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Camino de Santiago desde Valencia. 1ª y 2ª etapa. Valencia-Barracas y Barracas-Cella.

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Trail stats

Distance
42.75 mi
Elevation gain
2,234 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
2,336 ft
Max elevation
3,974 ft
TrailRank 
34
Min elevation
2,881 ft
Trail type
One Way
Moving time
3 hours 28 minutes
Time
5 hours 21 minutes
Coordinates
7091
Uploaded
August 5, 2020
Recorded
August 2020
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near La Estación, Valencia (España)

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Itinerary description

Nota: La primera etapa la hice con el track del reloj (adjunto foto del recorrido) y en la segunda se me para 25 kilómetros antes de llegar a Cella. Pongo aquí las crónicas de los dos días.

ETAPA 1. VALENCIA-BARRACAS. 100 km. DESNIVEL SUBIENDO: 1.337 m.

Por fin ha llegado el día. Me despierto a las seis después de haber dormido muy bien. Lo tengo todo preparado.
Desayuno, me aseguro de no dejarme nada encendido en casa y bajo a por la bici.
Pierdo algo de tiempo con las alforjas, pero a las siete en punto estoy iniciando el Camino desde la puerta de mi casa en Valencia, mi Camino.
Nada más salir, me hago foto con la torre inútil de la rotonda de la Avenida Cataluña de fondo, y le digo adiós a Valencia.
Cojo el carril bici de la Vía Churra. hay que ver la cantidad de veces que he ido por él, y lo diferente que es en esta ocasión. En Puzol me espera mi amigo Luis Estivalis, que viene de La Cañada y que me acompañara solo en esta primera etapa. Le habría gustado hacer el Camino, pero un poquito menos que a mí.
Hemos quedado en un polígono que hay al norte del pueblo. Me ayuda con las alforjas y cogemos el camino de Llíria dirección Sagunto. Después giramos a la izquierda dirección Gilet por la antigua N-234 -con la que tendré una relación amor/odio hasta Burgos- y notamos que la carretera se empieza a empinar.
Luis -que es un ansia y va sin alforjas- marca el ritmo. Esto me pasará factura… La etapa es dura para ser la primera, 1.337 de desnivel subiendo.
Pasamos Estivella y Torres Torres, y después de este pueblo nos incorporamos a la Vía Verde de Ojos Negros. La conocemos muy bien. La hemos hecho completa un par de veces de bajada, y parcialmente en varias ocasiones de subida y de bajada.
A los pocos kilómetros, por el tramo de Soneja en el que hay una cantera, un camión cisterna ha tenido la brillante idea de mojar la tierra. Se nos ponen las bicis perdidas de algo así como cemento nada más salir.
En Altura paramos a almorzar. Hace mucho calor y la cervecita entra muy bien.
Después seguimos por la vía verde. En Caudiel cogemos repostamos agua de una fuente que hay sin desviarse y nos refrescamos.
Damos un buen rodeo que nos podríamos haber evitado por una general en la que pasan pocos coches. Pero, claro, a toro pasado…
Y lo digo porque subiendo el puerto más duro de la etapa, el de El Ragudo, empiezo a notar una pequeña molestia muscular en la tibia, sí, en la tibia.
Paramos y estiro un poco. Quedan unos diez kilómetros para llegar a destino, Barracas. Así que reducimos el ritmo y llegamos a eso de las 14:30. Cuando pasamos justo por la estación de tren mi tomtom marca 100 km justos.
Llegamos a la casa rural Barracas, dejamos las bicis y los trastos y nos vamos a comer al Bar Norte. Típico bar de camioneros de toda la vida. Es barato pero la pasta es muy normalucha. Me paso toda comida con hielo en la tibia. Me duele mucho. Casi no puedo andar. Estoy muy preocupado.
Después de comer voy a la farmacia a comprar flogoprofen, el farmacéutico tiene muchas ganas de hablar.
Por la tarde descansamos, y por la noche cenamos en el asador “El Tigre”, cenamos solos y bastante bien. En la tele vemos la brutal explosión de Beirut. Flipamos. No disfruto de la compañía. Estoy preocupadísimo.
Ya de nuevo en la habitación, me pongo crema, leo cosas en Internet, puede que las calas las lleve algo adelantadas, las ajusto un poco.
Me acuesto pensando que no tengo ninguna posibilidad de seguir. Ninguna. Intento convencerme de que lo importante es intentarlo, que volveré, que es cosa del deporte, que muchos deportistas, bla bla bla…

ETAPA 2. BARRACAS-CELLA. 93 km. (El track de wikiloc se me para a 25km de llegar, no sé por qué)

Me levanto como me acosté, hundido. Desayunamos en el Bar Norte. Sigo cojo y dolorido.
Tengo la esperanza de que en la bici me duela menos, pero la primera sensación es que me duele igual.
Decido esperar a que sean las 9 para llamar a mi fisio. Luis pide hacernos un par de fotos con el cartel de Barracas, accedo, aunque no estoy de humor. ¿Para qué?
A las 8 nos despedimos.
Y en mitad de la vía verde, me pongo a mirar horarios de trenes por internet, hacia Teruel, hacia Valencia…
En ese momento me pasa una cosa digamos que "curiosa". Llega paseando una chica con un perro cachorrillo, este se niega pasar por donde estaba yo. La chica insiste, pero el perro nada, no va a pasar por donde estoy yo. Así que decido moverme yo y dar pedales dirección Sarrión. No creo en chorradas. Pero es una anécdota en la que pensé el resto del Camino. Porque hubo resto del camino.
Entonces, fueron pasando los kilómetros. El dolor seguía ahí, pero… no me molestaba demasiado, no me molestaba como para parar.
El tramo entre Barracas y Sarrión es uno de los más bonitos de la Vía Verde de Ojos Negros. Con puentes, túneles y bosquecillos muy apañados. El viaducto de Albentosa, es el más grande de todo este recorrido.
En una de estas, tres ciclistas con maillots de la Titan Desert me pasan como flechas. Les doy los buenos días, pero ellos no me hacen ni caso.
Decido salir por Sarrión a tomar un café, y así llamar a mi fisio. Hago buenas subidas en el pueblo. Me tomo un café y una tostada y empiezo a disfrutar de viajar solo. Luis es mi mejor amigo, pero… qué bien se va solo!!
Y decido seguir sin llamar a mi fisio. Le llamaré por la tarde.
La gran prueba de fuego es el Puerto de Escandón (1223m). Lo subo sin problemas!!!!!! Estoy eufórico. Puede que pueda seguir!!!!!!!
Me cruzo otra vez con los de la Titan Desert, esta vez sí me saludan efusivamente. Me he quitado el maillot de invierno de Decatlón y voy con el corto de Valencia Triatlón, ahora parece que sí merezco su saludo. De verdad, cuánta tontería. En fin, yo sigo eufórico.
En la Puebla de Valverde almuerzo. Llamo a Luis y le doy la buena noticia. Pienso en Simeone y me impongo la norma de pensar solo en la etapa del día siguiente. Etapa a etapa.
El resto de la jornada la disfruto. Conozco el camino. Paralelo a la Autovía mudéjar la Vía Verde es preciosa y segura.
Paso Teruel. Me hago fotos y las comparto. Ya no tengo miedo.
Con mucho calor, llego a Cella. Como en un bar que ya conocía. La conversación de los de la mesa de al lado no tiene desperdicio, una cuadrilla de paisanos cazadores que ya no cumplen los setenta que discuten con pagos e impago de cotos mientras les van sirviendo rondas y rondas de cervezas.
Voy al Albergue El Río que es para mí solo y que es una pasada. Nuevo, limpio y muy seguro. La dueña es superamable y hablamos del COVID y del cuidado que hay que tener. Muy, pero que muy recomendable.
Por la tarde doy un paseo por el pueblo. Paso por la Calle de la Amargura, así, como suena. Quizá no es una buena señal, pero me da igual. Compro en Día una ensalada que me como viendo el fútbol.
Me voy a dormir muy muy feliz.

CONSEJO: A posteriori, y por el problema físico, recomiendo reducir la primera etapa y acabarla en Caudiel. La emoción del primer día, el peso de las alforjas y la continua subida, estuvieron a punto de pasarme factura.
Así, la etapas quedarían así:
Valencia-Caudiel (77 km).
Caudiel- Teruel (89 Km).
Teruel-Calamocha (93 Km).

UN POCO DE MÍ

Tengo 46 años, y toda mi vida he hecho deporte. Empecé de niño con el fútbol (aún sigo jugando) y de adolescente me dio por el surf y el snowboard. A l cumplir los treinta, y para mantenerme físicamente bien, empecé con el running. Y esta última afición me llevó al triatlón que es en lo que más centrado estoy ahora.

LA BICI

Siempre me ha gustado la bici. Llevo cerca de veinte años veraneando en la Sierra de Segura (Jaén), y allí empecé a hacer mis pinitos así más serios.
En 2010 hice mi primera ruta cicloviajera. Me hice la Vía Verde de Ojos Negros de bajada con mi cuñado Santi y un amigo suyo. La hicimos sin alforjas, con mochilas, sin tracks y sin haber rodado nada. Aquello sí fue una aventura. La hicimos en dos días, nos reventamos. No pudimos sentarnos en tres días, pero el veneno ya estaba dentro.
Desde aquello ya se me pasó por la cabeza hacer el Camino de Santiago.
De 2010 a 2020, otra vía verde completa de bajada con mi amigo Luis Estivalis, y muchos tramos sueltos de la misma de subida y de bajada. Además, empecé a salir regularmente los fines de semana y a entrenar con la bici de carretera.
En verano de 2019, hice dos etapas seguidas de 100 kilómetros cada una por la Sierra de Cazorla. Eso ya eran palabras mayores.

EL CAMINO

Por aquel entonces el Camino de Santiago ya era una obsesión. Además, había descubierto la aventura de unos saguntinos (CaminoSantiagoSagunto) que lo habían hecho desde Sagunto en 12 etapas. Mi objetivo estaba claro. Yo lo haría desde Valencia.
De Valencia a Sagunto por la Vía Churra, de Sagunto a Monreal del Campo por la Vía Verde de Ojos Negros, Calamocha, Calatayud, De Soria a Sto. Domingo de Silos por el Camino Castellano-Aragonés, de Silos a Burgos por la Vía de la Lana, y de Burgos a Santiago por el Camino Frances.
Empecé a estudiar el Camino y a aprenderme de memoria, casi, la ruta que habían seguido los saguntinos. El problema era encontrar acompañantes y cuadrar fechas para hacerlo.
Mi cuñado Santi ya estaba en otras cosas, y Luis Estivalis, con el que hice mi segunda Vía Verde completa, me decía que lo haría, pero con la boca pequeña.
Y entonces llegó el COVID.

LA PANDEMIA

Los meses de confinamiento con dos niños de 8 meses fueron eso, meses de confinamiento con dos niños de ocho meses.
Así que, como terapia de desconfinamiento, y con la venia de mi mujer, decidí hacer el Camino de Santiago desde Valencia en agosto, después de dejar a mi mujer y a mis hijos (Sara y Diego) en el cortijo familiar de Jaén.
Por supuesto se lo comenté a Luis, aunque sabía que él lo tenía imposible. Aun así, tuvo el detalle de acompañarme en la primera etapa.

¿EN QUÉ PLAN ME PLANTEABA EL CAMINO?

En solitario, sin ningún tipo de apoyo logístico, y con las máximas comodidades en alojamientos y comidas.
Así, era imprescindible la habitación individual con baño y no calentarme ni un vaso de leche en microondas en todo el camino. Después de un largo confinamiento haciendo comidas y cenas, eso lo tenía muy claro.
Reservé por Booking todos los alojamientos siguiendo la ruta de los saguntinos, y me saqué un billete de avión Santiago-Madrid, y otro de AVE Madrid-Valencia, para el viaje de vuelta. La bici la mandaría por Correos.
Todo estaba listo.
Dos semanas antes de salir empecé a hacer tiradas de 50 kilómetros día sí, día no, para hacer callo, y a esperar que llegara el día.

IMPREVISTOS DE ÚLTIMA HORA

Pero antes, dos imprevistos de última hora.
El primero fue descubrir que los saguntinos hicieron ese Camino de Santiago de Sagunto en dos tandas, una hasta Calamocha (tres etapas) y una segunda con el resto de etapas (10) hasta Santiago. Esto me asustó un poco y provocó que cogiera un día más como comodín por si necesitaba una jornada de descanso.
El otro imprevisto fue la situación de la pandemia en Aragón. Estaba fatal y yo dormía tres noches en esa Comunidad. El fantasma del confinamiento acechaba y como plan b puse sobre la mesa el Camino desde el Metropolitano, estadio de mi Atleti. Habrían sido diez etapas y habría llegado el mismo día a Santiago.
Al final, no hizo falta.

MOTIVACIONES

Llegar a Santiago desde Valencia, más allá de tener sentido por salir desde la puerta de casa, tenía un significado personal muy grande.
Por un lado, remontaba la Vía Verde de Ojos Negros, que a la inversa había hecho mi madre a los 4 años junto a mi tía y mis abuelos. Y por otro, llegaba a Galicia, tierra de mi abuelo, un camino que, a la inversa, más o menos, también había hecho mi abuelo durante la Guerra Civil Española, cuyo final le pillo en Requena donde conoció a mi abuela.

MATERIAL VIAJE

PARA LA BICI
Bicicleta Scott Scale de 29’ con un solo plato y con ruedas tubeless.
Portabultos tija (hasta 15 Kg)
Bolsa de manillar Columbus (10 litros).
Alforjas traseras (7 litros cada una).
Aplique para móvil con bolsillito.
Aplique bajo sillín (con cámara de 29, multieherramienta y bridas).
Hinchador.
2 botellas (una en aplique y la otra en alforjas).
Luces delantera y trasera.
Candado ligero.
Timbre.

ROPA CICLISMO
Zapatillas ciclismo.
Dos pares de calcetines ciclismo.
Culote bueno.
Culote reserva.
Dos maillots cortos.
Un maillot largo.
Camiseta del Atleti.
Chubasquero.
Cortavientos.
Gafas de sol.
Guantes ciclismo.
Pañuelo braga.
Casco.

ROPA TARDES
Chanclas.
Náuticas.
Pantalón corto montaña ligero.
Pantalón corto deporte (sirve para dormir y como bañador).
Tres camisetas de algodón.
Un polo.
Suéter.
Tres calzoncillos.
Toallas microfibra.
Neceser (pasta de dientes pequeña, muestras de colonia, cepillo dientes, muestras de gel y de champú).
Botiquín (paracetamol, ibuprofeno, tiritas, pomada antiinflamatoria).

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