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Camino de Santiago desde Madrid en BTT

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Trail stats

Distance
475.4 mi
Elevation gain
25,535 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
27,021 ft
Max elevation
5,887 ft
TrailRank 
36
Min elevation
836 ft
Trail type
One Way
Time
9 days 4 hours 52 minutes
Coordinates
29489
Uploaded
October 27, 2019
Recorded
October 2019
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near Alcalá de Henares, Madrid (España)

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Itinerary description

Una nueva expedición cicloturista de las que tanto me gustan. Esta vez el planteamiento era fácil y no requería mucho trabajo previo de planificación: el Camino de Santiago, y desde mi casa en Alcalá como no podía ser de otra manera.
Un breve contacto el año pasado hizo que me picara la curiosidad por esta popular peregrinación, y qué mejor manera de afrontarla que con mi querida bici.
Iban a ser 9 etapas con intento de llegada a Fisterra, pero la lluvia nos retrasó y no pudo ser ya que llegamos a Santiago en 10 etapas: 8 jornadas enteras y dos medias.
Allá vamos!

Día 1. Alcalá - Colmenar Viejo.
El planteamiento inicial de esta primera etapa había sido un día completo de pedaleo que nos debería llevar hasta Cercedilla, pero finalmente me tocó trabajar por la mañana y no pudimos salir hasta las 14:00.
Este recorrido era improvisado con el simple objetivo de alcanzar el Camino Oficial a la altura de Alcobendas, para lo que al final erramos muchísimo y perdimos algo de tiempo. La ruta va hacia Torrejón, Paracuellos, aeropuerto de Barajas, y de aquí a Tres Cantos, donde cogemos el carril bici y nos obligamos a llegar hasta Colmenar ya de noche.

Día 2. Colmenar Viejo - Zamarramala.
Etapa reina, Puerto más alto de todo el viaje ya en el día 2 para que no nos relajemos.
Dejamos Colmenar por el carril bici ya que habíamos leído que el trazado oficial al sur del embalse de Santillana no es muy agradecido con alforjas, así que llegamos cómodamente a Manzanares el Real, donde ya cogemos una pista que nos lleva bajo la Pedriza hasta el pueblo de Mataelpino. Aquí cogemos carretera hasta Navacerrada y Cercedilla, y en Cercedilla giramos al norte hacia el valle de la Fuenfría por la carretera de la República, que se sube muy bien con tanta revuelta.
Una vez arriba tenemos el primer hito completado ya que Madrid queda atrás y entramos en Segovia. La bajada a Segovia es deliciosa, solitaria y un poco salvaje. No hay nadie por aquellos parajes y el paisaje es sencillamente bello. Este fue uno de los tramos del Camino que más disfruté, y eso que ya lo había hecho antes, y entramos en Segovia con una amplia sonrisa. Después de disfrutar del acueducto, Alcázar y demás maravillas de la ciudad decidimos subir a dormir al albergue de Zamarramala, donde estamos casi solos. Es nuestro primer contacto con los Albergues del Camino, que encontraremos prácticamente vacíos en todo el tramo del Camino de Madrid.

Día 3. Zamarramala - Puente Duero.
Salimos del albergue sin desayunar y paramos unos km más adelante en un providencial bar de Valseca que nos da la vida. Desde aquí ya solo tenemos largas y rectas pistas que avanzan decididas hacia el noroeste atravesando la amplia llanura castellana. Pasamos pueblos míticos como Nieva y Sta María la Real, y es entonces cuando nos topamos con el pinar castellano. La tónica comienza a ser amplias áreas de pinar asentado sobre unos endemoniados bancos de arena que nos hacen sudar la gota gorda. Al principio es divertido pues no hay mucha arena y se puede rodar, pero luego la arena empieza a ser más densa y se hace imposible avanzar montado. Tras varias luchas y un poco frustrados llegamos a Coca, donde se nos olvidan todos los males después de una buena comida y visita al bello castillo y torre mudéjar.
Por la tarde seguimos avanzando, sigue habiendo arena pero no tanta así que se deja hacer hasta acabar finalmente en el albergue privado de Puente Duero, una cuca cabaña de madera sólo para nosotros donde nos sentimos como en casa.

Día 4. Puente Duero - Cuenca de Campos.
Nada más salir paff! 3 ruedas pinchadas, 6 pinchos en total. Nos paramos junto al río a cambiar cámaras y un amable paisano nos trae una bomba de pie y parches para ayudar, qué majo!
Cruzamos el bello puente sobre el Duero y avanzamos por pistas con fuerte viento en diagonal y amenaza de lluvia. Llegamos a Peñaflor y paff! otro pinchazo, así que ya puestos nos paramos a comer en el bar del pueblo, con la mala suerte de que al terminar para salir está lloviendo fuerte. Nos lo pensamos y decidimos ir a tope con la capa de agua y bolsas de basura, que nos permiten llegar a Cuenca de Campos por carretera. Una pena que no pudimos asomarnos al Canal de Castilla, habrá que volver!
En Cuenca de Campos no hay un alma, y nos alojamos en el albergue municipal, una casona Castellana gigante donde me parece ver un fantasma en cada esquina. Simplemente impresionante dormir solos en tal edificio.

Día 5. Cuenca de Campos - León.
Salimos temprano disfrutando de un frío pero bello amanecer, no tenemos desayuno, no hay bares en Cuenca y en Villalón de Campos sólo hay un bar abierto que ofrece deliciosas magdalenas industriales envueltas en plástico, que por supuesto ni olemos. Así que toca engullir un puñado de almendras y chocolate por el camino, en medio de la inmensidad castellana y aún medio congelados.
Un poco repuestos seguimos camino y llegamos al bello despoblado de Villacreces. La torre que queda en pie es majestuosa, las ruinas de la casas provocan nostalgia y me solidarizo una vez más con lo que ahora llaman "la España vaciada".
Y enseguida llegamos a Sahagún, encrucijada que sabemos supondrá un cambio total en el ambiente del Camino. De la deliciosa soledad del tramo madrileño al concurrido camino francés. Efectivamente figuras con mochila deambulan por todas las calles, aquí y allá. Se nos hace raro, pero hay que acostumbrarse.
Desde Sahagún avanzamos por pista asfaltada muy cómoda, paralelos al camino de los que van a pie, charlando sin prisas y acercándonos poco a poco a otro de los hitos de la ruta: León. Aquí pecamos de no haber previsto dónde dormir, y nos toca buscar un Airbnb que no nos deja guardar la bici así que tenemos que buscarnos la vida para dejarla a bien recaudo. Pero nos quitamos las penas con unos cortos y unas tapas en el barrio Húmedo.

Día 6. León - Rabanal del Camino.
Tras un par de horas de turismo y llenar las alforjas con 1kg de cecina, salimos en ruta. Abandonar León se hace incómodo y nada interesante. Además está lloviendo así que tiramos de aburrida carretera nacional hasta la mismísima Astorga, donde nos damos un merecido homenaje a modo de Cocido Maragato.
Desde aquí dejamos aliviados la nacional y nos metemos en la maragatería por la deliciosa carretera comarcal que tan bien conozco de otros viajes en coche. El día sigue sigue gris y con algo de txirimiri, pero disfruto enormemente este tramo hasta Rabanal, desviándonos del Camino oficial un par de km para admirar Castrillo de los Polvazares, y rodeados de verde y al fin de montañas, presididas por el gran Teleno que se cubre con un manto de nubes.

Día 7. Rabanal del Camino - Trabadelo.
Salimos de Rabanal por la misma carretera comarcal que nos regala vistas maravillosas en la subida a Foncebadon, con el Teleno siempre vigilando. Alcanzamos la Cruz de Fierro y me miro adentro a ver qué siento. La verdad es que no siento nada, pero el sitio me gusta y estamos solos porque hemos llegado antes que los caminantes. Tiramos dos rocos al montón, que recogimos ayer, y nos dejamos caer en busca de Ponferrada que ya se ve en el horizonte, no sin antes detenernos en Manjarín para conocer a Tomás el último templario, que nos deleita con historias inverosímiles.
Continuando la bajada llegamos al bello pueblo de Molinaseca, y de aquí en un pispás alcanzamos Ponferrada.
A veces pienso que todo va demasiado rápido con la bici.
Avanzamos por viñedos en dirección Villafranca del Bierzo la cual atravesamos rápido, y es a partir de aquí cuando cantidades industriales de castañas y nueces empiezan a distraernos por el camino y a llenar irremediablemente nuestras alforjas. Qué
Delicia! Noche en Trabadelo.

Día 8. Trabadelo - Sarria.
Hoy toca otro hito, la tan esperada subida a O Cebreiro y entrada en Galicia. Avanzamos por la mismísima N-VI que aquí parece una carretera comarcal alfombrada de castañas, y la incomodidad de rodar bajo los viaductos de la transitada A6 se ve recompensada por los bosques frondosos que nos rodean. Enseguida nos alejamos de la A6 y la subida se empina, continuando las bicis por la carretera asfaltada hasta alcanzar la bella aldea de Cebreiro. Aquí sí siento algo, sin duda, este sitio tiene magia sobre todo al encontrarlo envuelto en las nieblas, no mucha gente... Y este sentimiento se completa cuando entro en la iglesia y simplemente permanezco mirando al altar, con la mente levitando por encima de mí.
Disfrutamos de la aldea y emprendemos la bajada bajo la lluvia y con guantes de fregar que me dio una amable paisana, los cuales han sido un verdadero descubrimiento.
Debido al mal tiempo continuamos todo por carretera hasta Triacastela y luego Sarria, donde pasamos la noche.

Día 9. Sarria - Ponte Campaña.
Continuamos por carretera hasta Portomarín de nuevo debido a la lluvia. Cruzamos el mítico Miño para entrar en la ciudad y aquí nos damos un merecido homenaje de delicias gallegas que ya toca!
Continuamos por el camino oficial en subida, atravesando aldeas envueltas en bruma y txirimiri y entreteniéndonos de vez en cuando en coger deliciosas nueces abandonadas por el camino.
La tónica de aldeas sigue igual hasta que alcanzamos Palas de Rei, gran ciudad con multitud de opciones, pero decidimos seguir al fin del mundo en Ponte Campana, una aldea en medio de la nada gallega donde nos alojamos en un albergue encantador que parece pertenecer a otro mundo.

Día 10. Ponte Campana - Santiago de Compostela.
Última media etapa. Avanzamos entre verdes campos envueltos en brumas, parece hecho adrede y en cada esquina espero encontrarme a las meigas. Esta etapa está bastante repleta de Peregrinos ya, así que vamos adelantando con cuidado.
Más aldeas hasta llegar a Melide donde, a pesar de ser las 10 de la mañana nos metemos dos raciones de pulpo que nos saben simplemente a gloria.
Hoy es todo subibajas por camino y así llegamos a Arzúa, donde no debes comprar queso en las tiendas turísticas sino en las tiendas de alimentación de barrio. Dios qué rico.
Un poco después de Arzúa paramos en un bar a degustar el queso con una ensaladita de tomates y empanada que nos ponen en en el bar, cogiendo fuerza para lo poquito que falta.
Seguimos subiendo y bajando constantemente y no vemos la hora de llegar a Santiago. Cuanto más cerca, más lejos parece.
Pasado el aeropuerto subimos al Monte do Gozo donde no vemos la típica imagen de la catedral al fondo, no sé por qué, pero como estamos deseando llegar nos tiramos para abajo y entramos en Santiago por la gran avenida, siguiendo las conchas hasta la mismísima plaza del Obradoiro. Reto conseguido!!!

Tips:
La vuelta la hicimos en avión con Ryanair. Sale mejor enviar la bici por mensajero que llevarla en el avión además de que te ahorras embalarla. Muy recomendable Sendyourbike.com, buen precio y muy muy profesionales, te la llevan a la puerta de casa.
Como decía, los guantes de fregar han sido un descubrimiento para la lluvia. En los pies bolsas cerradas a los tobillos con gomas, y hasta que me compre unas alforjas en condiciones, también las cubro con bolsas de basura.
En esta época del año no hace falta reservar alojamientos, pero en temporada alta la bici no tiene prioridad.
Cuando quedan 200km te piden al menos 2 sellos por día. Yo recomiendo hacer en general 3 o 4 sellos al día desde en principio ya que con la bici se avanza tanto que al final la credencial puede quedar muy vacía y poco vistosa :)

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