Camino de Santiago desde Valencia. Etapa 9. Calzadilla de los Hermanillos - Rabanal del Camino
near Calzadilla de los Hermanillos, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Etapa dura no, durísima. La peor hasta el momento, sin duda. Por kilómetros, por estado de ánimo, por inclemencias meteorológicas, y por muchas otras cosas que paso a relatar.
Salida, como costumbre, de noche y sin desayunar. Hoy sí, me toca hacer esos kilómetros hasta Burgo de Ranero para empalmar con el camino, camino. He dormido bien, pero tengo mucho sueño. Cuando empieza a amanecer me grabo en video y alucino con los ojos de sueño y cansancio que llevo. Hace frío.
Tras cerca de 25 kilómetros que voy por una carretera paralela al camino llego a Mansilla de las Mulas. Coincido con una pareja cicloviajera que viene de Madrid. Tras dar un par de vueltas por el pueblo, veo una cafetería abierta con terraza y desayuno.
No tengo el día muy fino, estoy cansado y algo agobiado.
Tras desayunar, sigo hasta León. Varios repechillos y entrada muy fea a la ciudad. Allí, las dos visitas obligadas: catedral y campo de fútbol.
Pero antes, me da tiempo pasar por un mercado a comprar algo de fruta. Ya en la catedral, sesión de fotos que no me convencen y encuentro con un tipo que me pregunta si estoy haciendo el primitivo. No sé de qué me habla, jeje. Tengo poco estudiados otros caminos que no sean el que estoy haciendo. Al final nos entendemos, cómo no, si me dice que es de Meliana. Nos despedimos, no deseamos buen camino y decido seguir. Me queda un mundo y he perdido mucho tiempo.
Sin embargo, y como veo que me pilla de camino, me paso por el Estadio Reino de León, donde me hago otras fotos.
El día está gris y amenaza lluvia. La salida de León es igualmente fea. Y yo sigo sin estar fino. Tengo dos amagos de caída que me hacen pensar. Todo deportista tiene sus pájaras, y yo estoy pasando una.
El tramo que hay desde León hasta el desvío de Hospital de Órbigo es uno de los tramos más feos hasta ahora. Es un tramo en el que combino general con camino muy estrecho.
Afortunadamente en Hospital de Órdigo se produce el giro de guion que necesitaba. Por un lado, el pueblo, con río y pescador incluidos, es precioso. Y, por otro, empieza a llover. Llega el momento de la épica.
Después de Hospital, sigo por esos pueblitos sin avanzar demasiado hasta que salgo a la general. Está lloviendo muchísimo, hay muchos camiones, y la carretera pica hacia arriba.
Por si esto fuera poco, y a pocos kilómetros de Astorga, me meto sin querer, y sin poder salir o volver atrás, por una autovía. Los camiones me pitan. Momento crítico. Consulto el mapa y veo que lo mejor es seguir porque la salida de Astorga está en tres kilómetros. No sé cómo me ha salido la media en esos kilómetros, pero no he ido tan rápido en mi vida.
Por fin llego a Astorga, estoy chopado. Pero todo lo que me ha pasado en esta segunda parte de la mañana, me ha animado.
En Astorga sigue lloviendo. Doy una vuelta por la catedral, por el palacio de Gaudí, y busco un sitio para comer. Entro en La Berciana y como en una mesa que hay junto a la puerta con la bici a la vista. El menú es barato y la comida no está mal. Pasta de primero y ternera de segundo. Me entretengo con un tipo mayor que le tira los trastos a la camarera.
Por fin entro en calor. Toca descansar un poco y esperar a que pare de llover. Me quedan unos 20 kilómetros de subida hasta Rabanal del Camino.
Pero no para. Al final, decido seguir pese a que sigue lloviendo. Son las cinco de la tarde. No hay nadie por el camino. Al poco deja de llover, pero aparece el aire en contra. Lo que faltaba. De nuevo, empiezo a cantar los kilómetros como si fuesen goles. Se me está haciendo eterno el final de etapa. Sin tener tramos duros, la subida es muy larga. Además, cuando creo que he llegado, me quedan un par de kilómetros más.
Finalmente, a las 18:45 llego a Rabanal. El track de wikiloc me marca 123 kilómetros y 12 horas exactas desde que salí esta mañana.
Afortunadamente el pueblito es muy chulo y el Hotel El Refugio está muy bien. Hoy, decido darme un baño para entrar en calor, aunque se me sale el agua de la bañera y casi la lío.
Tengo la pierna dañada superhinchada. Me preocupa. Quedan solo tres etapas, pero son las más duras. Me pongo hielo y pomada y me voy a cenar a un bar en el que son del Atleti. Me como un bocata y me voy pronto a dormir. Mañana, más montaña y cuartos de final de Champions. Poca broma.
Salida, como costumbre, de noche y sin desayunar. Hoy sí, me toca hacer esos kilómetros hasta Burgo de Ranero para empalmar con el camino, camino. He dormido bien, pero tengo mucho sueño. Cuando empieza a amanecer me grabo en video y alucino con los ojos de sueño y cansancio que llevo. Hace frío.
Tras cerca de 25 kilómetros que voy por una carretera paralela al camino llego a Mansilla de las Mulas. Coincido con una pareja cicloviajera que viene de Madrid. Tras dar un par de vueltas por el pueblo, veo una cafetería abierta con terraza y desayuno.
No tengo el día muy fino, estoy cansado y algo agobiado.
Tras desayunar, sigo hasta León. Varios repechillos y entrada muy fea a la ciudad. Allí, las dos visitas obligadas: catedral y campo de fútbol.
Pero antes, me da tiempo pasar por un mercado a comprar algo de fruta. Ya en la catedral, sesión de fotos que no me convencen y encuentro con un tipo que me pregunta si estoy haciendo el primitivo. No sé de qué me habla, jeje. Tengo poco estudiados otros caminos que no sean el que estoy haciendo. Al final nos entendemos, cómo no, si me dice que es de Meliana. Nos despedimos, no deseamos buen camino y decido seguir. Me queda un mundo y he perdido mucho tiempo.
Sin embargo, y como veo que me pilla de camino, me paso por el Estadio Reino de León, donde me hago otras fotos.
El día está gris y amenaza lluvia. La salida de León es igualmente fea. Y yo sigo sin estar fino. Tengo dos amagos de caída que me hacen pensar. Todo deportista tiene sus pájaras, y yo estoy pasando una.
El tramo que hay desde León hasta el desvío de Hospital de Órbigo es uno de los tramos más feos hasta ahora. Es un tramo en el que combino general con camino muy estrecho.
Afortunadamente en Hospital de Órdigo se produce el giro de guion que necesitaba. Por un lado, el pueblo, con río y pescador incluidos, es precioso. Y, por otro, empieza a llover. Llega el momento de la épica.
Después de Hospital, sigo por esos pueblitos sin avanzar demasiado hasta que salgo a la general. Está lloviendo muchísimo, hay muchos camiones, y la carretera pica hacia arriba.
Por si esto fuera poco, y a pocos kilómetros de Astorga, me meto sin querer, y sin poder salir o volver atrás, por una autovía. Los camiones me pitan. Momento crítico. Consulto el mapa y veo que lo mejor es seguir porque la salida de Astorga está en tres kilómetros. No sé cómo me ha salido la media en esos kilómetros, pero no he ido tan rápido en mi vida.
Por fin llego a Astorga, estoy chopado. Pero todo lo que me ha pasado en esta segunda parte de la mañana, me ha animado.
En Astorga sigue lloviendo. Doy una vuelta por la catedral, por el palacio de Gaudí, y busco un sitio para comer. Entro en La Berciana y como en una mesa que hay junto a la puerta con la bici a la vista. El menú es barato y la comida no está mal. Pasta de primero y ternera de segundo. Me entretengo con un tipo mayor que le tira los trastos a la camarera.
Por fin entro en calor. Toca descansar un poco y esperar a que pare de llover. Me quedan unos 20 kilómetros de subida hasta Rabanal del Camino.
Pero no para. Al final, decido seguir pese a que sigue lloviendo. Son las cinco de la tarde. No hay nadie por el camino. Al poco deja de llover, pero aparece el aire en contra. Lo que faltaba. De nuevo, empiezo a cantar los kilómetros como si fuesen goles. Se me está haciendo eterno el final de etapa. Sin tener tramos duros, la subida es muy larga. Además, cuando creo que he llegado, me quedan un par de kilómetros más.
Finalmente, a las 18:45 llego a Rabanal. El track de wikiloc me marca 123 kilómetros y 12 horas exactas desde que salí esta mañana.
Afortunadamente el pueblito es muy chulo y el Hotel El Refugio está muy bien. Hoy, decido darme un baño para entrar en calor, aunque se me sale el agua de la bañera y casi la lío.
Tengo la pierna dañada superhinchada. Me preocupa. Quedan solo tres etapas, pero son las más duras. Me pongo hielo y pomada y me voy a cenar a un bar en el que son del Atleti. Me como un bocata y me voy pronto a dormir. Mañana, más montaña y cuartos de final de Champions. Poca broma.
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