Día 10 de 11. Pereira, Filandia, Circasia, Armenia. Travesía Retiro (Antioquia) - Armenia (Quindio)

Íbamos llegando ya al final de nuestra travesía; acumulados en este punto ya 9 dias de aventura y descubrimiento en nuestras bicicletas, nos disponíamos ese día a realizar la ruta que nos llevaría al destino que elegimos como punto final de esta: Armenia.

Luego de pasar una reconfortante noche en Mundo Nuevo (Pereira), temprano, luego de desayunar y de recorrer un poco la finca de mi tio (a la que hace ya varios años no iba y que trajo a mi mente agradables recuerdos de viejos tiempos), emprendimos el camino a Armenia.

Salimos en dirección hacia la Bella, por donde habíamos llegado la noche anterior, pero rápidamente tomamos un desvío a la derecha que nos sacaría, luego de una buena loma, a la vía que de Pereira comunica a Armenia, frente al Cementerio La Ofrenda. En ese punto tomamos a la derecha, en dirección a Pereira, por una vía paralela a la principal y avanzando poco menos de 1 km volvimos a la principal y la atravesamos para tomar un camino alterno que nos sacaría a Filandia.

Este camino nos sacó a la vereda Alegrías, donde con un pequeño desvío pudimos conocer la cascada que lleva ese mismo nombre. Continuamos el camino, pasamos por las veredas Yarumal, luego tomamos a la derecha en dirección a La Arabia, y adelante nos desviamos a la izquierda a buscar un descenso al Rio Barbas por un bonito y agradable camino, para luego de cruzar este rio, enfrentarnos a un exigente pero muy agradable ascenso. Luego de superar este, continuamos hasta llegar a Filandia, donde luego de dar una vuelta de reconocimiento al llamativo parque, buscamos donde almorzar.

Después de un rico almuerzo (nada ligero por cierto) continuamos el camino. Tomamos la vía que de Filandia conduce a Quimbaya, y rápidamente tomamos un desvío a la izquierda. Mas adelante tomamos otro hacía la vereda la Cauchera y mas adelante otro desvío a la izquierda (que nos mostraba el Strava) que resultó en un descenso bastante técnico hasta el rio El Roble (en este descenso nos empezamos a angustiar un poco, pues a medida que avanzábamos se tornaba mas agreste, de hecho una gran parte la realizamos arrastrando las bicicletas (no sabíamos en ese punto, y considerando que ya eran mas de las 5 pm, si echar para atrás, o continuar) Mi compañera me animaba y me decía que continuáramos…. Para acabar de ajustar adelante nos encontramos un derrumbe con una roca gigante que bloqueaba todo el camino… yo dejé la bici y me encaramé para pasarlo y observar como seguía el camino, el cual se observaba bien (el temor era no saber lo que nos esperaba luego de que cruzáramos el rio, para salir de ese “hueco”). Sin pensarlo mucho, tomamos las bicicletas en las espaldas y pasamos ese derrumbe lo mas rápido que pudimos. Luego de este el camino mejoró y continuamos un corto trayecto hasta el rio. Cruzamos el puente y vimos que el camino continuaba, con unos rieles. Empezamos a subirlos, y aunque exigentes se estaban dejando pedalear, hasta que llegamos a un punto con mucho pantano donde tuvimos que bajarnos de las ciclas y en esas nos cruzamos con un motociclista, extrañado de vernos por ahí, sabiendo que el camino estaba cerrado por el derrumbe. Nos dijo que de ahí para arriba el camino estaba bien, lo que nos dio bastante tranquilidad. Terminamos de ascender lo que nos faltaban de esos rieles, hasta que después de pelear un poco con ellos, los coronamos.

En ese punto empezamos a rodar de manera mas fluida. La tarde seguía cayendo y a la distancia, a nuestra derecha, empezamos a tener un muy bonito ocaso. El sol, grande, lo veíamos a nuestro nivel, generando unos bonitos tonos en el cielo. Ya entrando la noche llegamos así a Circasia.

Una corta vuelta al parque, nos refrescamos y buscamos en ese punto ya la vía principal que comunica a Armenia, a donde llegamos, mas que satisfechos a donde los familiares de Mile, que nos esperaban.

Es difícil describir lo que sentimos al finalizar este recorrido. El haber llegado al destino que nos propusimos, en el tiempo planeado, sin percances, y sintiéndonos con fuerzas como para seguir rodando mas días; un cúmulo de paisajes y sensaciones.... en tan pocos días.

Solo nos faltaba para rematar esta aventura, realizar al día siguiente una última ruta, queríamos llegar hasta el valle del Cocora y en cierta forma tener la satisfacción de haber rodado en una misma travesía por los bosques de palma de Cera de San Felix (Valle de la Samaria, Caldas) y del Valle del Cocora (Quindío)