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Camino de Santiago Primitivo (Etapa 7) Sobrado - Santiago

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Trail stats

Distance
38.23 mi
Elevation gain
3,235 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
4,108 ft
Max elevation
1,853 ft
TrailRank 
24
Min elevation
835 ft
Trail type
One Way
Time
one day 20 minutes
Coordinates
1280
Uploaded
November 15, 2013
Recorded
June 2010
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near Sobrado, Galicia (España)

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Itinerary description

Viernes 18/06/2010
63 Km.

Por mi parte he dormido como un leño y al parecer el destino no tenia previsto que terminara con Ángel encima porque cuando abro los ojos está bajando de su litera. Aunque es muy temprano, muchos peregrinos de a pie ya se han marchado, otros están terminando de recoger sus cosas y algunos aun siguen durmiendo. Pese al rápido movimiento de personas tan solo se oye un murmullo cerrado, es como si todos estuviéramos desorientados y solo pensáramos en recordar por donde hemos entrado y en como salir. En un espacio breve de tiempo guardamos nuestras cosas en las alforjas, recogemos las mantas, nos aseamos y salimos a por las bicicletas. El ritual que viene a continuación es el de cada día, vestimos de gala nuestras monturas y salimos a la calle. Desayunamos en el mismo bar donde comimos ayer, debe ser el único que esta abierto a esa hora porque coincidimos varios peregrinos, charlamos un rato con alguno, compartimos peripecias, lesiones y ganas. Con un buen camino nos despedimos y salimos a la calle para empezar nuestra ultima etapa de este año, salvo causas mayores hoy llegaremos a Santiago.

La salida de Sobrado se hace cruzando la calle principal del pueblo y por la carretera, antes de salir del todo, el camino nos dirige a la derecha, pero enseguida las flechas nos mandan a caminos de tierra de buen firme adornados de alta vegetación, un deleite para los ojos que saboreamos sin prisas. Pasamos por pequeñas localidades donde se empieza a ver el movimiento de los días normales: Cimadevilla, Cruceiro, Vilanova, Boimorto. Nuestras cámaras de fotos disparan en todas direcciones. La entrada a Gandara la hacemos por asfalto y desde este punto las flechas nos llevan a la CP-0602, una carretera sin apenas trafico y agradable de pedalear. Acostumbrados a los días de lluvia hoy lo vamos disfrutando de pleno, el día es soleado y hasta empezamos a tener calor. Javi al final se ha recuperado y si hoy esta aquí es porque, como se suele decir, a la fuerza ahorcan. Si hubiera podido volverse a casa de forma sencilla hubiera abandonado, no sabemos cuanto podemos dar de si hasta que nos estiran.

Nuestro pedaleo constante va dejando atrás pequeñas poblaciones: Sendelle, Piñeiro, Vitar, Casaldoeiro, Peceiñe, y los falsos llanos de Galicia nos llevan por bajadas rápidas que se disputan la dirección con subidas lentas que nos dejan en Arzua, punto de enlace con el Camino Frances. Nada mas entrar en la población nos damos cuenta de que nuestro solitario camino ha terminado. Centenares de peregrinos bajan de los autocares con sus mochilas de dos días y un enjambre de personas arrastra sus pasos hacia Santiago. Nos movemos entre la marabunta intentando ser lo menos molestos posible, creemos (o por algunos foros, sabemos) que entre algunos peregrinos de a pie, los bicigrinos no somos muy queridos, por eso no corremos e intentamos adaptar nuestro paso al del gentío, muchos de ellos gritan a sus compañeros que se aparten en cuanto nos ven, lo cual es de agradecer porque nos evitan estar saludando constantemente, otros se asustan cuando notan nuestra presencia y se echan a un lado como pensando que los vamos a atropellar, con este escenario que ya no cambiara hasta llegar a Santiago vamos atravesando las poblaciones de Pregontono, A peroxa, A calzada, O Outeiro, Boavista, Salceda, Xen, Santa Irene... nuestro paso es lento pero no importa, los paisajes de esta zona merecen un paso tranquilo.

Hasta donde yo se, un año santo jacobeo es aquel en que el 25 de julio, festividad de Santiago cae en domingo, esta condición se suele dar con una cadencia regular de 6-5-6-11 años. El año santo suele atraer a bastantes peregrinos buscando el perdón y este año debe de haber mucho pecador porque esto esta hasta la bandera. De hecho, hasta la guardia civil esta controlando el paso en puntos concretos del camino sobre todo cuando hay que cruzar carreteras. Cuando llegamos a Lavacolla hemos perdido la cuenta del numero de peregrinos que habremos pasado, nos hacemos algunas fotos de rigor y seguimos hacia la ultima parte, esa que parece no terminar nunca hasta llegar a Monte do Gozo, dejando atrás Vilamaior y San Marcos.

El monumento al peregrino de Monte do Gozo nos recibe cerca de las 14:20. Desde esta colina los antiguos peregrinos podrían ya ver las agujas de la catedral de Santiago y saber que el viaje tocaba a su fin. El monumento se alzo tras la visita del papa en el año 1992 y es una parada casi obligada, más que por su belleza, por su simbolismo. Nosotros sellamos la credencial en la ermita y después de hacer unas fotos nos ponemos en marcha para recorrer la poca distancia que nos queda hasta la plaza del Obradoiro, donde no tenia que terminar nuestro viaje, pero que por los contratiempos de los días pasados toca a su fin.

Siempre digo sobre mí que no soy alguien religioso pero por el contrario me considero una persona muy espiritual. Entiendo que muchas personas no entiendan lo uno sin lo otro, aunque en realidad no tenga nada que ver. Mi formación hasta la juventud paso por los Jesuitas y allí es donde entendí que la iglesia católica se cimenta sobre ideales humanos, muchas veces alejados infinitamente de la espiritualidad. Es curioso ver como la iglesia en tantas ocasiones se encuentra tan lejos de Dios.

Después de las fotos de rigor en la plaza del Obradoiro, pasamos a recoger la Compostela. Tras una gran fila de peregrinos buscando su certificado, después de poco mas de ¼ de hora y un euro de donativo (voluntario), salimos con las nuestras a cumplir la promesa que Ángel le hizo a Begoña, encender la vela que lleva encima desde hace 195 km, en su nombre, en la catedral... pero no podemos. Da igual los motivos de aquel gesto que explicamos a algunas personas, no nos permiten encender la vela dentro del recinto. Pensándolo bien, quizás es más importante que Ángel, una persona que se considera atea (aunque no sea cierto), con su simple acto ha dado moral a alguien que lo necesitaba participando de su fe aun no siendo religioso. Después de que los protectores de la fe en la Catedral de Santiago nos hagan ver que este templo no da la talla espiritual para guardar la vela de Begoña, decidimos buscar algún sitio acorde a las circunstancias, pero antes tenemos que cerrar el tema de cómo volver a casa, lo más peliagudo cuando uno viaja en bicicleta. Al salir de la oficina del peregrino, nos ofrecieron la posibilidad de trasladarnos las bicicletas a Madrid, en su momento no consideramos la opción en vías de buscar la salida del tren, aunque nos quedamos con su tarjeta por si acaso.

En la estación de RENFE nos lo ponen difícil, viajar es fácil, pero la bicicleta es un lastre al que pocas empresas y organismos tienen en cuenta. Lo primero es ver si hay plazas en coche cama, mínimo hay que coger un compartimento doble, que de entrada sale caro; se pueden llevar dos bicicletas. Lo segundo, hay que embalarla, quitar pedales, ruedas y doblar manillar. No hay muchas opciones. Hemos descartado el avión, la furgoneta de alquiler nos salio cara hasta Oviedo así que desde Santiago ni preguntamos y el autobús se nos hace bola a parte de no saber como gestionarlo. Después de valorar rápido cogemos billetes de tren para nosotros y llamamos a la empresa de transporte de bicicletas; 45 ¬ con alforjas incluidas. Por turnos entramos al servicio de la estación para cambiarnos y presentarnos un poco, organizamos alforjas, cogemos lo necesario y de vuelta a la plaza del Obraodoiro, que allí nos esperan para cargar las monturas en un camión que las llevara a la nave donde las empaquetan. La misma persona que conduce el camión nos aconseja un sitio donde comer, como tiene que cobrar nos acompaña hasta el restaurante y allí le pagamos. Las bicicletas nos llegaran cuatro días después a casa perfectamente embaladas y sin ningún daño. Aunque a priori no parezca barato es una buena opción dado lo difícil que es volver desde Santiago a casa con una bicicleta. Una vez libres de ataduras nos entregamos al placer de la gula.

Comer bien cuando no hay prisa es bastante placentero. Nos abandonamos a ello en cuerpo y alma y cuando salimos del restaurante llevamos la sonrisa medio tonta, el orujo de café que nos han puesto estaba bastante bueno pero se ha peleado con el vino y al intentar separarlos nos hemos llevado un buen meneo... nunca hay que meterse en medio de una pelea. En la puerta del restaurante vemos el sitio que sin saberlo estábamos buscando antes de comer: la Parroquia San Pedro Apóstol, donde casi no tenemos que dar explicaciones antes de encender la vela de Begoña. Allí quedo tu vela, esperamos que no te importe. Sabemos que con tu fuerza y tu fe podrás con el cáncer y que por muchos años seguirás haciendo ese pote tan rico para todos los peregrinos que pasen por tu casa.

Hasta las 22:30 que sale nuestro tren tenemos unas horas para dedicar a la ciudad, que bien lo merece, así que nos vamos a dar una vuelta y a tomar un pulpo con ribeiro. Mientras esperamos sentados en un poyete a que Ángel y Javi compren unos puros en un estanco, a Juan Carlos y a mi se nos acerca un personaje con pintas de bohemio-pasado que entabla conversación. Al rato, cuando salen los del puro nos despedimos del personaje y seguimos nuestro camino... en 5 minutos oímos que alguien nos llama calle abajo. Al parecer, a Juan Carlos se le ha caído el móvil, (evidentemente con la ayuda del bohemio) y nuestro "amigo", que se ha dado cuenta, viene a devolvérnoslo, apuntando al noble gesto pedirnos, "al menos", 10 ¬ a cambio, porque necesita dinero para volver a su tierra. Hay gente que los tiene cuadrados, porque para intentar chantajear a cuatro mendas medio chispados con pintas de marineros recién llegados a puerto, o lo tienes muy claro, o estas atontado del olor a pimentón. Como somos gente pacifica y no nos gusta gritar, le damos a cambio del móvil algo suelto que llevamos ( unos 2-3 ¬ ) y el consejo de que no se lo gaste en alcohol, que la gente ahora es muy agresiva y él tampoco tiene pinta de ser un monje Shaolin. Ya en la pulpería recomendada, entre risas, damos cuenta de unas raciones de pulpo y unas botellas de ribeiro, blanco y tinto, que nos rematan la tarde y con algo mas de tres cuartos de chispa volvemos a la estación a coger nuestro tren.

Han sido siete días intensos, por sitios impresionantes y con gentes entrañables, mi caja de los sentidos viene llena. Recordare mucho tiempo mi paso por el camino primitivo en Asturias y lo que es casi seguro es que volveré.

El movimiento del tren hacia Madrid nos va meciendo y el cansancio nos cierra los ojos. Dentro de mi sueño, veo venir a Morfeo a lo lejos, trae algo en la mano.
- ¿Qué traes? , le pregunto -
- Cogelo, mira, es un mapa, en él se representa una senda septentrional que en la antigüedad fue un recorrido mágico... hoy se conoce como Camino del Norte.

Cuando levanto la vista Morfeo se ha ido. Guardo el mapa en mi mochila y sigo caminando, en cuanto despierte le echaré un vistazo.

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