230619
near El Grao, Valencia (España)
Viewed 13 times, downloaded 0 times
Trail photos
![Photo of230619](https://s1.wklcdn.com/image_172/5170086/138180139/87746422.400x300.jpg)
![Photo of230619](https://s0.wklcdn.com/image_172/5170086/138180139/87746424.400x300.jpg)
![Photo of230619](https://s1.wklcdn.com/image_172/5170086/138180139/87746425.400x300.jpg)
Itinerary description
Ñ
Cena familiar
—Creo que has ligado —dijo mi suegra.
—¿Qué dices? —respondí.
—El chico de la esquina no te ha quitado el ojo desde que nos hemos sentado. Si fuese por él, estaría aquí contigo comiendo y tú serías el plato principal.
No es que mi suegra fuera vulgar, pero podía ser muy directa. Todavía no nos habíamos visto en demasiadas ocasiones, aunque habíamos hecho un esfuerzo por coincidir más desde que Brad y yo nos casamos hace unos meses.
—No puedo girarme para mirarle y ver si le conozco.
—Yo creo que él sí te conoce a ti, pero no al revés —dijo Brad.
—O por lo menos, te reconoce y quiere conocerte —afirmó mi suegra.
Podía resultar extraño que a alguien que había actuado en el cine porno le diera vergüenza una situación así, y aunque Brad conocía esa parte de mi pasado (incluso habíamos visto juntos algunas de mis pelis), era diferente hablar de esos asuntos delante de su madre, aunque ella también sabía que las había hecho (pensé que era mejor confesárselo a que en un futuro las malas lenguas pusieran a parir a su yerno). Trató el tema con normalidad, ¡pero no nos habíamos sentado a verlas en familia!
—Vete al baño y verás como te sigue —añadió mi suegra.
—Y si me sigue, ¿qué?
Siempre me molesta cuando la gente piensa que por haber hecho porno follaría con cualquiera.
—Eso depende de ti —respondió tranquilamente—. Seguro que le alegrarías la noche. Y no está mal, ¿verdad, hijo?
—Tiene un polvo —sentenció Brad, sonriendo al verme tan incómodo por la situación.
Hubiera sido más fácil girarme, aunque fuese descarado. Pero ya estaba intrigado y, entre otras cosas, quería ver si el tío me seguiría como había predicho mi suegra. No sé si quería probar algo a ella o a mí mismo.
—¿Te importa? —pregunté a Brad, poniendo la servilleta encima de la mesa preparándome para levantarme.
—Claro que no —respondió—. Podemos entretenernos solos hasta que vuelvas.
—Y cuando vuelvas, nos lo puedes contar todo —dijo mi suegra.
Me levanté y, sin mirar a mi alrededor, me dirigí al lavabo.
Cena familiar
—Creo que has ligado —dijo mi suegra.
—¿Qué dices? —respondí.
—El chico de la esquina no te ha quitado el ojo desde que nos hemos sentado. Si fuese por él, estaría aquí contigo comiendo y tú serías el plato principal.
No es que mi suegra fuera vulgar, pero podía ser muy directa. Todavía no nos habíamos visto en demasiadas ocasiones, aunque habíamos hecho un esfuerzo por coincidir más desde que Brad y yo nos casamos hace unos meses.
—No puedo girarme para mirarle y ver si le conozco.
—Yo creo que él sí te conoce a ti, pero no al revés —dijo Brad.
—O por lo menos, te reconoce y quiere conocerte —afirmó mi suegra.
Podía resultar extraño que a alguien que había actuado en el cine porno le diera vergüenza una situación así, y aunque Brad conocía esa parte de mi pasado (incluso habíamos visto juntos algunas de mis pelis), era diferente hablar de esos asuntos delante de su madre, aunque ella también sabía que las había hecho (pensé que era mejor confesárselo a que en un futuro las malas lenguas pusieran a parir a su yerno). Trató el tema con normalidad, ¡pero no nos habíamos sentado a verlas en familia!
—Vete al baño y verás como te sigue —añadió mi suegra.
—Y si me sigue, ¿qué?
Siempre me molesta cuando la gente piensa que por haber hecho porno follaría con cualquiera.
—Eso depende de ti —respondió tranquilamente—. Seguro que le alegrarías la noche. Y no está mal, ¿verdad, hijo?
—Tiene un polvo —sentenció Brad, sonriendo al verme tan incómodo por la situación.
Hubiera sido más fácil girarme, aunque fuese descarado. Pero ya estaba intrigado y, entre otras cosas, quería ver si el tío me seguiría como había predicho mi suegra. No sé si quería probar algo a ella o a mí mismo.
—¿Te importa? —pregunté a Brad, poniendo la servilleta encima de la mesa preparándome para levantarme.
—Claro que no —respondió—. Podemos entretenernos solos hasta que vuelvas.
—Y cuando vuelvas, nos lo puedes contar todo —dijo mi suegra.
Me levanté y, sin mirar a mi alrededor, me dirigí al lavabo.
You can add a comment or review this trail
Comments