2011-06-19 SJO Urzelina, Manadas, Biscoitos, Calheta, Ribeira Seca, Silveira, Norte Pequeno; Rosais; Velas

19 de junio de 2011.

A TENER EN CUENTA
Recorrido
Marcha realizada sin GPS, por lo que sólo se indican los principales puntos de interés por los que discurrió su trazado.

Catálogos
Otras rutas por Las Azores.

CRÓNICA
07:30 Desayunando. Hoy estoy solo en el salón. Debe haber pocos huéspedes: ni siquiera está en funcionamiento (de hecho, está vacío) el recipiente donde se mantienen calientes las salchichas y la tortilla.
08:00 Me reúno con João. Como tengo pensado ir de pueblos (que, por ser domingo, espero estén en plenas fiestas en honor al Espíritu Santo) toca llevar la mochila pequeña y los playeros. He tenido suerte (eso, o que alguien o algo me está ayudando): el día se presenta muy, muy nublado (ideal para caminar sobre asfalto) y todas las cumbres están cubiertas por la niebla.
08:15 Paseando por Urzelina que, a estas horas, está desierta. Visito la Torre Velha (el campanario de la anterior iglesia, la única parte del edificio que no quedó sepultada en lava durante una de las erupciones) y el monumento al Emigrante (un gran canto rodado con muchos nombres escritos sobre él). Luego me dirijo hacia el sudeste, caminando a lo largo de una carreterita que discurre "pegada" a la línea costera.
08:33 Junto a un pequeño molino de viento y un volcánico puente marino.
08:52 Explorando un pequeño cabo: pienso que debe tratarse de la Ponta dos Casteletes.
09:07 En Puerto Terreiros.
Las fiestas.
09:12 Veo y oigo una salva. A las puertas de una casa, una banda de música; a las de otra, un grupo de boy-scouts con banderas y coronas de plata: están esperando el momento en que deban partir en procesión hacia el pueblo de Manadas. Tras inmortalizar el instante con una foto, me adelanto a ellos en el dirigirme a su destino.
09:25 Un matrimonio, él fumando un puro en la terraza junto al perro, ella a la puerta de la casa, esperan con interés la llegada del desfile.
09:38 En Santa Bárbara, la iglesia de Manadas. Me da la impresión que la puerta principal está cerrada, busco otra puerta alternativa que esté abierta y... la encuentro: entro así en la sacristía (muy bonita). Desde allí, por la correspondiente puerta, accedo a la nave de la iglesia y... me la encuentro llena de paisanos sentados en los bancos, charlando o rezando, no sabría decir. Siento un poco de vergüenza que me vea tanta gente aparecer por donde, quizá, no debiera, pero el mal (si lo es) ya está hecho, así que visito discretamente el santuario, me despido y me vuelvo por donde he venido, la puerta que da a la sacristía (ni siquiera se me ocurre pensar que la puerta principal NO puede estar CERRADA, soy animal de costumbres). Bueno, así he visto la sacristía que, de otra forma, me hubiera perdido. Poco a poco, en el exterior se va congregando más gente.
09:48 La banda y los boy-scouts llegan a la iglesia desfilando, se detienen frente a su puerta y... comienza a sonar la música.
10:00 Finalizado el concierto, parto en fuerte SUBIDA hacia mi próximo destino.
10:12 Oigo ruido de animales: un gato negro ha cazado algo. Ha sido todo tan rápido y entre la maleza que no sé si se trata de un ave u otro animalejo.
10:15 A las puertas de la ermita de Nuestra Senhora de Guadalupe (cerrada, esta vez sí).
10:20 Continúo SUBIENDO desde que partí de Santa Bárbara. Por la derecha de la carretera general, otra secundaria BAJA hacia la Fajã das Almas. Si DESCIENDO ahora, ¿podré continuar hacia mi destino sin tener que desandar (subiéndolo) este trecho? Llamo a un par de casas para preguntar: nadie contesta, debe ser que están en la fiesta. Decido esperar un rato en el cruce de las carreteras.
10:25 Pasa un coche, lo detengo y hago mi pregunta. Asumo que se trata de un matrimonio, ya de cierta edad, quienes me dicen que el desvío NO tiene salida (que tendría que hacerlo de ida y vuelta, vamos). Eliminada la incertidumbre ya es fácil tomar la decisión: vamos a echar un vistazo a esa fajã.
10:37 En un mirador, junto a la carretera, que me permite contemplar la (todavía) lejana Fajã das Almas, que se encuentra (TODAVÍA) muy por debajo de donde me encuentro: por eso, tal vez, esto es un mirador. Satisfecho con haberla visto desde esta PRUDENTE distancia, decido regresar por donde he BAJADO.
10:40 Oigo más salvas en Manadas: allí continúan con la fiesta.
10:43 Mientras continúo SUBIENDO lo que hace un rato bajé, en el asfalto de la carretera veo a unas hormigas que están dando buena cuenta de una lagartija muerta: para ellas también hoy es un día de comidas y de fiesta. Y, ahora que lo pienso, esto mismo es válido para aquel gato que vi cazando hace un rato.
10:51 De regreso en la carretera general. Justo antes de llegar a ella, por la derecha, he visto un ancho camino de tierra que, además, es HORIZONTAL: Canada das Ladeiras se llama. ¿Podría ser una alternativa al asfalto para continuar hacia mi siguiente meta? Utilizo la misma técnica de antes: espero la llegada de un coche, lo detengo y formulo mi pregunta. El ¿matrimonio?, más joven esta vez, me dice que NO, que no tengo otra opción que continuar SUBIENDO por el asfalto de la carretera general.
11:05 Todavía SUBIENDO cuando llego a un mojón kilométrico donde se lee: Biscoitos, 6 Km; Calheta, 11 Km. Once kilómetros... vaya, mirando mi mapa no pensé que fueran tantos. Tengo un momento de flaqueza: deseo que pase un coche y que me ofrezca llevarme hasta allí montado. Pero, de inmediato, ese pensamiento es desterrado por este otro (del que ya te hablado): tan interesante como, si no más que, el destino puede ser el propio camino. Y continúo con más ánimos mi ASCENSO.
11:10 Por mi derecha DESCIENDE un ancho camino de tierra: ¿una alternativa? Pregunto a un coche: que NO, que NO, que NO hay alternativa, que he de continuar por la carretera general.
11:22 En un mirador. Un joven conductor que lleva puestas unas gafas... ¡de sol! (pero si está completamente nublado), al mando de una camioneta con remolque en el que, plácida, viaja una vaca, se detiene junto a mí y se ofrece a llevarme. Su propuesta llega tarde: ya deseché esa posibilidad hace un rato. Amablemente le respondo que... prefiero ir caminando.
Daniela Silveira
11:30 A la derecha de la calzada, una lápida con la leyenda A memoria da Daniela Silveria, unas flores y una foto. Juraría (aunque no soy buen fisonomista) que se trata de la misma joven, de 19 años (los mismos que ahora Adrián tendría) cuya tumba vi mientras paseaba por el cementerio de Velas. Lo he de verificar cuando pueda. Nunca he rehusado visitar los cementerios de los lugares por los que viajo pero ahora, desde hace 3 años, tengo más motivos para hacerlo. Algunas lágrimas se vierten de mis ojos, acompañadas de los gemidos que emite mi boca. Pero este dolor que ahora siento no consigue otra cosa salvo que redoble el vigor de mis pasos. Sí, yo también a veces (quizá pocas) soy un ser humano.
11:45 Finalizo el ASCENSO y, también, mis recientes lamentos. Nuevo mojón kilométrico: Biscoitos, 3 Km; Calheta, 8 Km.
11:53 Me cruzo con el joven conductor de las gafas de sol, que sigue llevando el remolque, ahora vacío: nos saludamos. Eso es algo que hago con TODOS los vehículos que se cruzan en mi camino; por su parte, ellos suelen responder a mi saludo con el suyo.
11:55 Me cruzo con el ¿matrimonio? más joven a quienes pregunté por el posible camino alternativo mientras estaba en el cruce de carreteras. Esta vez son ellos los primeros en saludarme, haciendo sonar el claxon un poco antes de llegar a mi altura; esta vez soy yo quien devuelve el saludo.
12:02 Mojón kilométrico: Biscoitos, 1 Km; Calheta, 6 Km.
12:06 Por allá delante suenan las salvas: en Biscoitos también deben estar de fiestas.
12:15 Por mi derecha pasa un perro suelto que... me ignora. Está claro que, aquí en Las Azores, si al can NO lo ves atado y bien atado entonces no se trata de un perro azoriano.
12:20 En la iglesia de Biscoitos, hoy en fiestas. La gente se ha puesto a hacer cola frente a la entrada al salón de comidas.
12:42 Mojón kilométrico: Calheta, 3 Km; Ribeira Seca, 4 Km.
12:52 En un mirador desde el que contemplo la población de Calheta.
13:00 Paseando por el parque de meriendas Ladeira Velha.
El Purgatorio
13:07 En Santa Catarina, la iglesia de Calheta: una de las escenas que adornan el recinto presenta al Papa rodeado de los fuegos del... Purgatorio, me dice una señora que está junto a mí en la iglesia. Yo había leído que donde se encontraba Su Santidad, junto con varios obispos, era en el Infierno (viendo la imagen, yo me quedo con esa última versión).
13:38 Se me acaba la tinta del bolígrafo. Sin problemas: lo cambio por otro de los DIEZ que tengo (ya van dos gastados).
13:39 Mojón kilométrico: Ribeira Seca, 2 Km.
Equilibrando el día
13:40 A la izquierda, una iglesia cuya puerta está abierta. Entro en ella: se encuentra desierta salvo por la joven que está... velando a su madre, de cuerpo presente. Intento consolarla y confortarla; le digo que hace tres años yo perdí a mi hijo. Ella me da las gracias por mi gesto. Le pregunto si tiene más familia: sí, si tiene. Por respeto, NO saco foto del altar aunque ella, viéndome con la cámara al cuello, me insta a que lo haga. Me viene el recuerdo de la lagartija muerta y del ¿ave? que cazó el gato: sus "familias" también estarán ahora de luto. Hoy no habrá sólo fiestas: otros acontecimientos se encargarán de equilibrar el día.
13:50 Mojón kilométrico: Ribeira Seca, 1 Km.
13:53 Sobre la carretera, un gorrión muerto (¿chocó contra un coche?): otro duelo.
13:55 A la izquierda de la carretera, una iglesia cerrada.
14:10 En la iglesia de São Tiago de Ribeira Seca. En esta población también visito la casa de Gaspar Silva: sus paredes exteriores están completamente recubiertas con azulejos.
14:24 Abandonando esta localidad. Ahora toca atravesar la isla de sur a norte, cruzando la altiplanicie central que hace las veces de columna vertebral.
14:50 Visitando la Reserva Forestal de Silveira que, como característica distintiva, cuenta con un par de arroyos (hoy secos) que la atraviesan. El lugar merece la pena.
15:46 A la izquierda de la carretera, otra lápida: Filomena Maria Homen 16-agosto-2010.
15:54 Un gato, aparentemente intacto, yace muerto, de costado, sobre el asfalto.
15:57 Ya en el pueblo de Norte Pequeno. Voy a mi paso, es decir, rápido, cuando unos señores me echan el alto y me invitan a entrar en una casa donde se ofrecen alimentos con motivo de las fiestas del Espíritu Santo: queso de São Jorge, bizcocho, vino... Pruebo el queso y cato el vino.
Su nombre
16:00 En la iglesia de São Lázaro de Norte Pequeno. Como era de esperar, por allí ronda (junto a otros muchos paisanos) la adolescente que me hizo ayer de guía (me sentía con la obligación de volver, ayer me fui sin preguntarle por su nombre). Nos saludamos y entablamos conversación (casi siempre en inglés, salpicada por fragmentos de portugués -por su parte- y de castellano -por la mía-). Se llama Nicole, tiene 15 años (cumplirá 16 en julio), es estudiante (ahora está disfrutando del período de vacaciones: tres meses) y le gustaría llegar a ser periodista o ingeniero naval (es que, naciendo y viviendo en una isla, te tienen que gustar los barcos). Junto a otros chavales, le propongo ver mis fotos y comprobar cuán bien conoce su isla. Ella dice que la conoce mucho. Comenzamos la prueba y, mientras va acertando casi todas las imágenes que desfilan por la pantalla de mi cámara, me va contando historias, anécdotas y curiosidades de esos lugares:

• Su isla se llama São Jorge porque su forma estrecha y alargada, unida a la espina dorsal que forma la larga cadena de conos volcánicos, evocó a sus descubridores la imagen de un dragón.
  
• Que en cada una de las islas de este archipiélago, sus habitantes hablan con un acento (o deje) diferente. Por ejemplo, a los habitantes de la población Rabo de Peixe, en São Miguel, ella no consigue entenderles ni una palabra de la que hablan.
  
• Ha bajado al fondo de la Furna do Poio con motivo de una actividad escolar.
  
• Que la Fajã da Caldeira de Santo Cristo está considerada como una de las Siete Maravillas de Las Azores (en analogía a las Siete Maravillas del Mundo).
  
• Me relata la leyenda de los dos lagos (uno de aguas verdes, el otro azul) de Sete Ciudades, también en São Miguel. Una pareja de enamorados, ella de ojos azules y rica, él de ojos verdes y pobre, no pueden cumplir sus deseos de vivir juntos y, apenados, lloran amargamente. Son sus lágrimas, azules las de ella, verdes las de él, las que hoy día llenan las cuencas de esos lagos.
  
• En una foto que saqué en las fiestas de Biscoitos reconoce, entre las personas que en ella aparecen, a su primo.
  

Antes de acabar el repertorio de instantáneas, lo que se acaba es la batería de la cámara.
Me invita entonces a tomar algo de comida: tierna carne guisada, bizcocho, vino y agua. Ya antes, visitando el Imperio, me habían ofrecido un dulce típico de este pueblo, con forma de paloma, que representa al Espíritu Santo (tengo foto porque el dulce, aunque estuve tentando de guardarlo y llevármelo de recuerdo a Madrid, me lo terminé comiendo).
Le hablo de João, mi taxista cantante, del que ya me considero amigo. Le conoce y, entusiasmada, se lo dice a los otros chavales y no tan chavales de los que estamos rodeados.
También aquí hay tómbola: por 1 € una bolsita con no sé cuántos "boletos", muchos, con la seguridad de que UNO de ellos tiene premio. Pruebo (es un decir) suerte y me toca una bolsa de fina tela, plegable y con asas.
18:30 Tempranero, como casi siempre, llega João para recogerme (hemos quedado para las 19:00). Pero, viendo el ambiente festivo, se lanza a cantar su especialidad: las DESGARRADAS. En esta modalidad de canto dos "contendientes" se alternan en el cantar, improvisando sobre la marcha las rimas, cuanto más ingeniosas, sorprendentes y graciosas, mejor. Tal singular combate sólo finaliza cuando uno de los cantantes no sabe (o no quiere) encontrar más rimas.
19:00 Fin del canto: gana João. Nos despedimos todos, montamos en su taxi y... no, no para casa. Quiere que vea los carros adornados que hay en su pueblo, Rosais. Por el camino me muestra:

• Su caballo: detiene el coche, emite el sonido de lo que pudiera ser un nombre y... un ENORME caballo se aproxima a nosotros desde la profundidad del prado. Me dice que es un lusitano, y que también tiene una yegua, de MAYOR tamaño.
  
• Su casa.
  
• Su moto con sidecar (bueno, ésta la veo en unas fotos que me enseña, porque la original se encuentra cubierta por una lona).
  

19:30 En Rosais. Como mi batería está vacía, vamos al bar de un conocido (aquí, la verdad, es que TODOS se conocen entre si) y la ponemos a recargar (gratis) durante 10 minutos, tras los cuales... ya puedo sacar mi foto de ese par de carros tan vistosos, por engalanados. Me presenta a dos de sus tres hijos: un joven (interviene activamente en el desarrollo de la fiesta) y una muchacha. También a su esposa, a quien dice que me lleve al lugar donde se ofrece la comida... y allá voy otra vez, a degustar el bizcocho, probar el vino y beber agua.
20:30 Le insinúo a João que, ya que él está al lado de su casa, a mí no me importa el ir paseando hasta Velas. Se niega en redondo: él finaliza un servicio cuando lleva al cliente hasta el lugar donde se ha concertado y, en mi caso, ese lugar es Velas. No hay más que discutir: acepto su honesto punto de vista profesional.
Una probable despedida
20:40 En Velas. Me despido de João, pues es más que probable que mañana ya no precise de sus servicios: no me queda lugar en la isla que no haya recorrido. Le he pedido que, en vez de en el hotel me deje hoy en "mi" restaurante: el Cafe Açores.
20:55 Tras cenar paso por la cercana Rua da Gruta. Están de fiestas: hoy interpreta su música otra banda diferente a la de ayer. Ya me habían dicho que en Velas hay dos bandas.
La última visita
21:00 Antes de ir para casa tengo que hacer una última visita: me dirijo al cementerio ¿Estará cerrado a estas horas? No, está abierto. Si en estas islas dejan abiertos sus coches y sus casas, como iban a cerrar su cementerio. Busco la tumba que me interesa y, sí, es la de ella, la de Daniela Silveira, la joven de 19 años que perdió su vida en la carretera cuando viajaba de acompañante con un conductor ¿borracho o con los sentidos embotados por las drogas? De esto último no estoy seguro: le pregunté a João por el suceso durante nuestro regreso y me dijo que conocía a la chica; sobre el conductor me hizo el gesto de llevarse los dedos a la boca, como si de fumar se tratase, por eso pienso que pudo ser un problema con las drogas.
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Ir a la primera de las crónicas de:

• Este viaje por Las Azores: 28 de mayo de 2011, isla Pico.
  
• Mis andanzas por la isla Graciosa: 8 de junio de 2011.
  
• Mi andanza (inesperada) por la isla Terceira: 13 de junio de 2011.
  
• Mis andanzas por la isla São Jorge: 14 de junio de 2011.
  

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