiles como de personas particulares, quienes se implicaron en la creación de una infraestructura que ofreciese a los peregrinos alojamiento y asistencia. Las autoridades, además, dictaron normas jurídicas para protegerlos mientras hacían su viaje. Durante su historia, ha experimentado dos grandes crisis: la primera fue en el siglo xvi debido a la tipología de quienes recorrían las rutas jacobeas y a la aparición de la teología protestante; la segunda la causó el proceso de secularización europeo iniciado tras la Revolución francesa y la pérdida de la infraestructura de alojamiento por las desamortizaciones del siglo xix. Esta crisis fue la más grave y llevó a su práctica desaparición en las décadas centrales del siglo xx, aunque durante la segunda mitad de esa centuria experimentó una notable recuperación tanto en popularidad como de infraestructura. Fruto de ella, el número de peregrinos que llegan a Santiago no ha parado de aumentar desde la década de 1990 y en 2019 alcanzó la cifra más alta desde que se tienen registros: 347, 578 personas.
En esta segunda década del siglo xxi, la peregrinación jacobea atrae a hombres y mujeres por igual. Los extranjeros superan ligeramente a los nacionales y la mayoría emprende el viaje dentro de España, siendo un porcentaje pequeño aquellos que comienzan su camino más allá de los Pirineos. La motivación para el mayor número de ellos sigue siendo de tipo espiritual, aunque es importante la cifra de los que la realizan por motivos lúdico-deportivos. Dentro del cristianismo, es aceptada por parte de la teología protestante que la había rechazado desde el siglo xvi y la amplia extensión de rutas jacobeas a lo largo de Europa ha hecho aparecer un nuevo tipo de peregrinación consistente en recorrer unos días el camino sin el objetivo final de llegar a Compostela (algo al alcance de pocos en áreas muy lejanas).
La primera ruta que siguieron los peregrinos fue la que partía de la capital de Asturias y que, a través de la montaña, llegaba a Lugo y continuaba hasta el Locus Sancti Iacobi. Con la expansión de los reinos cristianos hacia el sur, quedó bajo su control la antigua ruta romana que unía Burdeos con Astorga a través de Pamplona, Burgos y León. Esta fue la base sobre la que se desarrolló el trazado clásico del Camino de Santiago tras realizarse algunos cambios en su recorrido, principalmente para hacerlo pasar por zonas más pobladas.
Sobre esta ruta principal desembocaban otras que partían de diversas regiones dentro de la península y que, conforme avanzaba la Reconquista, fueron las que usaron los habitantes de los nuevos territorios bajo dominio cristiano.
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Comments (3)
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Que envidia. Buen camino amigo.
Que chula estas travesías!
Gracias amigos. Espero coincidir pronto con vosotros.