Día 3 parte 2 (Parque nacional Jasmund-Königsstuhl-Sassnitz)

Tomamos la carretera en dirección norte internándonos en el parque. Ese día mi orientación no fue muy buena y terminé dando varia vueltas por los mismos caminos. Primero llegué a la ciudad de Sassnitz ubicada en la costa. En ese lugar se inicia un camino sólo para peatones que bordea toda la costa del parque nacional. Di una vuelta por la ciudad y vi unas preciosas mansiones blancas con vista al mar. También caminé por un paseo marítimo y luego de hablar con un guarda bosques tomé un camino forestal que me llevaría al otro extremo del parque, para poder visitar el Königsstuhl. En el camino pinché la rueda trasera con una piedra filuda y los kms no los podía hacer rápido, ya que el sendero era de grandes bolones que te hacen tiritar sobre la bici. En un momento llegué a mi destino, amarré la bici en fuertes barras de acero dispuestas para aquel propósito y me dirigí hacia la puerta para comprar el ticket de entrada. Primero entré al complejo donde explican los ecosistemas del parque. Lo explican con audioguías en un edificio de 4 pisos subterráneos con las distintas etapas de la evolución de la zona y los actuales seres que en ella habitan. A continuación salí para encaminarme al Königsstuhl que es el acantilado blanco más alto de la isla, con alrededor de 120 metros de alto. Es un lugar hermoso con vista a un mar azul inacabable. Hacia los costados se ven los bosques que crecen en las quebradas y que debido a la época estival ya eran de colores cálidos. Después de estar un largo rato sobre aquel lugar, seguí por la continuación de la cresta de los acantilados para poder ver el Königsstuhl desde afuera. Llegué a un mirador que salía de la tierra y se adentraba en el vacío sobre la arena bajo los pies. Desdé ahí se tenía otra espectacular vista a la costa y los acantilados que le hacen frente al mar. Lo siguiente que hice fue bajar por una larga escalera de madera por entre las frondosas quebradas que llegan a la playa. En la playa se puede admirar la majestuosidad de los acantilados y lo bonita que es la playa. De un momento a otro se puso a chispear con gran intensidad y presentí que era el momento oportuno para iniciar la marcha escaleras arriba y luego montar hasta la carpa. Me vestí con toda la ropa impermeable y me adentré nuevamente en los pedregosos caminos en dirección a Sassnitz. Allá observé el puerto y el submarino ingles de la segunda guerra mundial que se encuentra atracado como museo en uno de los costados del muelle. Por suerte la lluvia no me mojaba en absoluto, fue la prueba de fuego de mi equipamiento. El camino que siguió a continuación fue a un costado de la carretera y el mar. En un momento me desvié hacia la derecha en dirección al interior de la isla para adherirme a la carretera que pasa junto al camping.